TimeCamp, una aplicación web que rastrea la actividad de los usuarios de computadoras, descubrió a una contadora canadiense hacer trampa, cambiando las horas que le dedicaba a sus responsabilidades. Un tribunal civil decidió que la mujer debe pagar a su empleador. Esta es la historia.
Se trata de Karlee Besse quien trabajaba de forma remota como contadora en Columbia Británica, una provincia de Canadá, para la empresa, Reach CPA, especialista en la planificación fiscal y contable basada en la nube.
Besse, inicialmente explicó “que fue despedida de su trabajo sin causa el año pasado y solicitó una compensación de 5000 dólares canadienses (3729 libras esterlinas; 3066 libras esterlinas), tanto en salarios no pagados como en indemnizaciones por despido” reseña el medio The Guardian.
Sin embargo, la empresa venía observando un bajo rendimiento en la productividad de su empleada y decidió instalar en su computadora, Time Camp, para monitorear su actividades relacionadas con su trabajo. “Los archivos asignados estaban por encima del presupuesto y retrasados”.
Ante esto, Reach CPA, explicó ante un tribunal civil canadiense que Beese había registrado más de 50 horas que “no parecían haberlas dedicado a tareas relacionadas con el trabajo”. El medio de comunicación británico, anotó que “el software rastrea cuánto tiempo está abierto un documento, cómo el empleado usa el documento y registra el tiempo como trabajo”.
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El historial de la aplicación, le permitió a la compañía hacer una análisis e identificó irregularidades entre sus horas de tiempo y los registros de uso del software. Ante esto Besse le dijo al tribunal que encontraba el programa “difícil” y le preocupaba que no diferenciara entre el trabajo y el uso personal.
No obstante, lo que no sabía la empleada era que la herramienta de seguimiento sí realizaba esas distinciones, “separando registros de tiempo para el trabajo de actividades como usar la computadora portátil para transmitir películas y programas de televisión”.
En respuesta al análisis donde demostraba que ella había manipulado el programa, Besse explicó que “tenía documentos impresos para trabajar, pero no le dijo a Reach que estaba usando una copia impresa porque “sabía que no querían escuchar eso” y tenía miedo de las repercusiones”.
Sin embargo, la compañía se defendió diciendo que el software también realiza un seguimiento de la impresión y que se han registrado pocos documentos como impresos.
“La señorita Besse estuvo trabajando en papel la mayor parte del tiempo, no hay evidencia de que haya cargado su trabajo en el sistema electrónico de Reach, o demostrado de otra manera a Reach que pasó una cantidad significativa de tiempo realizando tareas relacionadas con el trabajo en relación con las 50.76 horas no contabilizadas. Entonces, acepto la explicación de Reach de que el volumen de impresión de la señorita Besse no cuadraba y que ella no cargó el trabajo que hizo en papel”, dice el documento del tribunal.
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Finalmente, ante los argumentos de Reach CPA, Karlee Besse, admitió que le estaba ‘robando horas de trabajo’ a la compañía, al decir que no podía “luchar contra el tiempo”, admitiendo que había “conectado el tiempo a archivos que no toqué y eso fue todo”. No es correcto o apropiado de ninguna manera y por eso lo siento mucho”.
Ante esto, el juez desestimó la demanda de Besse por despido injustificado y le ordenó pagar C$2.459,89, tanto en salarios devueltos como parte del adelanto anterior que había recibido de la empresa. El tribunal también decidió que con base en los hallazgos anteriores, “Reach tiene derecho a $1,096.73 ya que después de retener su cheque de pago final, esa cantidad aún estaba pendiente según el acuerdo de anticipo”.