A pesar de los grandes avances en la medicina y las políticas de salud pública, el riesgo de nuevas pandemias sigue presente. En un mundo tan interconectado como el actual, la probabilidad de que en 2025 una pandemia, cepa viral o bacteriana más virulenta y letal se propague rápidamente es un escenario que preocupa a científicos y gobiernos por igual. Las consecuencias no solo serían devastadoras en términos de vidas humanas, sino que podrían desencadenar una crisis económica global.La probabilidad de que una pandemia ocurra en los próximos años es difícil de prever, pero los científicos y expertos en salud pública coinciden en que el riesgo sigue siendo alto. La comunidad internacional debe estar alerta y preparada para este tipo de eventos. Varios factores contribuyen a la creciente amenaza de nuevas pandemias:
- La interconexión entre países, tanto por viajes internacionales como por el comercio global, facilita la propagación rápida de enfermedades infecciosas.
- Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cambio climático está alterando los ecosistemas, lo que crea ambientes más propensos para la aparición de nuevos patógenos. A medida que las temperaturas globales aumentan, los hábitats de ciertos animales cambian, lo que incrementa la posibilidad de transmisión de enfermedades desde animales a seres humanos, como lo evidencian brotes recientes como el Zika o el Ébola.
Te puede interesar: Cómo la tecnología mejoró la vida de ‘mis viejos’ desde la pandemia
- Los microbios están desarrollando resistencia a los antibióticos y otros tratamientos médicos, lo que dificulta la lucha contra infecciones comunes. La OMS ha advertido que esta resistencia puede convertir infecciones tratables en amenazas mortales (World Health Organization, 2014).
- Aunque algunos países tienen sistemas de salud robustos, muchos otros no cuentan con infraestructura suficiente para hacer frente a una pandemia de gran escala. Un informe de la Fundación Bill y Melinda Gates señaló que, a pesar de las inversiones en salud pública, muchos países siguen careciendo de la capacidad para detectar y contener brotes rápidamente (Gates Foundation, 2019).
Una posible consecuencia de una nueva pandemia sería el aumento de la mortalidad global, especialmente si los sistemas de salud están desbordados, como se observó durante la pandemia de COVID-19, lo que podría generar millones de muertes si no se toman medidas preventivas adecuadas a tiempo.
Una forma clave de prepararnos para una pandemia es fortalecer los sistemas de salud, mejorando infraestructuras y entrenando al personal médico para enfrentar situaciones extremas, como lo recomienda el Global Health Security Index (2019).
La amenaza de una pandemia global sigue siendo una preocupación latente. Si bien es imposible predecir cuándo ocurrirá, lo cierto es que la preparación es la clave para mitigar su impacto. Como sociedad, debemos actuar con rapidez, fortalecer nuestros sistemas de salud, mejorar la cooperación internacional y asegurar que las futuras generaciones estén mejor equipadas para enfrentar este desafío.
Imagen: Jonathan Borba