“¡Vean todos los chismes que les estamos contando!”, dijeron Juan Felipe y Carlos Esteban Orozco en medio de la charla que tuvieron con ENTER.CO sobre su película ‘Saluda al diablo de mi parte’, en la que hablaron de todo: lo fanáticos de la tecnología que son y cómo pasan horas frente al computador; el uso de la cámara Red One aún con muchas opiniones en contra, y cómo por medio de Facebook llegaron al estudio del reconocido Hans Zimmer.
Después de su estreno, durante este primer fin de semana en las carteleras colombianas 35.000 personas ya han visto la historia, la lucha y el sufrimiento de Ángel, el deseo de venganza de Léder, la maldad del oscuro Moris, y escenas de violencia poco comunes, por su calidad técnica y por su cantidad, en una producción latinoamericana. Bien lo dicen: “De hecho no muere tanta gente, pero los pocos que mueren… ¡Los matamos muy bien!”. Pero, ¿cómo se ‘mata’ a alguien en cine? ¿Cómo se hace una película como ‘Saluda al diablo de mi parte’ con alta calidad?
Hoy en After Effects presentamos muchos de los ‘secretos tecnológicos’ de los hermanos Orozco y cómo los efectos digitales sirvieron para hacer de ‘El Diablo’ una película que tiene sorprendidos a los críticos y espectadores por su realización.
“¿Eso lo hicieron en Hollywood?”.
En esta película llena de acción no todo lo que se ve se hizo en el set: este fue uno de los retos más grandes. Los hermanos Orozco tienen una empresa llamada Cienaga VFX, en la que llevan un tiempo haciendo efectos especiales como colorización, ‘motion’ y créditos. Esta vez, esos conocimientos estuvieron al servicio de ‘El Diablo’, pues decidieron hacer muchas cosas por sí mismos en lugar de encargarlas a empresas para las que su película era ‘una más’ –o, peor aún, era lo menos prioritario para los proveedores, que cobran mucho más por los comerciales de televisión–.
“Muchos al ver la película nos preguntan si la hicimos en Hollywood, y nosotros respondemos que no, que la hicimos en mi apartamento”, nos comenta Juan Felipe. “La gente piensa que en esto uno se tiene que gastar 500 millones de pesos, y no, nosotros éramos cuatro amigos. Mi asistente de dirección, que es diseñador gráfico, hizo las pantallas del computador de la película, el ‘tracking’, los disparos, la sangre y todo en la casa con un portátil”.
Algunos de los efectos no fueron planeados, sino que se dieron por inconvenientes en el momento de la grabación, y fue la tecnología la que vino al rescate. Un ejemplo es el letrero de ‘asesino’ que aparece en la primera escena: “Ese letrero estaba planeado desde el comienzo. Cuando empezamos a pintarlo con sangre artificial, empezó a hacerse burbujitas. Comenzamos a hacer pruebas con otros materiales y como era una fuente de vidrio no lo lográbamos. Entonces dijimos: ‘Mejor lo hacemos en posproducción’”. Por ello, los hermanos Orozco destacan que muchas veces los mejores efectos especiales son los que el espectador ‘no ve’.
Existen muchas ventajas al hacer efectos por sí mismos, tales como poder escoger el momento en el que desean trabajar, sin restricciones de horario, y las personas involucradas en todo el proceso. “Teníamos la idea de que a toda la gente que se involucrara en estos procesos creativos le gustara el cine de veras. Nos dimos cuenta de que por eso era mejor aprender a usar las herramientas que aún no domináramos y comprar los equipos, por lo que los costos serían menores y terminaríamos con esos equipos para nosotros”. El dinero que no utilizaron en el proceso de posproducción es el que invirtieron para realizar una excelente preproducción, que se ve reflejada en todos los aspectos del producto, aunque saben que no todo el mundo tiene el tiempo para hacerlo como ellos.
“Tú puedes lograr lo que quieres con lo que tienes”.
El rodaje de la película duró solo 23 días, lo cual es un tiempo corto, pero funcionó porque tenían las cosas muy claras. El proceso de posproducción fue más largo y duró algo más de seis meses, teniendo en cuenta que la finalización del sonido se realizó en Estados Unidos. En cuanto a las personas que participaron en la posproducción de ‘Saluda al diablo de mi parte’, los hermanos comentan entre risas: “El departamento de edición estaba formado por dos personas: nosotros. El de colorización era una persona, y era yo”, comenta Juan Felipe. “En el de animación en 2D, que fue con lo que hicimos los disparos, la sangre, los monitores y el diseño gráfico, éramos cuatro personas, mientas que el departamento de 3D, que hizo algunas escenas, eran cinco”. En realidad un equipo reducido.
