Un grupo internacional de científicos, liderado por Fabian Leendertz del Instituto Robert Koch en Berlín, planteó que el ébola pudo haber sido transmitido a la primera víctima por el contacto con un murciélago insectívoro, como reportó en un comunicado de prensa la organización EMBO. Gracias al estudio, se descartó que otros animales como monos, chimpancés y antílopes, que también se ven afectados por el virus, fueran la fuente de esta infección.
El ébola es una infección que está incluida en la categoría de zoonosis porque un agente infeccioso que vive en un animal se puede transmitir a seres humanos, causando la enfermedad. Gracias al hallazgo, se descubrió que el virus no se aloja en varios huéspedes, sino que pasa directamente a las personas. Hasta el momento, los sospechosos de ser los huéspedes habían sido los murciélagos frugívoros. Sin embargo, los resultados nunca habían sido positivos.
La primera víctima humana del ébola fue Emile Ouamouno, un niño de dos años que murió el 2 de diciembre de 2013 en el pueblo africano Méliandou, ubicado en Guinea cerca a las fronteras de Liberia y Costa de Marfil. Luego, su madre, su hermana y su abuela fallecieron. Debido a que ningún hombre adulto se vio afectado por el virus en ese contagio, muchos científicos creyeron que la fuente del virus eran los animales cazados, como explicó National Geographic.
Sin embargo, el grupo de Leendertz descubrió que los huéspedes podrían ser los murciélagos insectívoros por la relación ecológica que tienen con los seres humanos, ya que duermen en los tejados de las casas y en huecos naturales que están presentes en ciertos árboles que los habitantes de Méliandou llaman ‘lolibelo’.
Igualmente, los niños cazan los murciélagos insectívoros y los asan en pequeñas fogatas. Gracias a la entrevistas, encontraron que el niño Emile Ouamouno realizaba esta actividad. Por esto, relacionaron su infección con la presencia de estos animales.
Gracias a un incendio que se produjo en un árbol ‘lolibelo’, los científicos pudieron tomar muestras de ADN para determinar la especie. El nombre científico de estos animales es Mops condylurus y normalmente se conoce como murciélago de cola libre de Angola.
Aunque en el sureste de Guinea hay murciélagos frugívoros, no hay una alta concentración de éstos. Por esto, se descartó que fueran los huéspedes del virus. Además, no han entablado una relación ecológica con los seres humanos que sea similar a la de los murciélagos insectívoros.
Para la investigación, publicada en la revista EMBO Molecular Medicine, el científico Leendertz conformó un grupo multidisciplinario que incluía ecologistas, veterinarios y antropólogos que entrevistaron a la población local. Además, viajaron a Méliandou, donde comenzó el brote de la epidemia. En el área tomaron muestras de sangre y tejidos de los murciélagos frugívoros e insectívoros.
En el futuro, el grupo de Fabian Leendertz publicará los resultados que encontraron en Costa de Marfil para determinar si el murciélago Mops condylurus es el huésped del ébola.
Imagen: Alex Gorzen (vía Flickr).
Interesante en todo caso el hecho de encontrar dicha fuente u origen.
Interesante en todo caso el hecho de encontrar dicha fuente u origen.