Un nuevo estudio del Laboratorio Nacional de Berkeley en Estados Unidos descubrió la fuente de los componentes tóxicos que emiten los cigarrillos electrónicos (o e-cigarrettes) y dos nuevos compuestos cancerígenos presentes en los vapores que producen. Con esta investigación también se demostró cómo factores como la temperatura, el tipo del cigarrillo y el tiempo de uso del dispositivo juegan un papel importante en estas emisiones. Esta información es importante tanto para las compañías que producen estos productos, como para los reguladores que buscan minimizar los impactos negativos en la salud de quienes los usan, según informó Science Daily.
Hace poco surgió un debate sobre si los e-cigarretes eran o no buena idea. Por un lado, el gobierno de Estados Unidos considera que tiene muchas contraindicaciones para la salud e inicia a los jóvenes para que comiencen a fumar. Y por otro lado, una institución médica en Reino Unido cree que es una buena opción para dejar de fumar.
Ahora este estudio, publicado en Environmental Science & Technology, encontró que la descomposición termal del propilenglicol y la glicerina (dos solventes que se encuentran en la sustancia que se vaporiza en los cigarrillos electrónicos) producen la emisión de químicos tóxicos como la acroleína y el formaldehído.
De acuerdo con Hugo Destaillats, investigador del Berkeley Lab y autor de este estudio, las personas que defienden el uso de cigarrillos electrónicos dicen que estos producen muchas menos emisiones que los cigarrillos convencionales y por eso son ‘buenos’. Sin embargo, para Destaillats esta es una verdad a medias, ya que aunque este tipo de cigarrillos se pueden usar para comenzar a dejar de fumar, eso no significa que sean saludables. Son menos dañinos que los convencionales, pero igual tienen sus consecuencias.
Para este estudio, Destaillats y su equipo simularon la acción de inhalar y exhalar el vapor de un cigarrillo electrónico usando tres tipos de líquidos, en dos vaporizadores que operaban en distintas configuraciones de batería. Uno de ellos era de los económicos, con una bobina calentadora, y el otro era más costoso, con dos bobinas calentadoras en paralelo. Los científicos estudiaron qué había en el vapor que producían los cigarrillos. Y analizaron los primeros soplos y también los producidos luego de que el dispositivo llegó a su temperatura ideal.
No todo el vapor es igual
Uno de los descubrimientos fue que los primeros y los últimos ‘puffs’ que se producen varían grandemente en cuanto a las emisiones que crean. Los investigadores encontraron que la temperatura del vapor subió rápidamente en los primeros 5 a 10 minutos hasta que se llegaba a la temperatura estable del cigarrillo, es decir alrededor de la inhalada número 20. Además, los niveles de emisiones de compuestos dañinos entre los primeros soplos y el estado estable incrementó hasta 10 veces en algunos casos, dependiendo del dispositivo, el voltaje de la batería y el compuesto emitido. Por ejemplo, para la acroleína, que es un grave irritante para los ojos y la respiración, un e-cigarrete convencional, que operaba a 3,8 voltios emitió 0,46 microgramos por soplo en las primeras veces, y luego en el estado ideal emitía 8,7 miligramos por soplo. Para hacer una comparación, un cigarrillo convencional emite entre 400 y 650 microgramos de acroleína. Y si se asume que unos 200 soplos en un e-cigarrete equivalen a uno convencional, se tendrían entre 90 a 100 microgramos de la sustancia.
Dos nuevos carcinógenos
Debido a que existe una gran variedad de e-cigarretes, que usan distintos líquidos, los investigadores de Berkeley se enfocaron en estudiar el componente que está presente en todos, que es el solvente en el líquido. Casi todos los líquidos usan una combinación de propilenglicol y glicerina, en varias proporciones. Estas sustancias, en ciertas cantidades, se consideran seguras para los alimentos. Sin embargo, dicen los investigadores, las personas no se están comiendo estos dispositivos, los están fumando, así que lo cuenta es el vapor que producen. Los investigadores estudiaron los vapores y en todos los casos detectaron niveles significativos de 31 compuestos químicos dañinos, incluyendo dos que nunca antes se habían detectado en este tipo de cigarrillos: el óxido de propileno y el glicidol, que son probables cancerígenos. Imagen: Vaping360 (vía Flickr).
Todo el mundo me ve con mi vapeador y me dice: “Eso dicen que es malo” y yo les digo: “Obvio es malo, no va a ser nada bueno estarse metiendo este vapor”. Pero del cigarrillo convencional al cigarrillo electronico creo que existe una diferencia abismal. Un cigarrillo convencional puede llegar a tener unos 30 componentes de los cuales 22 más o menos se conocen como cancerigenos. Y el liquido de un cigarrillo electronico tiene solo 4 cuatro componentes: glicerina vegetal, propilenglicol, nicotina y saborizante. De los cuales aun no se ha podido comprobar si son cancerigenos al ser inhalados (los dos primeros componentes creo que son usados en muchos alimentos sin representar riesgos a la salud). Entonces por simple logica, el cigarrillo electronico es mucho menos dañino que el convencional (La sociedad de salud del reino unido dice que es un 95% menos nocivo). Para finalizar, creo que es una buena opción para un fumador convencional, que desee dejar de fumar o que desee simplemente seguir haceiendolo reduciendo los daños a su salud.
Faltó puntualizar, que además no quedas oliendo a leña, puedes vapear dentro del carro, oficina, etc. No huele a nada, algunos tienen un ligero olor agradable, otro punto más por el cual prefiero mi cigarrillo electronico al convencional.