Investigadores de la Universidad de Santa Bárbara en California descubrieron que las bacterias en el estómago de las cabras y ovejas podrían permitir producir combustibles biológicos económicos, según reportó BBC. El reporte publicado ayer jueves afirma que esta sustancia funciona tan bien como los químicos que se requieren en el proceso de producción de biocombustibles, solo que es menos costoso y daña menos el medio ambiente.
Los ecologistas han criticado desde hace mucho tiempo la forma en que se hacen los biocombustibles, que se producen a partir de cultivos como el maíz, porque consideran que usar la tierra para combustible y no para comida es perjudicial pues los precios se aumentan y hay un impacto para las personas sin recursos.
Anteriormente, los científicos habían tenido algo de éxito al crear combustible a partir de comida o desechos de animales, pero no se había logrado usar un material económico y orgánico sin necesidad de otros productos químicos. El problema con elementos como madera y hierba, por ejemplo, es que contienen moléculas complejas que deben descomponerse en el tipo de azúcares que permiten que funcionen como combustible. Para eso deben pasar por un proceso de calentamiento con químicos que complica el procedimiento y lo hace más costoso.
Para resolver este problema, los investigadores se fijaron en las conocidas habilidades de las cabras y ovejas para digerir casi cualquier cosa que comen, y que es posible gracias a la presencia de hongos o bacterias especiales en el sistema digestivo de estos animales.
Con el fin de probar estas ideas, los científicos recolectaron desechos fisiológicos de un zoológico y los aislaron junto a cultivos de bacterias de cabras, ovejas y caballos. Se encontró que estas bacterias secretan enzimas que pueden descomponer muchos tipos de materiales vegetales. A diferencia de las enzimas sintéticas que se usan en la industria de biocombustibles, descubrieron que las de las cabras y ovejas producen muchas más de las proteínas que se necesitan. Además, son capaces de adaptarse al tipo de alimento que se les proporcione, lo que permite que también funcionen sobre más tipos de materiales.
Según la profesora Michelle O’Malley, la autora líder del proyecto, este descubrimiento abre muchas oportunidades en la industria de los biocombustibles. Para O’Malley, las bacterias de este proyecto podrían ser la clave para la tecnología de combustibles renovables.
Imagen: Silver Spoon (vía Wikipedia).