Janer Villarreal, un joven actor barranquillero de 23 años, asumió uno de los retos más complejos de su carrera; interpretar a Arcadio Buendía en la adaptación audiovisual de “Cien años de soledad”, producida por Netflix. La serie, basada en la monumental obra de Gabriel García Márquez, ha generado expectativas desde su anuncio, al tratarse de la primera adaptación oficial autorizada por los herederos del escritor. Villarreal, consciente del peso histórico y literario de este proyecto, compartió detalles de su preparación y de lo que significó para él encarnar a un personaje tan icónico.
Además de su experiencia en el proyecto, Villarreal estudió actuación en la Escuela Distrital de Artes de Barranquilla y en el grupo teatral Mandrágora, donde desarrolló las bases de su formación actoral antes de trasladarse a Bogotá para continuar perfeccionándose. En una entrevista con ENTER.CO, el actor también reveló cómo vivió este proceso y las emociones que lo acompañaron durante el rodaje.
“Mi primer acercamiento a ‘Cien años de soledad’ fue después del colegio”, confiesa Villarreal. Aunque el libro es de lectura obligatoria en muchas escuelas, el actor admite que su verdadera conexión con la obra llegó tiempo después. Al enterarse de los filtros de selección para la serie, decidió releer la novela con una visión distinta. “Cuando me dijeron que interpretaría a Arcadio, leí el libro de una sentada. Quise comprender cada aspecto del personaje, subrayando y anotando todo lo que pudiera darme pistas sobre él”.
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Arcadio, hijo de José Arcadio y Pilar Ternera, es descrito como un adolescente apasionado y con una lucha constante por encontrar su lugar en el mundo. Esa búsqueda, según Villarreal, fue clave para interpretar a un personaje que transita de la inocencia a la tiranía en un Macondo cargado de simbolismos.
¿Cómo fue el proceso de casting y preparación?
El camino de Villarreal para llegar al papel de Arcadio no fue fácil. Participó en múltiples filtros de selección, que incluían lecturas, pruebas de acento y trabajo con los directores. “Fueron entre cinco y siete filtros, y cada uno me acercaba más al personaje. Fue un proceso muy exigente”, recuerda.
Una vez confirmado en el papel, el actor se sumergió en una preparación integral. Junto con el equipo de producción, recibió clases de caligrafía, combate y entrenamiento físico. “Quisieron asegurarse de que cada actor tuviera una comprensión profunda de su personaje y de la época”, explica Villarreal. También trabajaron de cerca con un coach de acentos, Jesús Reyes, para capturar las sutilezas del habla costeña de finales del siglo XIX.
El rodaje principal se llevó a cabo en Alvarado, Tolima, un lugar caluroso que, según Villarreal, no tenía nada que envidiar al clima del Caribe. La producción recreó minuciosamente los cuatro pueblos que componen el universo de Macondo, incluyendo detalles como el icónico árbol de la plaza.
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Interpretar a Arcadio significó para Villarreal adentrarse en las contradicciones del personaje. “Arcadio es un joven que busca pertenecer. Al no encontrar ese calor en su entorno, se convierte en un dictador que arrasa con todo. Es alguien que lucha con sus inseguridades y que, en su búsqueda, termina cayendo en la tiranía”, explica.
La dualidad de Arcadio, que oscila entre la ternura y la crueldad, fue uno de los aspectos que más atrajo al actor. “Hay una frase que siempre recuerdo: ‘Fue un niño que la aldea nunca le dio calor, y la terminó quemando para encontrar un poco de ese calor’. Eso define muy bien su esencia”.
“Lloré tras escena interpretando a Arcadio Buendía”
Villarreal confiesa que el rodaje estuvo lleno de momentos intensos, pero hubo dos escenas que lo marcaron profundamente. La primera fue en la taberna de Catarino, donde Arcadio, ya consolidado como líder, toma una decisión drástica. “Esa escena me conmovió porque muestra cómo las burlas del pueblo despiertan algo oscuro en él. Es un momento de quiebre”.
La segunda escena que destacó fue la guerra. Filmada durante tres días, requirió una coordinación milimétrica. “Fue una experiencia muy cercana a lo que debió ser esa guerra entre conservadores y liberales. Había explosiones, caídas y un nivel de realismo impresionante. Al final de la grabación, me rompí emocionalmente al pensar en las víctimas de las guerras reales”, relata el actor. Esa escena lo hizo llorar, ya que le permitió conectar profundamente con el sufrimiento humano y con las tragedias que generan los conflictos armados.
“Cien años de soledad” no solo es un homenaje al realismo mágico, sino también una apuesta por acercar esta obra monumental a nuevas generaciones. Villarreal está convencido de que la serie tiene el potencial de despertar el interés por la literatura en los jóvenes. “Muchos me han escrito diciendo que nunca habían leído el libro, pero que ahora quieren hacerlo gracias a la serie”, comenta.
El actor también destaca el trabajo en equipo y la dirección, que fueron fundamentales para dar vida a los personajes. “Intentar interpretar a alguien de un libro tan icónico es un desafío enorme. No podíamos igualarlo, pero sí queríamos hacerle justicia con un trabajo honesto”.
El estreno de la serie ha sido recibido con entusiasmo, pero también con críticas de puristas que se centran en detalles como los acentos. Villarreal responde con serenidad: “El acento evoluciona. No podíamos recrear exactamente cómo se hablaba en esa época, pero hicimos un trabajo muy responsable”.
Para él, formar parte de esta producción no solo es un logro personal, sino también un aporte a la cultura. “‘Cien años de soledad’ es una Biblia para Colombia y para la costa Caribe en particular. Representa nuestras vidas, nuestras historias y nuestra esencia”, concluye Villarreal, agradecido por haber sido parte de este proyecto histórico.
Imagen: Archivo Particular/Netflix/ Montaje