Hace pocos días, Barack Obama reveló su nueva ‘International Strategy for Cyberspace’ o estrategia internacional para el ciberespacio, la cual fue muy controvertida por contemplar el uso de la fuerza como herramienta para responder a ataques informáticos contra Estados Unidos, sus aliados y sus ciudadanos. En desarrollo de esa nueva visión de la Casa Blanca, el Pentágono –corazón del aparato bélico gringo– anunció que los ciberataques que provengan o que sean auspiciados por un Estado en particular constituirán “actos de guerra”.
Pero según un general retirado de la Fuerza Aérea estadounidense no basta con que sea un ataque informático cualquiera, tiene que ser algo de verdad grave. ¿Qué tan grave? “Un ciberataque es gobernado por básicamente las mismas reglas que cualquier otro ataque si sus efectos son en esencia los mimos”, le dijo el ex general y hoy profesor de derecho en Duke University, Charles Dunlap, al diario estadounidense. Un oficial militaranónimo lo puso de una manera más pintoresca con un ejemplo: “Si nos tumban la red eléctrica, de pronto les mandamos un misil por una de sus chimeneas”.
Como ocurrió cuando fue anunciada la nueva estrategia de Obama, estas declaraciones dejan ciertas incertidumbres. Primero, como lo anota el artículo, un ‘acto de guerra’ no es un término legal, no puede ser comparado con un texto jurídico de manera objetiva para determinar específicamente qué constituye un ‘acto de guerra’. Queda abierto a la interpretación del mandatario de turno si un ataque informático amerita un bombardeo.
Aún más inquietante es que hay mucho campo para malentendidos. Una persona con extensos conocimientos de redes y de Internet tiene muchas herramientas para burlar a las autoridades. Antes de mandar cohetes por la chimenea del presidente de otro país, tiene que haber una verificación total y certera de que a quien se ataca es culpable (y eso que se estarían saltando una cosa llamada ‘debido proceso’, pero esa discusión queda para los abogados). Sería una tragedia que se repitiera Irak o Vietnam, dos guerras que comenzaron basadas en inteligencia incompleta o falsa.
A pesar de todos los aparentes riesgos que puede tener esta nueva doctrina, es fácil ver de dónde nace la preocupación de Estados Unidos. Hace pocos días Lockheed Martin, una de las empresas militares más importantes del planeta, fue víctima de un ciberataque enorme, que puso de rodillas a sus sistemas pero que no logró penetrarlos y robarse secretos como la tecnología ‘stealth’ (que borra a los aviones del radar enemigo) y los diseños de otras armas secretas estadounidenses.
Es un tema muy complicado para Estados Unidos el de encontrar un equilibrio entre proteger sus intereses en el ciberespacio y defender un lugar tan intangible, pero si la superpotencia quiere mantener su liderazgo tanto en lo militar y como en lo tecnológico, es un reto que va a tener que superar.
jajaja esto lo veo es como una excusa para ir y acabar con quien se les de la gana….de igual forma cuando a un gobierno le ha quedado grande pedir disculpas después de haber bombardeado
Veo esto mas como un elemento disuasivo para quienes deseen realizar un ciberataque a los EEUU o alguna de sus empresas aliadas como la mencionada. La teoría suena muy bien; pero, la práctica tiene muchos inconvenientes. http://conntux.blogspot.com/