Los relojes que nos dan la hora en la Tierra no se moverían al mismo ritmo en la Luna. Sin embargo, la Casa Blanca ha ordenado a la NASA crear una nueva zona horaria para el satélite, con un Tiempo Lunar Coordinado (LTC) como referencia horaria oficial de las futuras misiones, en la llamada nueva carrera espacial del siglo XXI.
Al tiempo que surge una carrera espacial del siglo XXI entre Estados Unidos, China, Japón, India y Rusia, un memorando ordena a la NASA que trabaje con los Departamentos de Comercio, Defensa, Estado y Transporte para planificar una estrategia que establezca una zona horaria propia en la Luna, antes del 31 de diciembre de 2026.
La cooperación internacional también desempeñará un papel, especialmente con los firmantes de los Acuerdos de Artemisa establecidos en 2020. Estos principios comunes entre (actualmente) 37 países, rigen la exploración espacial y los preceptos operativos. China y Rusia no forman parte de ese grupo.
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“A medida que la NASA, las empresas privadas y las agencias espaciales de todo el mundo lanzan misiones a la Luna, Marte y más allá, es importante que establezcamos estándares de tiempo celeste para garantizar la seguridad y la precisión. Una definición coherente del tiempo entre los operadores en el espacio es fundamental para el éxito de las capacidades de conocimiento de la situación espacial, la navegación y las comunicaciones, todo lo cual es fundamental para permitir la interoperabilidad en todo el gobierno de los EE. UU. y con socios internacionales”, explica el subdirector de Seguridad Nacional de OSTP, Steve Welby.
Las teorías de la relatividad de Einstein evidencian que el tiempo cambia en relación con la velocidad y la gravedad. Dada la gravedad más débil de la Luna (y las diferencias de movimiento entre ella y la Tierra), el tiempo avanza un poco más rápido allí.
De manera que un reloj terrestre situado en la superficie lunar parecería ganar una media de 58,7 microsegundos por día terrestre. Mientras Estados Unidos y otros países planifican misiones a la Luna para investigar, explorar y (eventualmente) construir bases para residencia permanente, el uso de un estándar único les ayudará a sincronizar la tecnología y las misiones que requieren una sincronización precisa.
“El mismo reloj que tenemos en la Tierra se movería a un ritmo diferente en la Luna. Piense en los relojes atómicos del Observatorio Naval de Estados Unidos (en Washington). Son el latido del corazón de la nación y lo sincronizan todo. Vas a querer un latido en la luna”, declaró a Reuters el jefe de navegación y comunicaciones espaciales de la NASA, Kevin Coggins.
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La Casa Blanca proyecta que LTC se coordine con el Tiempo Universal Coordinado (UTC), el estándar mediante el cual se miden todas las zonas horarias de la Tierra. Su memorando dice que quiere que la nueva zona horaria permita una navegación precisa y esfuerzos científicos. También quiere que LTC mantenga su resiliencia si pierde contacto con la Tierra y, al mismo tiempo, proporcione escalabilidad para entornos espaciales “más allá del sistema Tierra-Luna”.
Artemis tiene el objetivo de enviar misiones tripuladas de regreso a la Luna por primera vez desde las misiones Apolo de los años 1960 y 1970. La agencia espacial dijo en enero que Artemis 2, que volará alrededor de la Luna con cuatro personas a bordo, ahora está programado para su lanzamiento en septiembre de 2025. Artemis 3, que planea llevar humanos de regreso a la superficie de la Luna, está ahora programado para 2026.
China también planea enviar astronautas a la Luna antes de 2030, mientras las dos principales superpotencias mundiales emprenden su carrera hacia el espacio. Aunque ningún otro país ha anunciado misiones tripuladas a la superficie lunar, la India (que colocó un módulo y un rover en el polo sur de la Luna el año pasado), Rusia (su misión por esa misma época no fue tan bien ), los Emiratos Árabes Unidos , Japón , Corea del Sur y empresas privadas han demostrado ambiciones lunares en los últimos años.
Así mismo, abrir camino a una mayor exploración científica, establecimiento tecnológico y extracción de recursos, la Luna podría servir como una parada crítica en el camino hacia Marte. Podría probar tecnologías y satisfacer las necesidades de combustible y suministro para eventuales misiones humanas a Marte.