Y ese pequeño equipo trabajó con todo lo que tenía a la mano, Esteban con un MacBook Pro, Juan Felipe con un iMac, un par de discos externos conectados por FireWire 800, uno de 2 TB y otro de 4 TB, editaron con Final Cut Pro 7, de Apple (la penúltima versión, y a propósito, se unen a las protestas de los usuarios avanzados por los cambios en Final Cut Pro X), y la colorización la trabajaron en Color, un programa que es parte de FCP y que aunque no es profesional, les permitió llegar a resultados que los dejaron satisfechos.
“Hicimos unos cortos de prueba y lo colorizamos en Color. Cuando nos sentamos con la gente de Los Ángeles, nos preguntaron en qué lo habíamos colorizado y respondimos que en ese programa. Nos dijeron: ‘No puede ser, ¿utilizan Color?’ Ellos veían esta herramienta como algo para aficionados. Aun así, lo hicieron, realizaron el transfer y quedó perfecto”. Dos años después volvieron al estudio en Los Ángeles y encontraron que algunos equipos estaban colorizando series de televisión con Color.
Con todo, aceptan que cuando se utilizan ‘herramientas caseras’ o no profesionales, hay ventajas pero también limitantes: “Hay que crear un montón de renders, y estas herramientas no son tan rápidas, no son tan orgánicas. Es más artesanal el trabajo, pero se puede lograr el resultado deseado”.
La edición de la película inicialmente se realizó con material en baja resolución, para tener un buen ritmo de trabajo y poder trasladar de manera más rápida los archivos, pero Color solo funciona con el material en alta resolución, lo que los llevó a comprar un poderoso Mac Pro. Auque se trata de un equipo de gama alta, el presupuesto no alcanzaba para un equipo nuevo, así que decidieron comprarlo remanufacturado (refurbished). El Mac Pro respondió muy bien ante las exigencias de la edición y la posproducción.
Los hermanos Orozco pasaron algunos momentos angustiantes con su película, porque ‘Saluda al diablo de mi parte’ es un proyecto que comenzó en 2008 y para la época tenían muchas dudas sobre cómo y con qué realizarían la posproducción. El tiempo que la producción se tuvo que detener, alrededor de año y medio, fue, paradójicamente, una gran ganancia: “A veces nos contaban que ya había una tarjeta de video que corría HD (alta definición), corríamos a ver foros en línea y pensábamos si realmente la comprábamos y si corríamos el riesgo de que fallara… Leíamos mucho para ver qué funcionaba antes de comprarlo”, recuerdan.
“Dropbox fue indispensable”.
Hablando de herramientas tecnológicas utilizadas para la producción, nos llevamos otra sorpresa al oír la mención de Dropbox, pues esperábamos que se centraran solo software relacionado con el video y el audio. ¡Sí, DropBox! Este servicio de almacenamiento y sincronización de archivos en la nube fue clave para que el trabajo entre estos dos hermanos y otros miembros del equipo fluyera.
La explicación sobre Dropbox está relacionada con la edición de la película realizada en sus casas, desde donde cada uno compartía los cambios hechos en sus Macs por medio de este servicio. Con esto, el laboratorio se convierte solo en el paso final; pero el uso de herramientas en la nube no implica que sea necesario ser ordenados con el material, algo no comparable con el cine tradicional de cinta: “¿Cómo haces para que se te pierda una película en celuloide? Las latas son muy pesadas. Pero con archivos digitales, aunque hay forma de recuperarlos si se borran, se debe tener un manejo muy cuidadoso y ordenado de ellos para evitar errores en su manipulación o el borrado accidental”.
A Dropbox llegaron tras utilizar el clásico protocolo de transferencia de archivos FTP, que no es tan rápido, tan confiable y tan fácil de usar como Dropbox. Sin embargo, todavía tienen que usarlo cuando deben transferir los archivos a quienes no conocen este servicio; por ejemplo, para el estreno de la película en el Festival de Cannes, tuvieron que seguir de largo toda una noche para poder enviar la película a la organización.
Además de Dropbox, otros servicios en línea fueron muy importantes para la producción. Uno de ellos, ya mencionado en nuestra charla anterior, fue Facebook, que fue el medio por el que lograron hacer contacto con los encargados de la musicalización, importantes figuras de Hollywood. Y el otro fue Skype, que les sirvió a los miembros del equipo para comunicarse entre sí, y también para hacer videoconferencias con quienes colaboraban desde el exterior. Juan Felipe recuerda una anécdota: “El trabajo con Jermaine Stegall fue en Estados Unidos y todo lo veíamos y oíamos por Skype, porque a mi me negaron la visa por culpa de un homónimo. Entonces podíamos conocer los avances vía Skype, al menos. No se veía ni oía del todo bien, pero podíamos estar al tanto de cómo iban quedando las cosas. Nos habría encantado tener los sistemas que tiene Peter Jackson para poder oír la música con todas las de la ley”.
