La relación comercial entre Estados Unidos y Colombia no solo es estratégica, sino vital para ambas economías. Estados Unidos ha sido, históricamente, el principal socio comercial de Colombia. Según cifras de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), entre enero y noviembre de 2024, las exportaciones colombianas hacia Estados Unidos crecieron un 7,6%, alcanzando los 13.106 millones de dólares. Este intercambio representa el 29% del total de las exportaciones colombianas. Pero, ¿qué pasaría si esta relación se deteriora?
El comercio entre ambos países se centra en productos clave. Colombia exporta a Estados Unidos petróleo, oro, café sin tostar, flores y productos manufacturados como puertas y ventanas. Estos bienes son esenciales para sectores estratégicos de la economía estadounidense, como la industria energética, tecnológica y de consumo. Por otro lado, Estados Unidos abastece a Colombia con maquinaria, equipos médicos, productos agrícolas y tecnológicos, fortaleciendo la productividad y la modernización del país.
Esta relación se sostiene sobre acuerdos comerciales como el Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado en 2012, que redujo barreras arancelarias y fomentó un flujo económico constante. Sin embargo, cualquier tensión en esta alianza podría tener efectos adversos para ambas naciones. Por ejemplo, si los aranceles se establecen, tal y como lo expresaron ambos presidentes recientemente, los comerciantes serían los más afectados.
Recientes tensiones diplomáticas y sus riesgos
En los últimos días, las relaciones entre Estados Unidos y Colombia se han visto desafiadas por tensiones políticas relacionadas con la migración. En un principio, Colombia rechazó recibir vuelos con deportados desde Estados Unidos, lo que llevó al presidente Donald Trump a amenazar con imponer aranceles del 25% a productos colombianos clave como café, flores y combustibles. Gustavo Petro no se quedó atrás y también anunció aranceles para las importaciones norteamericanas.
Aunque el conflicto se resolvió tras negociaciones, este episodio dejó en evidencia lo frágil que puede ser la estabilidad económica de Colombia si surgen barreras comerciales con su principal socio. Una imposición de aranceles como la planteada por Trump habría encarecido los productos colombianos, afectando directamente la competitividad del país en el mercado estadounidense. Esto no solo impactaría las exportaciones, sino que también pondría en riesgo miles de empleos en sectores como el cafetalero y el floricultor, que dependen en gran medida de las ventas al extranjero.
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¿Qué está en juego?
Un deterioro de las relaciones podría desencadenar consecuencias económicas importantes. Por un lado, Estados Unidos perdería un proveedor confiable de materias primas esenciales. Por el otro, Colombia enfrentaría una contracción en sus ingresos por exportaciones, reduciendo la capacidad del país para invertir en infraestructura, educación y salud.
Además, departamentos como Antioquia, Cundinamarca y Bogotá, que lideran las exportaciones hacia Estados Unidos, se verían gravemente afectados. Según Analdex, estas regiones son responsables de buena parte de los productos enviados al exterior, lo que generaría un impacto económico regional significativo si las exportaciones caen.
Para evitar escenarios negativos, es crucial que ambos países trabajen en fortalecer su relación comercial y diplomática. Colombia debe garantizar un manejo adecuado de temas sensibles como la migración, mientras Estados Unidos debe reconocer la importancia de su aliado estratégico en América Latina.
Una relación fragmentada no beneficia a nadie. Para Colombia, Estados Unidos no es solo un socio comercial, sino una puerta al mercado internacional y un aliado clave en su desarrollo económico. Para Estados Unidos, Colombia representa un pilar en su estrategia geopolítica y un proveedor confiable de productos esenciales.
Imagen: Creada con IA