Sebastián Zuleta es compositor y editor musical de cine. Desde hace 17 años trabaja en la industria audiovisual de Los Ángeles, donde ha hecho parte de producciones como “Encanto”, “Wish”, “Wifi Ralph”, “Una chihuahua de Beverly Hills” y “Moana 2”. Aunque su labor no siempre es visible para el público, su música ha acompañado escenas memorables de Disney y otras compañías.
Nacido en Medellín, formó su talento entre Colombia y Estados Unidos. Empezó como asistente de sonido en Miami y más tarde se ganó una pasantía con el compositor Heitor Pereira. Desde allí, su carrera despegó hasta consolidarse como un creador sonoro que sabe cómo traducir las emociones del guion en partituras cinematográficas.
En esta entrevista con ENTER.CO, Zuleta explica paso a paso cómo se hace la música para una película animada, cuáles herramientas tecnológicas usa y cómo su vida personal ha nutrido su sensibilidad artística.
ENTER: ¿Cómo llegaste a trabajar en la industria de la música para cine?
Sebastián Zuleta: Yo crecí en Medellín, fui al colegio de música, estudié un tiempo en Bogotá, pero la verdad me formé en Full Sail en Orlando, donde estudié ingeniería de sonido. Allí aprendí sobre micrófonos, consolas, ProTools, y en una clase donde debíamos editar canciones y crear puentes, descubrí que me encantaba ese mundo. No sabía que diez años después iba a estar editando música para películas. Fue una sensación de conexión inmediata con algo que aún no comprendía del todo.
ENTER: ¿Cómo fue tu primer trabajo en el mundo profesional?
S.Z.: Mi primer trabajo fue como asistente de producción en Mega TV, en Miami. Muy rápido me ascendieron a asistente de sonido, y también fui operador de boom. Recuerdo haber grabado a Chayanne en sets. Fue una experiencia muy bacana porque representó mi primer contacto real con el mundo audiovisual profesional. Fue un inicio que no parecía estar relacionado directamente con la música, pero me abrió el camino hacia donde estoy hoy.
ENTER: ¿Cuándo descubriste que querías hacer música para cine?
S.Z.: Desde pequeño amaba tanto la música como el cine, pero nunca pensé que podía hacer las dos cosas al tiempo. Fue trabajando con Heitor Pereira cuando asistimos a la grabación de la orquesta de ‘Beverly Hills Chihuahua’. Entramos a los estudios de Warner Brothers y vi a los músicos listos, leyendo a primera vista. El director contó uno, dos, tres, cuatro, y comenzaron a tocar. Dije: ‘Esto es’. Ahí sentí que todo cobraba sentido y que eso era lo que yo quería hacer para siempre.
ENTER: ¿Cómo se hace la música para una película animada como las de Disney?
S.Z.: Disney tiene un proceso muy particular. Empiezan con el guion, luego hacen animaciones con storyboards, graban los diálogos y algunos efectos de sonido. Ahí arman una primera versión de la película, que no tiene color ni 3D. En ese punto entro yo como editor de música, aportando referencias de otras películas y ayudando a aterrizar el lenguaje musical. Es un proceso que se repite varias veces hasta perfeccionar el tono, la historia y las emociones. Participamos desde muy temprano en ese desarrollo.
ENTER: ¿Y luego qué pasa?
S.Z.: Cuando ya está lista una versión más estable del montaje, hacemos una ‘spotting session’. En esa reunión nos sentamos los directores, productores, editores y compositores para ver la película completa y discutir escena por escena. Hablamos de la función de la música, su duración, su intención emocional. Todo eso se documenta como un manual para el compositor. En Moana 2, por ejemplo, hubo entre 70 y 75 minutos de música, divididos en más de 40 cues.
ENTER: ¿Cómo creas los motivos musicales de los personajes?
S.Z.: Siempre empiezo por buscar temas y melodías que representen a los personajes o lugares. John Williams es uno de mis grandes referentes porque logra que uno recuerde una historia solo con oír unas notas. Hans Zimmer también me inspira, por ejemplo con el Joker en ‘The Dark Knight’, donde una sola nota genera tensión. A partir de ahí busco desarrollar esas ideas, hacer que evolucionen con la narrativa: que suenen débiles cuando el personaje es vulnerable y poderosas cuando gana confianza. Es construir una identidad sonora.
ENTER: ¿Con qué herramientas trabajas?
S.Z.: Uso estaciones como Q-base, Logic, Digital Performer, ProTools. Ahí cargo el video y empiezo a componer directamente contra la imagen. Literalmente veo una escena cientos de veces. La detengo, retrocedo, vuelvo a escuchar. Y así voy construyendo cada cue. Es un trabajo que requiere paciencia, detalle y mucha empatía con la historia.
ENTER:¿Qué piensas de la IA aplicada a la música?
S.Z.: La inteligencia artificial ha empezado a entrar en la industria musical, pero aún no está en un punto donde reemplace al artista. Yo he utilizado algunas herramientas que incorporan IA, como plugins que ayudan a masterizar una pista rápidamente o que eliminan ruidos de fondo de una grabación. Por ejemplo, hay uno que permite seleccionar un sonido no deseado, como si fuera Photoshop para audio, y lo borra sin dejar rastros. Eso antes implicaba repetir la toma completa.
También hay programas que analizan una mezcla, identifican el género musical y aplican ecualización, compresión y efectos automáticamente para dejarla lista como demo. Eso es muy últil cuando uno necesita enviar una idea rápido. Pero personalmente, prefiero revisar esos resultados y afinar manualmente cada detalle, porque siento que la sensibilidad humana sigue siendo insustituible.
Me parece fascinante lo que viene, pero también genera un poco de angustia. Espero que la IA se convierta en una herramienta poderosa para complementar el trabajo de los artistas, y no en un reemplazo.
ENTER: ¿Tu familia te ha influido en tu proceso creativo?
S.Z.: Totalmente. Desde que soy papá, tengo otra forma de ver el mundo. Mi hija me ha dado una nueva perspectiva sobre las emociones y la fragilidad de la vida. Eso se refleja cuando leo una escena. Y Juliet Restrepo, mi esposa, es una de mis grandes aliadas. Es actriz y productora, y aunque no es música, tiene un gran ojo para la narrativa. Es muy honesta cuando escucha algo que no le suena, y eso me ayuda a corregir o mejorar. Además tenemos una productora juntos, Blue Rabbit Films, donde exploramos otros formatos.
ENTER: ¿Cuál es tu escena favorita de las películas en las que has trabajado?
S.Z.: Una que me toca mucho es cuando Antonio recibe su regalo en Encanto. Se abre la puerta, entran los pájaros y empieza la música: una celebración con voces colombianas, colores, ritmo. Me emociona mucho escucharla porque trabajé de cerca con esos cantantes. Otra que me impactó fue una escena oscura en Wish, cuando el villano empieza a corromperse. Grabamos un coro en Londres y una orquesta en los estudios de Fox. Eran casi 90 músicos tocando a primera vista. Fue sobrecogedor.
ENTER:¿Qué tipo de música escuchas?
S.Z.: En mi casa se escucha de todo. Me encanta la música clásica: Beethoven, Prokofiev, Shostakovich, Ravel, Debussy. Me gustan sus melodías, la forma en que desarrollan los temas. Pero también escuchamos cosas como Jorge Drexler, Andrés Cepeda, el Combo de las Estrellas, Grupo Niche, Ricarena, Metallica, Queen. Todo aporta, todo me inspira.
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Imagen: Archivo Particular/Sebastián Zuleta