Las Fuerzas Militares llevan años trabajando en el desarrollo de tecnologías que les permitan mejorar el servicio que prestan a los colombianos. Ya sea para misiones humanitarias o de defensa y ataque, los militares requieren diversas herramientas que los ayuden a desarrollar sus labores diarias de una forma más eficaz.
En la Escuela Militar de Cadetes General José María Córdova, ubicada en el noroccidente de Bogotá, la evolución de la tecnología para el Ejército ya es una realidad. Esta cuenta con un Centro de Investigación y Desarrollo de la Simulación (Cidsi), cuyo programa de desarrollo científico y tecnológico de simulación tiene como objetivo capacitar y entrenar a los futuros oficiales por medio de procesos de investigación y desarrollo (I+D) e investigación, desarrollo e innovación (I+D+i).
Siempre hemos visto que los militares cuentan con equipos extraordinarios. Baterías para radio, lentes de visión nocturna, trajes camuflados, botas antiminas, entre otros. Sin embargo, antes de 2008, una gran cantidad de equipos eran comprados en el exterior, lo que les significaba gigantescas sumas de dinero a los colombianos. Por ello, una vez la Escuela comenzó su proceso de construcción de espacios para la investigación y desarrollo, de la mano de Colciencias, los militares empezaron a ser quienes se encargan de la creación y mejora de los equipos.
Logros del Ejército
Las baterías para los radios, por ejemplo, le significaban al país un monto de 50 mil millones de pesos al año. Pero ahora con las líneas de investigación, esta situación pudo ser revertida. Es decir, los militares colombianos diseñaron sus propias baterías que, con el apoyo de las empresas privadas, pueden adquirir a menores costos e incluso son vendidas a otros países. Sin duda es uno de los mayores avances en desarrollo tecnológico, tal como lo aseguró el Mayor Samael Vera, director de los Centros de Investigación de la Escuela. “Las baterías nos desligaron de las empresas que nos las proveían. Ahora logramos mantener las comunicaciones de nuestros 200 mil soldados a menor costo”.
Un segundo caso de éxito fue el de la aviación del Ejército. Anteriormente, el proceso de verificación del estado de un aeronave implicaba llevarla completa hasta Estados Unidos. En otros casos, debía viajar el piloto o enviarse la parte en específico. Esto ya no es necesario porque entre militares, técnicos y pilotos desarrollaron un método para hacerlo en sus centros de investigación. A estos se suman la creación de botas antiminas, uniformes camuflados de pixel, fusiles de combate y un polígono digital que está en desarrollo.
Bélico y humanitario
El que el apoyo a la invención y transformación no solo va dirigida a los combates. Según la explicación del Mayor Vera, el Ejército tiene la capacidad de invertir dichos esfuerzos en horizontes más globalizados. Dependiendo las circunstancias, el Ejército puede desarrollar operaciones ofensivas, defensivas, de estabilidad o apoyo. “Los avances tecnológicos se implementan en todos los frentes, no solo en el de las armas. Así como hay equipos trabajando en crear elementos para entrenamiento, hay otros que están creando nuevos procedimientos de cómo hacer un apoyo en desastres naturales, por ejemplo”, resaltó.
En el caso de Mocoa, capital del departamento del Putumayo y donde una avalancha cobró la vida de cientos de personas, la tecnología también cuenta. “Una experiencia así es llevada a los grupos de investigación. Con su apoyo se inicia la creación de nuevas alternativas para salvar vidas”, agregó.
Fuga de cerebros
La evolución tecnológica en el mundo militar no llegó en 2008. Años atrás, los militares comenzaron a demostrar capacidades magníficas, y existen dos ejemplos clave. El primero con un suboficial de la Fuerza Aérea quien tuvo una idea revolucionaria: instalarle alas con armamento a helicópteros Black Hawk. Nadie lo escuchó, no existían mecanismos de desarrollo y no se cuidó la patente de la idea. Entonces, un empresa que fabrica estos helicópteros se adueñó de la idea, la hizo realidad y creó una nueva aeronave con estas características.
El segundo caso tiene que ver con la limpieza del armamento. “Un joven diseñó un sistema para limpiar el armamento. Era tan pequeño que cabía en la empuñadura, pero como no encontró en ese momento el andamiaje en el Ejército, vendió su idea a una empresa privada”, recordó.
Por ahora, la Escuela Militar de Cadetes General José María Córdova confía en continuar con el desarrollo de las tecnologías que permitan mejorar la capacidad física de las tropas y las herramientas en combate.
Imagen: Prensa Escuela Militar de Cadetes General José María Córdova.