El agua embotellada, que se compra a razón de un millón de botellas por minuto a nivel global, ha llegado a ser sinónimo de comodidad y salud. Sin embargo, los expertos están advirtiendo que el precio real de esta popularidad no solo afecta al medio ambiente, sino también a la salud humana.
En un análisis reciente publicado en BMJ Global Health, los investigadores de Weill Cornell Medicine en Qatar subrayan que es urgente repensar el uso del agua embotellada debido a sus riesgos para nuestra salud y su devastador impacto ambiental.
¿Realmente es más segura que el agua del grifo?
A menudo, el agua embotellada es percibida como más segura y saludable que el agua de la llave. No obstante, esta creencia está más relacionada con campañas publicitarias que con hechos. A diferencia del agua del grifo, que debe cumplir rigurosos estándares de calidad en muchos países, el agua embotellada no siempre pasa por controles tan estrictos, lo que deja la puerta abierta a la presencia de sustancias contaminantes.
El plástico de las botellas es una de las mayores preocupaciones. Almacenar agua embotellada por largos periodos, o exponerla a altas temperaturas, facilita la liberación de químicos perjudiciales, como los ftalatos y el bisfenol A (BPA).
Estos compuestos, ampliamente usados en la fabricación de plásticos, son reconocidos disruptores hormonales y pueden provocar problemas de salud a largo plazo. Además, se estima que entre un 10% y un 78% de las muestras de agua embotellada contienen microplásticos, partículas microscópicas de plástico que, según los estudios, pueden afectar negativamente nuestro sistema inmunológico, alterar los niveles de lípidos en sangre y provocar estrés oxidativo.
Consecuencias para la salud humana
La exposición a estas sustancias químicas y microplásticos a través del agua embotellada plantea riesgos que van más allá de lo inmediato. La acumulación de microplásticos en el cuerpo humano puede desencadenar respuestas inflamatorias y problemas metabólicos.
A su vez, la exposición prolongada al BPA ha sido relacionada con enfermedades crónicas como la hipertensión, problemas cardiovasculares, obesidad y diabetes. Y si bien aún se desconocen algunos de los efectos de largo plazo de estas sustancias, los expertos insisten en que estos riesgos deberían ser suficientes para reconsiderar seriamente el uso del agua embotellada.
Así mismo, a nivel planetario, el agua embotellada tiene un enorme costo ambiental. Las botellas de plástico representan aproximadamente el 12% de todos los desechos plásticos en los océanos y, de manera alarmante, solo el 9% de estas botellas se reciclan. La mayoría de estos envases terminan en vertederos, incineradores o incluso son exportados a países de ingresos bajos para su procesamiento, una práctica que plantea interrogantes de justicia social y equidad ambiental.
Te puede interesar: Nova, el ferry o hidroplano eléctrico ‘volador’ que ya entró en operaciones ¿Cómo funciona la tecnología? Te lo explicamos
La producción de estas botellas de plástico también tiene una huella de carbono considerable. Extraer las materias primas, fabricar el plástico y distribuir el producto implica un proceso que contribuye significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero. En una época en la que se necesitan medidas urgentes para combatir el cambio climático, el agua embotellada se convierte en un lujo ambientalmente insostenible.
Por último, y no menos importante, es entender, según los expertos, es que la solución pasa por promover el consumo de agua del grifo, especialmente en lugares donde esta es potable y segura.
Aconsejan que los gobiernos intervengan para reducir el consumo de agua embotellada, invirtiendo en infraestructura de agua potable y promoviendo campañas educativas. Es fundamental cambiar la percepción pública y adoptar prácticas más sostenibles.
Te puede interesar: ¿Los videojuegos rejuvenecen el cerebro? Un nuevo estudio tiene la respuesta
Este replanteamiento no es solo una cuestión de protección ambiental, sino de salud pública. Priorizar el agua del grifo es un paso sencillo que puede marcar una diferencia importante tanto para nuestra salud como para el planeta. Así que la próxima vez que pienses en comprar una botella de agua, recuerda que hay una alternativa más saludable y amigable con el medio ambiente: el agua del grifo.
Imagen: Liubomyr Vorona