Con el lanzamiento de sus primeros 27 satélites, Amazon finalmente entra en la competencia por el dominio del internet satelital. El despegue, ocurrido el 9 de abril, la cual dio inicio al ambicioso Project Kuiper, una constelación que busca superar los 3.200 satélites.
La idea del gigante es llevar internet de alta velocidad a las zonas más apartadas del planeta, no obstante, Amazon también pretende entrar en la lista para disputarle el trono a Starlink, el sistema de SpaceX que domina este mercado desde 2019.
Con esta primera misión, Amazon comienza a materializar un proyecto que lleva años en desarrollo. Apuesta por tecnología propia, antenas de nueva generación y un diseño pensado para reducir el impacto visual en el cielo nocturno.
La constelación Kuiper nace en un contexto de creciente demanda por conectividad global. En muchos rincones del mundo, especialmente en áreas rurales o periféricas, la cobertura es deficiente o inexistente.
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Ahí es donde entran Amazon y Starlink, con sus redes satelitales ubicadas en órbita terrestre baja. Ambos sistemas prometen ofrecer internet sin depender de cables, torres o infraestructura terrestre.
Ahora bien, si hablamos de diferencias y quién es el mejor postor de internet satelital, esta está en el enfoque. Mientras Starlink se lanzó rápido y a gran escala, Amazon ha optado por una entrada más calculada, cuidando aspectos técnicos y ambientales. No por nada, los satélites de Kuiper cuentan con un revestimiento que los hace menos visibles desde la Tierra.
Esto último es una respuesta a las críticas que ha recibido Starlink por interferir con la observación astronómica. Amazon parece decidido a ganar terreno también desde lo ético, no solo desde lo técnico.
En tanto al hardware, los satélites KA-01 de Kuiper fueron puestos en órbita mediante un cohete Atlas V. Es apenas una de las 80 misiones que Amazon tiene previstas para desplegar toda su red.
La empresa también diseñó sus propias antenas receptoras, por ejemplo, habrá versiones pequeñas para hogares, con velocidades de hasta 100 Mbps, y modelos más potentes para empresas, que prometen alcanzar hasta 1 Gbps.
Ahora bien, sobre el papel todo suena prometedor. Pero la gran incógnita está en el desempeño real de la red una vez comience a operar comercialmente, algo previsto para finales de 2025.
Starlink, por su parte, ya tiene más de 5.000 satélites en órbita y cobertura activa en decenas de países. Ofrece velocidades que oscilan entre 50 y 250 Mbps en sus planes residenciales, aunque a un precio elevado.
Actualmente, el servicio de Starlink cuesta unos 110 dólares al mes, más 599 por la antena. No es precisamente un servicio barato, y eso ha sido un punto de crítica, especialmente en regiones con bajos ingresos.
Amazon, en cambio, ha dejado entrever una estrategia de precios más accesible. Si sigue la lógica de sus dispositivos Echo o Fire TV, podríamos ver terminales a precios considerablemente más bajos.
Y en eso podría estar su ventaja competitiva; si logra ofrecer velocidad aceptable a bajo costo, Amazon podría convertirse en una opción real para comunidades marginadas y gobiernos que busquen cerrar brechas digitales.
Claro está, todo dependerá de la experiencia del usuario. La velocidad es importante, pero también lo son la estabilidad del servicio, la facilidad de instalación y el soporte técnico.
En ese sentido, Starlink lleva la delantera. Tiene más años en el mercado, ha demostrado funcionar en contextos extremos y ya se usa en sectores críticos como salud, defensa y emergencias.
Sin embargo, la apuesta de Amazon podría atraer a quienes aún no han accedido a este tipo de servicios por barreras económicas o técnicas. El reto es gigantesco, pero el potencial también lo es.
Imagen: Amazon