La vida explicada en videojuegos

La vida no es un juego. Pero los juegos han sido una gran parte de la historia humana. Hoy en día podemos disfrutar de miles de juegos de mesa, y videojuegos ultra realistas que nos sumergen en mundos fantásticos que sin embargo ayudan a entender la vida real. Foto: mamarati (vía Flickr).
Desde que aparecieron los videojuegos, no han faltado las reacciones paranoicas de padres y asociaciones de familia acerca de la influencia que estos puedan tener sobre la juventud. Casi 20 años después, el campo de los videojuegos sigue creciendo, pero ahora se lo toman con seriedad.

La vida no es un juego. Pero los juegos han sido una gran parte de la historia humana. Hoy podemos disfrutar de miles de deportes, juegos de mesa y videojuegos ultrarrealistas que nos sumergen en mundos fantásticos que sin embargo ayudan a entender la vida real. Foto: Mamarati (vía Flickr).

Es divertido pensar que durante el auge de los videojuegos había quienes querían echarles la culpa por algún incidente violento o comportamiento extraño que involucrara a un joven, como también pasó con la música rock en su época. Pero comparar un mundo de juegos electrónicos con el comportamiento humano de la vida real es una metáfora bastante difícil de validar.

Sin embargo, una metáfora nunca dejará de ser más que una comparación entre dos cosas que no parecieran relacionarse. Para aquellos de nosotros que llevamos jugando a través de consolas y PC durante las últimas dos décadas, no parecería tan extraña una metáfora que compare la vida con un videojuego.

Pues eso exactamente hizo el medio Cinismoilustrado.com, al comparar la vida moderna con el clásico juego deNintendoMario Bros.

Para aquellos que desconocen la dinámica de este legendario juego, se trata de un plomero que se llama Mario y se pierde en un laberinto de tubería. Termina en un mundo fantástico donde las tortugas son sus enemigos, la princesa del reino ha sido secuestrada por el rey de las tortugas y Mario debe salvarla, aprovechando los poderes que le brindan los hongos mágicos y las estrellas brillantes que encuentra en el camino.

También hay mucho dinero en el mundo de Mario, pero en verdad no sirve para mucho más que subir la puntuación final. En fin, para llegar a su objetivo Mario tienen que aplastar sus enemigos y encontrar la salida del laberinto de tubos para rescatar la princesa antes de gastar todas sus vidas y perder el juego.

El siguiente diagrama explica la manera en que el mundo de Mario se compara a nuestra vida real:

Imagen: Cinismoilustrado.com

Pero la comparación va más allá de un solo videojuego. Se podría pensar en la vida como un juego de rompecabezas, donde la paciencia tras muchos intentos por fin resulta en la solución del desafío.

Y ni hablar de los juegos de acción en primera persona. Aunque la vida en general para la gente común no tiene nada que ver con la de un soldado en medio de la guerra, resulta que practicar estos juegos mejora las habilidades visuales de quienes los usan, como reportó The New York Times hace años.

Pero quizás, la categoría de videojuegos que más se asemeja a la vida real es el juego de rol. En estos juegos el protagonista siempre comienza débil y sin habilidades. Debe conocer su mundo y ganar puntos de experiencia para subir de nivel, ya sea solucionando desafíos o ganándole a rivales.

En estos juegos uno se pasa días explorando el mundo, buscando tesoros escondidos o recolectando objetos de poco valor para intercambiarlos por dinero o una herramienta o arma útil. Normalmente todo ese esfuerzo se reduce a que uno obtenga las habilidades y herramientas necesarias para vencer al próximo jefe o cumplir la próxima misión. Si es exitoso, uno gana experiencia, sube de nivel, y avanza hacia el próximo malo o rompecabezas. Así continuamente hasta el final del juego.

¿No ven la similitud? ¿Horas interminables de esfuerzo por ganarse un aparato que uno solo va a usar por poco tiempo antes de que sea obsoleto? ¿O combatir contra interminables rivales menores y sobrepasar incontables obstáculos solo para ganar la experiencia necesaria para subir su habilidad de nivel y que todo se vuelva a hacer más difícil?

En conclusión, no parece tras dos décadas de experiencia con los videojuegos que estos sean una mala influencia para aquellos que los disfrutan. Antes solo eran jóvenes, pero esa generación ya creció y hoy hay juegos para todas las edades.

Ahora que llega la navidad y la época de compras, no deje de darle gusto a un ser querido por miedo a la influencia que un juego pueda tener. Como puede ver, iluminan nuestra forma de entender la vida, y desde antaño el ser humano aprende a través de los juegos. Desde pequeños jugamos no solo por diversión sino porque en los juegos encontramos formas de entender el mundo que no obtendríamos de otra manera.

Con un juego podemos intentar cosas que no podemos en la realidad, y así conocer mejor nuestros propios límites y habilidades. Por eso es bueno regalar un videojuego. Eso sí, asegúrese de no regalarle un juego con contenido para adultos a un niño.

