Las discusiones acerca de cómo deberían usarse los recursos para ciencia, tecnología e innovación continúan. La semana pasada, la comunidad científica del país alertó a la opinión pública sobre cómo el gobierno colombiano pidió un crédito al Banco Mundial por valor de 234 mil millones de pesos para el programa ‘Colombia Científica’, al mismo tiempo que intenta reorientar 1.1 billones del presupuesto de regalías destinado a ciencia, tecnología e innovación.
Como era de esperarse, la pregunta que se hacen muchos es a qué se debe esta contrariedad. Si el país está dejando perder 1,1 billones del presupuesto de regalías, ¿para qué endeudarse? Pues la respuesta a esta pregunta la tuvo que dar el subdirector de Colciencias, Alejandro Olaya, a los medios de comunicación. Olaya le dijo a El Espectador que “son dos estructuras de presupuestos diferentes y constitucionalmente funcionan distinto. Institucionalmente compartimos la preocupación, pero hay que ser realistas: la ciencia en el país, con la entrada a regalías, no es una ciencia centralizada donde las cosas las decide solamente Colciencias”.
¿Cómo se distribuirían los recursos en Colombia Científica?
, el dinero del préstamo se distribuiría inicialmente en los cuatro proyectos ganadores de la convocatoria 778 de Ecosistemas Científicos, para la cual Colciencias presentó los términos de referencia y las condiciones para participar el pasado mes de marzo. Dichos proyectos trabajarían con una suma de 76 mil millones de pesos, que forman parte de los 234 mil millones del préstamo del Banco Mundial para el programa Colombia Científica.
En octubre, una segunda convocatoria por un monto similar y otros cuatro proyectos también se desarrollarían con recursos de este préstamo. Los restantes 74 mil millones se destinarán a 95 becas de maestría y doctorado a cargo del Icetex.
Para el subdirector de Colciencias, lo que hace atractiva esta convocatoria es que “los proyectos que van a ganar no lo harán solamente por su calidad científica, sino también por la diversidad de la alianza que hayan conformado. Se trata de un tercer esquema de financiación de la actividad científica, tecnológica y de innovación –además del tradicional de Colciencias y del de regalías–, que empezó a diseñar desde hace un año el Ministerio de Educación Nacional y cuyo espíritu es mejorar la calidad de las universidades a través del trabajo conjunto en proyectos de investigación”.
Las alianzas que hagan los proponentes comprenden instituciones de educación superior nacionales con acreditación de alta calidad reconocida, otra no acreditada, un centro de investigación o innovación internacional y una organización del sector productivo nacional. Al final, se financiarán programas de investigación, desarrollo e innovación en temas de salud, energía sostenible, bioeconomía, alimentos y sociedad.
¿Qué opinan los académicos?
A pesar de los talleres organizados en diferentes ciudades del país para socializar el programa, las universidades tienen dudas sobre muchos de los requisitos de la convocatoria. En una carta firmada por varias universidades, entre las cuales se encuentra la Universidad Nacional, la Universidad de Antioquia, la Universidad del Valle, la Universidad de los Andes y la Universidad del Rosario, dichas instituciones manifiestan su preocupación por temas administrativos, así como por la dificultad en organizar las alianzas y conseguir todos los soportes que se le exigen a cada una de las entidades que la conforman.
En entrevista a El Espectador, Diana Carolina Velasco, directora de investigación e innovación de la Universidad del Rosario, dijo que “hubo tres documentos borrador de términos antes de los finales y estos cambiaron en los retos a incluir, en los focos, e incluso en la inclusión de un nuevo foco. Esto obligó a cambiar propuestas sobre las que ya se estaba adelantando, pues los actores se volvieron a distribuir en otras alianzas por cercanía de intereses. Armar una propuesta de este tamaño en tres meses es improvisado y puede causar daños importantes en la calidad de las propuestas a presentar”.
¿Qué está haciendo el gobierno para garantizar que esta vez ‘todo fluya’?
Según cifras oficiales, después de hacerse efectiva la asignación del 10% de los recursos de regalías para el Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación (Fcti), en 2016 se destinaron 3,8 billones de pesos para proyectos de estas características, distribuidos entre todos los departamentos del país y Bogotá. Pero a 31 de diciembre de 2016 solo se habían aprobado proyectos por valor de 2,3 billones, lo que deja un saldo de cerca de 1,5 billones sin ejecutar.
Esta triste realidad fue lo que llevó a algunos sectores del gobierno a proponer que se puedan usar los recursos del Fcti para inversiones para la paz (por ejemplo, las vías terciarias), una propuesta a la cual se ha opuesto la comunidad científica en cabeza de Enrique Forero, presidente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
Por otro lado, al parecer el gobierno trabaja actualmente en un proyecto de ley que modifique el mecanismo de adjudicación de los dineros en la formulación, la ejecución y la evaluación de los proyectos. “A la arquitectura de regalías se le pueden mejorar muchas cosas”, explicó Olaya y añadió que también se trabaja en la formulación de una arquitectura alternativa para el Fondo, que respetará el principio de que los dineros son y les llegan a los departamentos.
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