Además de la contaminación del aire, la mala alimentación y la falta de ejercicio, el uso frecuente de los teléfonos móviles ha afectado la calidad del semen, y por ende la fertilidad, de la población masculina en los últimos diez años. ¿Qué pueden hacer los hombres para evitar dicha afectación?
El estudio fue realizado por un equipo de la Universidad de Ginebra en colaboración con el Instituto Suizo de Salud Pública y Tropical (Swiss TPH). Los científicos evaluaron la asociación entre los parámetros del semen de 2.886 hombres y su uso de teléfonos móviles.
Durante diez años, las pruebas hechas con 2.800 hombres suizos entre 18 y 22 años reclutados entre 2005 y 2018 en seis centros militares, demostraron que el uso prolongado del celular reduce hasta en un 20% la concentración de espermatozoides.
Por ende esto afecta la calidad del semen, teniendo como antecedente que el número de espermatozoides se ha reducido en un 50% desde hace 50 años por causa de la contaminación, las PFAS (ciertas sustancias químicas en el ambiente), posibles toxinas presentes en los alimentos y el agua, la obesidad, el tabaquismo y las enfermedades crónicas.
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Según los valores establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo más probable es que un hombre tarde más de un año en concebir un hijo si su concentración de espermatozoides es inferior a 15 millones por mililitro. Por otro lado, el porcentaje de posibilidades de embarazo disminuye si la concentración de espermatozoides es inferior a 40 millones por mililitro.
Cabe aclarar que el estudio publicado en la revista científica “Fertilidad y esterilidad”, no encontró prueba que indique que el uso de los teléfonos móviles disminuye la movilidad y morfología de los espermatozoides.
Aunque la calidad del semen si este determinada por la evaluación de parámetros como la concentración de espermatozoides y el recuento total. El recuento de espermatozoides ha disminuido de un promedio de 99 millones de espermatozoides por mililitro a 47 millones por mililitro en el último medio siglo, producto de muchas variables.
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“Los hombres completaron un cuestionario detallado relacionado con sus hábitos de vida, su estado de salud general y, más específicamente, la frecuencia con la que usaban sus teléfonos, así como dónde los colocaban cuando no estaban en uso”, argumenta Serge Nef, profesor titular del Departamento de Medicina Genética y Desarrollo de la Facultad de Medicina de UNIGE y del SCAHT, el Centro Suizo de Toxicología Humana Aplicada.
La concentración media de espermatozoides fue significativamente mayor en el grupo de hombres que no usaron su teléfono más de una vez a la semana (56,5 millones/mL) en comparación con los hombres que usaron su teléfono más de 20 veces al día (44,5 millones/mL).
Hablamos de una disminución del 21 % en la concentración de esperma para los usuarios frecuentes (más de 20 veces por día) en comparación con los usuarios poco frecuentes (1 vez diaria).
“Esta tendencia corresponde a la transición de 2G a 3G y luego de 3G a 4G, que ha provocado una reducción de la potencia de transmisión de los teléfonos”, explica Martin RÖÖsli, profesor asociado de la TPH suiza.
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El análisis concluyó también que el lugar del teléfono en el bolsillo del pantalón no guarda relación con parámetros más bajos del semen. “Sin embargo, el número de personas de esta cohorte que indicaron que no llevaban el teléfono cerca del cuerpo era demasiado pequeño para sacar una conclusión realmente sólida sobre este punto específico”, aclaró Rita Rahban.
“Me intriga la observación de que el mayor efecto se vio aparentemente con los teléfonos 2G y 3G más antiguos en comparación con las versiones modernas 4G y 5G. Esto es algo que no soy capaz de explicar”, aseveró el experto externo al estudio Allan Pacey, vicepresidente adjunto y vicedecano de la facultad de Biología, Medicina y Salud de la Universidad de Manchester.
La OMS recomienda tener una vida sexual responsable, seguir una dieta saludable, mantenerse físicamente activo, no consumir tabaco y evitar el consumo de alcohol o reducirlo.
Imagen: Diy13