Hoy los juegos vienen calificados de acorde a su nivel de madurez, entonces busque el juego adecuado para la edad adecuada. Pero no los rechace a causa del viejo dogma inválido de que los videojuegos no enseñan nada y pudren el cerebro.

Eso simplemente no es verdad, y hasta podría aprender algo nuevo, o pasar horas felices con sus seres queridos compitiendo por ser el mejor en alguna habilidad.

Y si no es para pasarla bien con los que amamos, ¿para que más es la vida?

 

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Sebastián Martínez

Sebastián Martínez

La verdad no me gusta la tecnología. La sigo como un fanático paranoico porque estoy convencido de que los robots van a erigir un imperio mundial algún día. Por eso me dedico a conocer al enemigo íntimamente y no me falta la pelea habitual con uno que otro aparato. Ya he asesinado consolas de juegos, PC, celulares y hasta dispositivos GPS.
Puedo decir, con orgullo, que hasta ahora el mundo no me ha puesto enfrente un robot que no haya podido someter a mi voluntad. Estudié letras y literatura en Estados Unidos para escapar a las exigencias del siglo XXI y la ansiedad de clase media. No me sirvió de mucho, y entonces ahora me dedico la cosa más difícil que he tratado de hacer en mi vida (escribir bien) y prepararme para la futura lucha contra la tecnología desde las filas de ENTER.CO.
PD.
No soy fanboy ni de Apple, ni de Microsoft, ni de Google. Los uso y abuso a todos, incluyendo Linux.

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15 comments

  • Interesante artículo en verdad. Me atrevería a usar la figura de símil más que metáfora, ya que el video juego es como la vida, no es la vida. Entendido de esa manera pienso que damos mejor cuenta de lo que representa un videojuego para nosotros los gamers; ponemos en uso nuestro conocimiento de la vida, pero a través de mundos surrealistas aprendemos más de nosotros mismos y de la complejidad del ser. Si el juego fuera la vida, no disfrutaríamos la posibilidad de vivir una vida diferente en un mundo imaginario sino que nos limitaríamos a reproducir aquello que ya conocemos.

    Julio Verne, Isaac Asimov y Aldous Huxley entre otros, mediante la literatura nos han inspirado y le han dado un vistazo al futuro. Pero personas como Steve Jobs, Shigeru Miyamoto y Peter Molineaux en medio de tantos nombres que podríamos mencionar, nos han acercado a ese futuro.

    A nivel educativo es inmenso el potencial de los videojuegos y a medida que la actual generación de entre 20 y 30 desmitificamos la visión absolutista de entretenimiento que se les ha concedido, con todas sus implicaciones y debates acerca de la influencia ejercida sobre sus usuarios, estos ganan terreno en otras esferas de la vida. Haciendo un análisis introspectivo, a los videojuegos les debo en un porcentaje muy alto mi aprendizaje de la lengua inglesa, de manera exitosa y aventajando a muchos de mis contemporáneos quienes no hacían parte de esta forma de lo que llamo “Educamiento” (Educación y Entretenimiento). Con esto no quiero decir que todos los que no fueron gamers no lograron tener exito en procesos de aprendizaje como el mencionado, lo que pretendo es resaltar la posibilidad de acceder al conocimiento de manera autónoma y mediante estilos de aprendizaje diversos como los ofrecido por los juegos de video.

  • Interesante artículo en verdad. Me atrevería a usar la figura de símil más que metáfora, ya que el video juego es como la vida, no es la vida. Entendido de esa manera pienso que damos mejor cuenta de lo que representa un videojuego para nosotros los gamers; ponemos en uso nuestro conocimiento de la vida, pero a través de mundos surrealistas aprendemos más de nosotros mismos y de la complejidad del ser. Si el juego fuera la vida, no disfrutaríamos la posibilidad de vivir una vida diferente en un mundo imaginario sino que nos limitaríamos a reproducir aquello que ya conocemos.

    Julio Verne, Isaac Asimov y Aldous Huxley entre otros, mediante la literatura nos han inspirado y le han dado un vistazo al futuro. Pero personas como Steve Jobs, Shigeru Miyamoto y Peter Molineaux en medio de tantos nombres que podríamos mencionar, nos han acercado a ese futuro.

    A nivel educativo es inmenso el potencial de los videojuegos y a medida que la actual generación de entre 20 y 30 desmitificamos la visión absolutista de entretenimiento que se les ha concedido, con todas sus implicaciones y debates acerca de la influencia ejercida sobre sus usuarios, estos ganan terreno en otras esferas de la vida. Haciendo un análisis introspectivo, a los videojuegos les debo en un porcentaje muy alto mi aprendizaje de la lengua inglesa, de manera exitosa y aventajando a muchos de mis contemporáneos quienes no hacían parte de esta forma de lo que llamo “Educamiento” (Educación y Entretenimiento). Con esto no quiero decir que todos los que no fueron gamers no lograron tener exito en procesos de aprendizaje como el mencionado, lo que pretendo es resaltar la posibilidad de acceder al conocimiento de manera autónoma y mediante estilos de aprendizaje diversos como los ofrecido por los juegos de video.

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