Ahora, afirman que les ha ido tan bien con el uso y la experimentación de toda clase de herramientas de software y servicios de Internet, que ya tienen planes para acoger nuevas ideas: “Pensamos que en la próxima película hay que tener iPad con plan de rodaje y toda la planimetría –el desglose de la posición de la cámara y las luces–, porque un director puede revisar todo para tenerlo claro y sincronizar su plan de trabajo”. Frente a la tecnología, piensan que muchos cineastas, aunque talentosos, están ‘quedados’ en su adopción, y ponerse al día es solo cuestión de interés y actitud.
“En los efectos, lo importante es que nadie se dé cuenta”.
Hacer cine es una gran ficción, siempre hay trucos dentro de la realización: “Hubo algo muy sencillo que hicimos en una escena donde están escondidos detrás de un carro de policía y se rompe una ventana: ese vidrio nunca se reventó en esa grabación”.
Cuidando a Édgar Ramírez, quien es bastante arriesgado y no utilizó ningún doble, decidieron no hacer la escena con el actor, sino que la hicieron en Medellín con estudiantes del Sena. “Conseguimos una puerta, la pintamos del color del carro, pusimos un vidrio y comenzamos a tirar piedras buscando la mejor forma de romperlo, hasta que encontramos uno que funcionó muy bien y lo pusimos”. El truco convence al espectador de que la ventana se rompió al lado de Ángel, sin que nadie sospeche que hay algún efecto especial. Para los hermanos Orozco todo se trata de entender qué es posible y qué no lo es, lo cual es siempre una forma de aprender.
Y ahora, vamos a revelar uno de los efectos más complicados de la película, que para ellos es un orgullo que pase desapercibido para los espectadores. “Parece un chiste, pero es cierto: en una de las escenas finales, teníamos poca luz y decidimos filmarla rápidamente antes de que llegara la noche. En edición, descubrimos que en una vidriera detrás se veía reflejado todo el equipo de producción viendo la escena, y además a Ricardo Vélez, Léder en la película, se le cae la cápsula del inalámbrico y se le ve en toda la escena”. ¿Qué hacer en un caso así y con una escena tan larga? Pues los hermanos Orozco y el grupo de animadores pasaron noches enteras y varios meses borrando todas las personas y el micrófono inalámbrico. “Eso nadie lo va a ver jamás, y en realidad eso es un efecto especial”.
“Queremos romper con el mito de que los cineastas guardan su secreto”.
Si se busca ‘Saluda al diablo de mi parte’ en YouTube, además de los cortos se encuentra un diario de rodaje que tiene cinco capítulos, el cual es muy llamativo porque no es el típico ‘detrás de cámaras’ en el cual los actores hablan, sino todo lo divertido que puede existir en medio de un rodaje. “Nosotros trabajamos mucho, pero la idea también es disfrutar. Lo que queremos es que la gente entienda cómo es un rodaje y no se imaginen que solo se está encerrado trabajando, sino que es de gente normal”.
¿Cómo fue el rodaje de ‘Saluda al diablo de mi parte’? Les presentamos el primer episodio del diario de rodaje.
Para estos realizadores, aunque el que la gente vea la película es importante, también lo es el poder compartir las experiencias vividas. Por eso ya están preparando un ‘detrás de cámaras’ que consta de entrevistas con todo el equipo de producción en el que cada quien cuenta cuál fue su labor, pues quieren dejar alguna enseñanza a todos los que deseen hacer cine: “Nosotros siempre estamos abiertos, también somos docentes y nos encanta que la gente aprenda las cosas y compartir. Eso es lo más importante, porque también, ¿para qué se queda uno con todo eso? Estamos en la era de compartir conocimiento”, concluyen.
Aún hay mucho que revelar de ‘Saluda al diablo de mi parte’. En una próxima edición de After Efects les mostraremos paso a paso el trabajo de efectos especiales que se realizó para la escena de la caída de Ángel y el capitán de la policía Moris, desde un piso alto de la estación. ¿Qué tanto fue hecho en el set y que tanto con efectos digitales, en una de las escenas más impactantes de la película? Con todos los medios posibles al alcance, la tecnología no es únicamente la herramienta para realizar un buen producto audiovisual, sino también es la que le permite a los realizadores ir más allá para transmitir lo que desean: transmitir emociones, crear imágenes creíbles, contar una buena historia.