Reviven cyborg líquido de “Terminator 2”: Surcorea desarrolló robot blando inspirado en el policía asesino

Un grupo de científicos de la Universidad de Seúl logró desarrollar un robot blando de última generación que parece sacado directamente de una película de ciencia ficción; inspirado en el mítico T-1000 de “Terminator 2”, este dispositivo está basado en líquidos y representa un avance en la robótica y la biomimética. La investigación, publicado en la revista Science Advances, acerca a la humanidad a la creación de máquinas con capacidades similares a las de los organismos vivos.

En la icónica película de 1991 dirigida por James Cameron, el T-1000 era un androide hecho de metal líquido capaz de cambiar de forma, atravesar barreras e incluso regenerarse tras sufrir daños. Lo que en su momento parecía una fantasía cinematográfica, hoy se ha convertido en una realidad científica.

Los investigadores surcoreanos han desarrollado un robot líquido recubierto de partículas superhidrofóbicas, lo que le permite mantener su estabilidad estructural y resistir impactos sin perder su forma original.

El dispositivo no solo se desplaza con facilidad por superficies sólidas y líquidas, sino que también puede dividirse, fusionarse y transportar sustancias, características que lo hacen similar a las células vivas. Según los científicos, este avance representa un paso importante en el desarrollo de biomáquinas en miniatura con aplicaciones potenciales en medicina, exploración y manipulación de materiales.

Uno de los aspectos más impresionantes de este robot líquido es su capacidad para atravesar obstáculos sólidos, de manera similar a como el T-1000 pasaba a través de rejas metálicas en la película. En las pruebas de laboratorio, el robot pudo moverse entre espacios estrechos, lo que sugiere su potencial para tareas de exploración en entornos de difícil acceso o incluso en el interior del cuerpo humano.

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Los investigadores lograron estos resultados encapsulando una masa líquida con partículas hidrofóbicas, aumentando su estabilidad sin comprometer su flexibilidad. A diferencia de los robots tradicionales de estructura rígida, este enfoque permite que la máquina se deforme, recupere su forma y resista caídas o compresiones extremas.

El estudio sugiere múltiples aplicaciones para este avance tecnológico. En el campo biomédico, podría utilizarse para administrar fármacos en zonas específicas del cuerpo, reduciendo efectos secundarios y mejorando la eficacia de los tratamientos. También podría usarse en cirugías mínimamente invasivas o en la eliminación de coágulos sanguíneos.

En el ámbito industrial, los robots líquidos podrían integrarse en sistemas de inspección y reparación de maquinaria, desplazándose por cavidades internas sin necesidad de desmontaje. Asimismo, su capacidad de absorber y transportar materiales lo hace ideal para la limpieza de derrames químicos o residuos tóxicos en entornos peligrosos.

Además de sus aplicaciones prácticas, este desarrollo abre nuevas posibilidades en la investigación sobre materiales inteligentes y robótica blanda. El profesor Ho-Young Kim, uno de los autores del estudio, indicó que el siguiente paso será perfeccionar la manipulación del robot mediante ondas sonoras o campos eléctricos, permitiendo un control más preciso sobre su forma y movimiento.

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Por su parte, el coautor Jeong-Yun Sun destacó que el equipo busca mejorar la funcionalidad del material para aplicaciones industriales más amplias. Con la optimización de sus propiedades, estos robots podrían desempeñar un papel fundamental en la automatización avanzada y la inteligencia artificial aplicada a la robótica.

El desarrollo de este robot líquido nos recuerda que la ciencia ficción muchas veces adelanta descubrimientos que, décadas después, se convierten en realidad. Aunque todavía estamos lejos de un T-1000 completamente funcional, este avance demuestra que la flexibilidad y adaptabilidad de los organismos vivos pueden ser replicadas en la robótica, con implicaciones revolucionarias para múltiples sectores.

Digna Irene Urrea

Digna Irene Urrea

Comunicadora social y periodista apasionada por las buenas historias, el periodismo literario y el lenguaje audiovisual. Aficionada a la tecnología, la ciencia y la historia.

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