Diego Dzodan, el vicepresidente de Facebook para América Latina, fue liberado en la mañana de este miércoles. Como recordarán, fue arrestado el martes porque la compañía que lidera se rehusó a entregarle a la justicia brasileña unas conversaciones de WhatsApp de los acusados en un caso judicial. No era la primera vez que los jueces de ese país pedían esa clase de datos, y tampoco era la primera vez que Facebook les dificultaba las cosas a los investigadores.
En medio del debate global entre el derecho a cifrar los datos y la lucha antiterrorista, es inquietante ver qué tan lejos pueden ir las autoridades. No solo porque la historia muestra el tono agrio que está tomando la discusión, sino también porque revela qué es lo que realmente esta en juego.
“La detención de Diego fue una medida extrema y desproporcionada”, aseguró Facebook en una comunicación enviada a ENTER.CO. Los argumentos de la empresa son dos. Por una parte, Facebook no tiene acceso a la información de WhatsApp, y por otra parte, la tecnología usada por la aplicación de mensajería hacía imposible satisfacer las peticiones de los jueces.
Aunque una empresa sea dueña de la otra, la operación de la red social es diferente a la de la aplicación de mensajería. Sus productos y sus equipos son diferentes. Por eso, la red social considera que Dzodan —o algún otro de sus empleados en Brasil– no está obligado a responder por algo relacionado con el servicio de chat. Según el representante de Facebook que entrevistamos, WhatsApp no tiene empleados en ese país, ni en ningún otro lugar fuera de Silicon Valley.
WhatsApp no guarda los mensajes que se envían sus usuarios
El segundo argumento es más interesante, pues nos permite echar un vistazo a la tecnología que utiliza la aplicación de chat. Cuando tú envías un mensaje a otra persona, el contenido sí pasa por los servidores de la aplicación, pero es borrado al poco tiempo. “No almacenamos el contenido del mensaje”, dice una comunicación de WhatsApp, enviada a ENTER.CO en un correo electrónico.
Puede que esta no sea tanto una medida de seguridad como una medida tecnológica para que el servicio funcione mejor. Archivar las conversaciones de 1.000 millones de usuarios es una tarea titánica, que requiere muchos recursos y añade mucha complejidad. Además, probablemente es innecesaria: los mismos usuarios pueden hacerlo desde sus propios teléfonos y servicios en la nube. Desde hace varios meses, WhatsApp ofrece la opción de respaldar los chats en Google Drive o iCloud, y cada celular guarda una copia del historial de conversaciones.
Por otra parte, el servicio está terminando de implementar una tecnología de cifrado punto a punto. Eso quiere decir que las conversaciones viajan encriptadas entre el celular de origen y el de destino; y las llaves de cifrado solo las conocen esos dos equipos. Por eso, aun si el servicio tuviera copias de los mensajes, no necesariamente podría acceder a algo más que los datos sin cifrar.
Le preguntamos a WhatsApp si todas las conversaciones que se hacen hoy en el servicio ya tienen esa característica de seguridad, pero dijeron que no podían compartirnos nada más al respecto –lo que siempre dicen las compañías a la hora de hablar de productos que están en desarrollo–.
Por esas razones, dice WhatsApp, no era posible cumplir la petición del juez. “No podemos entregar lo que no tenemos”, le dijo la app al diario O’Globo de Brasil.
¿Castigo a WhatsApp?
Aun si se rechazara el argumento de que WhatsApp no es Facebook –WhatsApp sí es manejada por empleados de Facebook–, es innegable que, si lo que dice la aplicación es cierto, Dzodan simplemente no tenía manera de cumplir la orden.
Parece absurdo que alguien termine preso por no hacer algo que, físicamente, no puede hacer. ¿Por qué ocurre algo así? Gonzalo Navarro, director ejecutivo de la Alianza Latinoamericana de Internet –un gremio de empresas de servicios digitales del que Facebook es socio fundador–, cree que “falta mayor información respecto de ciertas medidas tecnológicas que se aplican. Quizás ha faltado explicar qué significa la tecnología”.
No sabemos si los jueces eran conscientes de lo que estaba o no disponible en los servidores de WhatsApp. Pero los antecedentes del caso sugieren que, o no lo entienden, o no les importa. Varios juzgados brasileños le han pedido datos similares a la aplicación –un caso similar causó el bloqueo del servicio por 12 horas en diciembre pasado–, y Dzodan está acusado de obstrucción a la justicia, un delito que se castiga hasta con ocho años de cárcel.
O los jueces no entienden la tecnología, o no les importa entenderla
Para la fundación colombiana Karisma, que hace activismo a favor de los derechos humanos en internet, queda la impresión de que los jueces están castigando a WhatsApp por proteger a sus usuarios. El caso, dice la fundación en una comunicación enviada a ENTER.CO, “pone de presente la molestia de los gobiernos frente a las empresas que deciden, por omisión, proteger tan bien los datos de sus usuarios que ni ellas mismas pueden acceder a esa información”.
Si las autoridades deciden ir hasta las últimas consecuencias, los servicios de comunicación deberán degradar sus medidas de privacidad para poder cumplir con sus peticiones. Pero los usuarios están exigiendo justo lo contrario. Los servicios de chat que se promocionan como mas privados, como Telegram o Signal, están siendo adoptados por cada vez más personas. Y la misma decisión de WhatsApp de implementar el cifrado punto a punto –algo que la gran mayoría de sus usuarios no va a entender ni apreciar— muestra que la seguridad se está convirtiendo en una prioridad para estas aplicaciones.
Es la misma pelea que se está viviendo en el caso de Apple contra el FBI. Las empresas dicen defender la seguridad de los usuarios, mientras que las autoridades aseguran que están defendiendo la seguridad de los países. Y estos solo son los primeros ‘rounds’.
Imagen: ENTER.CO
con respecto a Whatsapp no tienen la información, pero con Apple y el FBI me suena mas a “puedo hacerlo pero no quiero”
Claro que es más “puedo hacerlo pero no quiero”. Lo que “quiero” el FBI es un backdoor (puerta trasera) en el sistema operativo IOS que utilizan los iPhones, o en su defecto un “crackeador”. “Pero no quiero” poner un backdoor en un sistema porque es lo mismo que decir, “pasen por acá Señores Hackers que tenemos abierta la puerta” y eso no sólo perjudica la credibilidad de Apple, sino también a todos los usuarios de los iPhones.
con respecto a Whatsapp no tienen la información, pero con Apple y el FBI me suena mas a “puedo hacerlo pero no quiero”
Claro que es más “puedo hacerlo pero no quiero”. Lo que “quiero” el FBI es un backdoor (puerta trasera) en el sistema operativo IOS que utilizan los iPhones, o en su defecto un “crackeador”. “Pero no quiero” poner un backdoor en un sistema porque es lo mismo que decir, “pasen por acá Señores Hackers que tenemos abierta la puerta” y eso no sólo perjudica la credibilidad de Apple, sino también a todos los usuarios de los iPhones.
te apoyo pero no se tenia que hacer tan publico un problema como este