La ausencia de personas mayores en escenarios laborales, tecnológicos o productivos no se debe a falta de capacidades, sino a la carencia de herramientas y oportunidades adecuadas en la sociedad y en el mercado para esta población. En Colombia, hace tres décadas representaba el 7% de la población y hoy es el doble: 14% (Comisión Económica para América Latina y el Caribe CEPAL),¿qué pasará en unos años cuando sea más la población mayor? ¿Cómo atenderá el mercado la oferta para esta población si hoy no se diseñan canales, productos y servicios que los incluyan?
Afortunadamente, empresas, entidades y organizaciones toman acción sobre la limitada participación de las personas mayores y han decidido implementar estrategias más inclusivas. Un ejemplo es el sector bancario, que acompañado por la Fundación Saldarriaga Concha ha desarrollado un mapa demográfico más amplio, reconociendo la diversidad de perfiles dentro de esta población. Esto ha permitido adoptar un enfoque inclusivo para el mejoramiento de la experiencia de sus usuarios en tres canales: presencial, telefónico y digital.
¿Por qué resulta efectiva la segmentación demográfica en el sector bancario?
Según la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia – Asobancaria, la segmentación demográfica considera una variedad de características sociales, económicas, de salud de la población mayor, y no debe limitarse solo a la edad. Esta perspectiva permite a las entidades y empresas personalizar sus servicios y productos, asegurando que se ajusten de manera más efectiva a las necesidades de cada segmento.
“Este concepto visibiliza diversas dimensiones de la vejez sobre las cuales se debe trabajar y la necesidad de desarrollar acciones en cada uno de los pilares, para lograr generar mayor participación y calidad de vida para quienes hoy ya son personas mayores y para quienes lo serán en el futuro.
De esta manera, Asobancaria ha mostrado que la inclusión de la población mayor no es un objetivo futuro, sino una realidad en construcción. Algo que fue posible al reconocer este grupo poblacional como personas con capacidades económicas, experiencia y con necesidades que se expanden más allá del cuidado asistencial.
Oportunidades para las personas mayores en el mercado laboral
La tecnología ha dejado de ser un terreno exclusivo para las generaciones más jóvenes. Las personas mayores están ganando protagonismo en la era digital, pero el verdadero reto no es solo el acceso, sino su permanencia en un entorno que cambia rápidamente. El mercado ha comenzado a responder a estas necesidades, pero se requieren más que simples capacitaciones digitales.
En un mundo donde las habilidades tecnológicas son esenciales, el upskilling y el reskilling se presentan como herramientas clave para asegurar que las personas mayores continúen participando activamente en el mercado laboral. El upskilling implica perfeccionar las habilidades que ya tienen, mientras que el reskilling les permite aprender nuevas competencias, necesarias para adaptarse a las demandas cambiantes del trabajo y la economía.
En este sentido, las capacitaciones no solo deben enfocarse en enseñar a usar smartphones o redes sociales, sino en brindarles competencias que les permitan acceder a empleos en sectores como el comercio electrónico, el soporte técnico o incluso la consultoría en áreas en las que ya tienen experiencia. Esto no solo amplía su participación en la economía digital, sino que les ofrece la oportunidad de seguir siendo económicamente activos, aportando con su conocimiento y adaptándose a los requerimientos actuales, demostrando que la edad no es una barrera, sino una oportunidad para combinar experiencia y nuevas habilidades.
No se trata solo de desarrollar nuevas herramientas para personas mayores, sino de adaptar las ya existentes para hacerlas más inclusivas. La falta de adaptación no es una tarea pendiente de las personas mayores, sino una deuda social por la creación de sistemas que no consideran algunas particularidades del segmento.
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Inclusión de las personas mayores: una responsabilidad compartida
La Fundación Saldarriaga Concha, a través de la investigación, la generación de conocimiento y la formación, ha demostrado que es posible mejorar la calidad de vida de las personas mayores con un enfoque centrado en sus necesidades. En ese sentido acompaña a sector público y privado en el diseño de soluciones inclusivas.
La Fundación trabaja como una organización de “segundo piso”, apoyando a otros actores interesados en desarrollar programas que promuevan la formación continua, el fortalecimiento de habilidades digitales, y la inclusión financiera y tecnológica. Su objetivo es guiar y facilitar la creación de iniciativas que fomenten el upskilling y reskilling, el envejecimiento activo y la participación productiva de las personas mayores en la sociedad.
Es fundamental dejar atrás la idea de que las personas mayores no son relevantes en el entorno actual. Esta concepción no solo es discriminatoria, sino errónea. El segmento de personas mayores de 60 años ha demostrado ser un motor clave para la activación de la economía y el desarrollo social del país. Adaptar productos y servicios que respondan a sus particularidades no solo mejora su experiencia, sino que también potencia su participación activa en el mercado, afirman desde la Fundación Saldarriaga Concha.
Imagen: Andrea Piacquadio