En la década de los 70 se enviaron dos naves Voyager, las sondas terrícolas que más lejos han llegado en el sistema solar (y por ende en el espacio). Hace 30 años, estas detectaron un extraño brillo, que volvió a encontrar la nave New Horizons, lanzada hace más de una década y que ya está a unos 6.400 millones de kilómetros de la Tierra, más allá de Plutón.Esta vez, la nave New Horizons permitió una observación más profunda del fenómeno por medio de su espectógrafo, al que llamaron Alice, con el que ha hecho siete escaneos de luz ultravioleta entre 2007 y 2017. Además, con ese instrumento se logró tomar una imagen de 360 grados del brillo.De esta forma, los científicos pudieron determinar que esa la luz ultravioleta cambiaba porque se trata de luz solar que se dispersa por átomos de hidrógeno. Sin embargo, los investigadores creen que hay algo más, otra fuente del brillo. Especulan que se trata de un ‘muro’ de hidrógeno, como se puede leer en un artículo sobre el hallazgo, que fue publicado en Geophysical Research Letters.
Todavía no encontramos el muro, pero seguro está allí
Los recientes hallazgos se explican porque el Sol produce unas partículas cargadas que los científicos llaman viento solar, que crean una especie de burbuja magnética alrededor del sistema solar, conocida como heliósfera y cuyo límite es llamado heliopausa. Afuera de la heliósfera los átomos de hidrógeno no cargados disminuyen la velocidad en la que se mueven porque se encuentran y chocan con las partículas del viento solar, formando así el ‘muro’ de hidrógeno, que dispersa la luz ultravioleta y crea el extraño brillo que detectaron las naves Voyager hace 30 años.Ese ‘muro’, al que la nave New Horizons se va acercando cada vez más, podría estar, entonces, donde el viento solar se encuentra con los vientos interestelares, o incluso más lejos, lo que haría de él el límite de nuestro sistema solar.
Actualmente New Horizons se encuentra en el Cinturón de Kuiper, se espera que en 2019 sobrepase un elemento de esa zona de nuestra galaxia, que llaman Ultima Thule, una vez eso suceda, la nave hará escaneos cada dos años, por entre 10 y 15 años, para encontrar ese ‘muro’ de hidrógeno.
Imágenes: @NASANewHorizons (Vía: Twitter) y NASA.