Computación contextual, tendencia que facilitará más la vida

Gracias a la movilidad y al poder de cómputo de los equipos que las personas cargan diariamente, éstos perfectamente les pueden ayudar en la toma de decisiones o a facilitarles mucho su diario convivir.

No tiene nada de raro que un teléfono celular tenga un GPS incluido, una cámara de fotografía, un sensor de movimiento y hasta un giroscopio. Actualmente estos elementos se pueden usar, cada uno por aparte, con el software que se ejecuta en ellos como, por ejemplo, el que permite que el GPS le indique al usuario dónde se encuentra ubicado o cómo llegar de un sitio a otro suministrándole direcciones precisas.

¿Qué tal el uso que se le puede dar a uno de estos aparatos en los que un programa, ejecutándose siempre,  esté recogiendo información de lo que el usuario hace?

Para ilustrar esto hay que dar un ejemplo. Imagínese que a usted le guste la comida japonesa y que esté ubicado lejos de sus oficinas a la hora del almuerzo. Su celular, que ha recogido información relevante durante su vida diaria, le mostrará en la pantalla, sin hacer nada, unos restaurantes japoneses ubicados cerca de donde se encuentra. O, basado en la lista de compras almacenada en su celular, apenas usted esté cerca de un almacén en el que se  pueda comprar algunos de esos items con descuento, se lo hará saber y le mostrará la forma más rápida de llegar a él.

Esto es lo que se conoce como computación contextual. Para que ésta pueda funcionar se requiere de aparatos o equipos  eficientes en el consumo de energía, de costos bajos, sensores flexibles (inglés), GPS y cámaras fotográficas, por mencionar los obvios.

¿Le gustaría que su televisor, apenas se le acercara, lo rec0nociera, se prendiera y pusiera su canal favorito o su película grabada del género que más le gusta? Pues esto se puede lograr con la computación contextual y los televisores inteligentes que van a aparecer en el mercado dentro de poco.

Estas tendencias se pudieron apreciar en el evento IDF de Intel de hace unas semanas, y llevan a reflexionar sobre qué le esperará al ser humano en el futuro. Para poderlo contar hay que vivirlo.