El colegio en Bogotá que apuesta por la tecnología y rompe con el miedo a las pantallas

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El debate está servido: ¿los niños deben o no usar la tecnología  en el colegio y en sus labores diarias? Mientras algunas instituciones educativas en Bogotá han optado por prohibir los celulares y otros dispositivos electrónicos en las aulas y patios de recreo, otros colegios como St. Matthew han decidido abrazar la era digital, convirtiéndola en una aliada del aprendizaje.

 

Desde su filosofía educativa, St. Matthew no ve la tecnología como un enemigo del aprendizaje, sino como una herramienta que los estudiantes deben aprender a manejar con responsabilidad. “Definitivamente encontramos que la tecnología tiene que ser una herramienta que los estudiantes deben poder administrar y usar de manera efectiva. Somos conscientes de los riesgos que tiene la tecnología, pero decidimos no prohibirla, sino asumirlos y trabajar con los estudiantes”, señala Telmo Peña, rector de la institución.

 

En este colegio, los alumnos pueden llevar sus dispositivos de tecnología personales, como computadoras, iPads y celulares, y utilizarlos dentro del aula con fines educativos. Para los más pequeños, el uso de la tecnología está regulado con horarios establecidos, asegurando un equilibrio entre el aprendizaje digital y las actividades tradicionales.

Tecnología y aprendizaje: ¿aliada o distracción?

Los defensores de esta estrategia educativa se basan en teorías psicológicas como la Zona de Desarrollo Próximo de Vygotsky, que sugiere que los niños pueden aprender mejor con apoyo externo. La tecnología, bien utilizada, puede actuar como un “andamiaje” que facilita el aprendizaje y promueve la autonomía. Mariana Alejandra Lozano, estudiante del colegio, lo confirma: “Siempre me han costado las matemáticas, pero plataformas como YouTube y herramientas como ChatGPT me han ayudado a entender los temas de una manera más clara”.

 

Sin embargo, críticos de la digitalización en las aulas argumentan que la sobreexposición a las pantallas puede afectar la capacidad de concentración y fomentar una gratificación inmediata que debilita la paciencia y la resolución de problemas. Algunos expertos advierten que el exceso de información puede saturar la memoria de trabajo, impidiendo la comprensión real. Por ello, la clave no está en la mera presencia de la tecnología, sino en su regulación y aplicación estratégica.

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No es no usarla, sino saberla usar

St. Matthew no solo permite la tecnología en sus clases, sino que la ha integrado en proyectos estudiantiles. Un ejemplo de ello es su colaboración con Smart Films, donde estudiantes y profesores crearon cortometrajes que exploran los dilemas del uso de celulares en el entorno escolar. Estos ejercicios no solo fomentan el pensamiento crítico, sino que también impulsan la creatividad y el trabajo en equipo con dispositivos móviles de por medio. 

 

“Es increíble ver que los estudiantes han entendido este mensaje y lo han asumido en su gran mayoría con responsabilidad”, afirma Telmo Peña. A pesar de los desafíos, el colegio apuesta por formar ciudadanos digitales conscientes y preparados para enfrentar los retos del futuro.

 

El caso de St. Matthew plantea una pregunta fundamental: ¿es posible replicar este modelo en otras instituciones? La realidad es que el futuro de la educación no está en volver al pasado, sino en encontrar un equilibrio donde la tecnología y el conocimiento vayan de la mano. La alfabetización digital es tan importante como la lectoescritura tradicional, y colegios como este están demostrando que el camino no es prohibir, sino educar para un uso responsable.

 

A medida que la tecnología sigue evolucionando y transformando todos los aspectos de nuestra vida, es fundamental que la educación también se adapte. Si se utiliza con criterio, puede potenciar el aprendizaje y preparar a los estudiantes para un mundo donde las competencias digitales son esenciales. El ejemplo del colegio Saint Matthew’s en Bogotá demuestra que la clave está en formar usuarios críticos y responsables en lugar de restringir su acceso.

 

En última instancia, la pregunta no es si la tecnología debe estar presente en el colegio, sino cómo debe integrarse para garantizar un aprendizaje efectivo y significativo. ¿Estamos listos para aceptar este reto?

 

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Imagen: Colegio St. Matthew

Alejandra Betancourt

Alejandra Betancourt

Dicen que una buena manera de viajar es a través de la lectura, a mí me gusta navegar entre las letras y construir también mis propios trayectos. Me interesa que todos sepamos lo que sucede en el mundo, así que estudié Comunicación Social. Actualmente y con el propósito de escribir mis cuentos y próximas novelas, estudio Creación Literaria.

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