‘Mi Primer Sencillo’, ¿qué tiene este reality con ‘India Catalina’ que no tiene ‘Yo me Llamo’?

La noche del sábado, en la edición 41 de los Premios India Catalina, el reality musical Mi Primer Sencillo, de Canal Trece y De la Tierra Producciones, ganó dos estatuillas: Mejor Musicalización en Producción de No Ficción, para Oliver Camargo, y Mejor Producción Musical. Una producción de la televisión pública que se impuso frente a propuestas  como “Carlos Vives: El Amor de mi Tierra”, distribuida por TNT y Max.

Pero más allá de las cifras, del rating o de los reflectores comerciales, lo que logró “Mi Primer Sencillo” fue instalar una nueva narrativa, la de una televisión pública capaz de construir industria, de acompañar procesos creativos y de demostrar que lo regional puede tener una gran factura a la altura de cualquier megaproducción.

Detrás de estas victorias hay una historia de apuestas arriesgadas, decisiones estratégicas y un equipo que creyó en el talento regional. En diálogo con ENTER.CO, la productora ejecutiva Milena Thinkan Beltrán y el director audiovisual Eduardo Muñoz contaron cómo esta producción logró ser galardonada.

El reality nació en medio del reto de realizar un proyecto de alta factura con un presupuesto limitado, muy distinto al que maneja la televisión privada, y enfrentando además los desafíos logísticos propios de producir desde lo público.

Eduardo Muñoz, director audiovisual del proyecto, explicó que querían “construir escenarios mucho más cercanos, en donde los jurados no estuvieran tan lejos de los participantes, en donde los escenarios en donde tenían las mentorías fueran íntimos, acogedores, con una luz suave, alejados un poco del gran show.” Esta decisión estética fue clave para diferenciar el programa y conectar emocionalmente con los artistas y el público.

Por otra lado, la producción fue capaz de descentralizar el proceso de selección. En lugar de convocar talentos solo en grandes ciudades, el programa realizó una convocatoria por territorios poco visibilizados que cubre el Canal Trece, como Casanare, Tolima, Yopal, Guainía, Guaviare, Amazonas, entre otros, permitiendo que artistas como Jheco, de la etnia Curripaco, oriundo del Guainía, se abrieran camino con propuestas musicales como “Fepaite – Nuestra Tierra”, mezcla de dancehall, reggae y sonidos indígenas.

“Desde el guion, desde la producción, nos propusimos que este no fuera un programa que viniera a imponer una mirada, sino a recoger las voces y sonidos de los territorios”, explica Thinkan. Esta visión se tradujo en una selección de cinco finalistas con géneros que iban del bolero al rap, pasando por la música llanera, la fusión folclórica y el pop experimental.

Muñoz resalta que la diversidad no fue solo geográfica, sino estética; “queríamos artistas que escribieran su música original. Por eso trabajamos con mentores que no vinieron a imponer una fórmula, sino a potenciar identidades. Ese fue el verdadero corazón del formato”.

El reality contó con figuras mediáticas y referentes importantes de la industria musical, como Yolanda Rayo, Fruko, Adriana Botina y Doctor Krápula, además de cantautores que hicieron parte del jurado, como Ilona, Jacobo Vélez y Pablo Ramírez. “Músicos con compromiso social y sensibilidad artística, que se conectaron con el espíritu del programa”, afirma Thinkan.

Uno de los momentos más emotivos de la temporada fue la grabación profesional de los sencillos de los finalistas. A diferencia de otros formatos donde el ganador se lleva una suma económica o un contrato, aquí cada participante vivió la experiencia completa de producción musical. “Esa fue una apuesta conceptual, que todos se llevaran algo tangible, un primer paso real en su carrera”, destaca Muñoz.

Para Canal Trece, esta victoria tiene una doble lectura, consolida su liderazgo entre los canales públicos y reafirma que los contenidos de calidad no dependen exclusivamente de la inversión privada. Durante esta edición de los India Catalina, el canal obtuvo siete estatuillas, más que ningún otro medio, público o privado.

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“Compitieron con Carlos Vives, compitieron con Max, con presupuestos altísimos. Pero la diferencia fue el alma. Nosotros no hicimos un programa para ganar premios, sino para dar oportunidad a los talentos de la región “, enfatiza Thinkan. Muñoz agrega que “este reality demuestra que desde lo público se pueden hacer apuestas que no solo entretienen, sino que tienen un impacto social y cultural profundo”.

El impacto de “Mi Primer Sencillo” no termina en la premiación; los sencillos grabados ya circulan en plataformas digitales, y varios de los artistas han sido invitados a festivales, ruedas de negocios y espacios de circulación. “Es una semilla que empieza a dar frutos”, dice Thinkan.

Como mencionamos anteriormente, el propósito central del programa fue visibilizar y exaltar la figura del cantautor, dándole un espacio a artistas que compusieran e interpretaran sus propias canciones. A diferencia de otros formatos más orientados al espectáculo, este reality se enfocó en el proceso creativo y emocional de cada participante.

Como lo señaló Eduardo Muñoz, director audiovisual del programa, “este es el único reality que se ha hecho en Colombia que premia la figura del cantautor. O sea, se está compitiendo con una canción inédita y compuesta por la persona que la está cantando”.

Thinkan coincide, en que “este proyecto nos mostró que cuando se cree en el territorio, en sus sonidos, en su gente, la televisión pública puede emocionar, conmover y cambiar realidades”.

Imagen: Mi Primer Sencill0

Digna Irene Urrea

Digna Irene Urrea

Comunicadora social y periodista apasionada por las buenas historias, el periodismo literario y el lenguaje audiovisual. Aficionada a la tecnología, la ciencia y la historia.

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