¿Cómo en la Sustancia? Hombre se inyecta plasma de su hijo para mantenerse joven (y lo ha logrado)

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La película de La Sustancia fue esa película del 2024 que nos dejó pensando acerca del envejecimiento y la necesidad del ser humano por mantenerse joven. Y sí, un deseo colectivo es mantenerse joven “para toda la vida”, pero tampoco llegar al punto de Elisabeth Sparkle…¿o sí? Bryan Johnson, empresario multimillonario y biohacker, ha puesto su vida (y su billetera) al servicio de un objetivo tan ambicioso como controvertido: detener el reloj biológico y “volver a tener 18 años”. Y no, no es una exageración.

 

Johnson, conocido por vender su compañía tecnológica Braintree a PayPal por 800 millones de dólares, invierte alrededor de 2 millones de dólares al año en su plan, llamado “Project Blueprint”. Este proyecto combina procedimientos médicos avanzados, tecnologías experimentales y un estricto régimen de vida que incluye ejercicios diarios, dietas líquidas y un horario de sueño casi monástico.

La ciencia detrás del sueño de la eterna juventud

Para Johnson, el envejecimiento no es un destino inevitable. A sus 46 años, afirma haber revertido su “edad epigenética” en más de cinco años y ralentizado su ritmo de envejecimiento al equivalente de 31 años más joven. Como en la película, entre las extravagancias de su plan se encuentran transfusiones de plasma de “versiones más jóvenes”, en este caso, de su propio hijo. También acuden a terapias con células madre para regenerar tejidos y articulaciones.

 

La rutina del empresario incluye monitorear constantemente más de 70 biomarcadores, desde la edad de sus órganos hasta niveles hormonales. Sus pulmones, por ejemplo, tienen la edad de una persona de 37 años, su próstata la de alguien de 30 y su tiroides se encuentra en condiciones comparables a la de un joven de 23. A este ritmo, Johnson podría convertirse en el hombre “biológicamente más joven” de su generación, o al menos, eso espera.

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Cuando la obsesión se encuentra con la crítica

No todo ha sido elogios para Johnson. Su dedicación extrema al biohacking ha suscitado escepticismo en la comunidad científica, que argumenta que algunos de los tratamientos, como la rapamicina o la terapia con plasma, carecen de suficientes estudios en humanos para garantizar su efectividad a largo plazo.

 

Además, su estilo de vida ha sido calificado como aislado y poco realista. ¿Qué tanto estás dispuesto a sacrificar para evitar el paso del tiempo? En el caso de Johnson, esto incluye renunciar por completo a la comida chatarra, a una vida social espontánea e incluso a cierta privacidad, ya que documenta sus avances públicamente.

 

No se trata de no envejecer, sino de no morir

Bryan Johnson no solo es conocido por su ambicioso proyecto Blueprint, sino también por su filosofía de vida expresada en el lema “Don’t Die” (No mueras). Este enfoque radical no es solo un objetivo personal, sino un movimiento en el que invita a otros a desafiar los límites biológicos impuestos por la naturaleza. En esencia, Don’t Die representa su lucha por maximizar la longevidad mientras mantiene una calidad de vida óptima.

 

El concepto detrás de Don’t Die se sustenta en la idea de que el envejecimiento es una “enfermedad” que puede y debe ser tratada. Para Johnson, la muerte no es un evento inevitable, sino una falla técnica que, con los recursos correctos, podría evitarse o al menos retrasarse significativamente. La comunidad médica, sin embargo, se encuentra dividida frente a este enfoque: algunos aplauden su voluntad de experimentar y explorar nuevos horizontes, mientras que otros lo acusan de simplificar un proceso biológico complejo que todavía no se entiende completamente.

 

En última instancia, Don’t Die refleja el sueño humano eterno de inmortalidad. Si bien el enfoque de Bryan Johnson puede ser un extremo inalcanzable para muchos, su trabajo pone en el centro del debate cuestiones fundamentales sobre el papel de la ciencia en la vida, el significado de la juventud y los límites éticos de la longevidad.

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Imágenes: @bryanjohnson_

Alejandra Betancourt

Alejandra Betancourt

Dicen que una buena manera de viajar es a través de la lectura, a mí me gusta navegar entre las letras y construir también mis propios trayectos. Me interesa que todos sepamos lo que sucede en el mundo, así que estudié Comunicación Social. Actualmente y con el propósito de escribir mis cuentos y próximas novelas, estudio Creación Literaria.

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