Por si necesitaban creer nuestro argumento sobre la advertencia de crueldad animal en ‘Guardianes de la Galaxia Vol. 3’, las Personas por un Tratamiento Ético de los Animales (o PETA por sus siglas en inglés) han entregado un premio a James Gunn y su más reciente película en el MCU por dar un ‘mensaje contundente’ contra la crueldad animal en los experimentos que los utilizan.A través de una publicación en su blog, PETA entregó el premio ‘No un Número Más’ en reconocimiento a la manera en la que historia representa la experimentación animal:“A través de Rocket, James Gunn ha puesto una cara, un nombre y una personalidad a los millones de animales vulnerables que pasan por los laboratorios mientras hablamos”, dijo la vicepresidenta sénior de PETA, Lisa Lange. “PETA está celebrando esta como la mejor película sobre los derechos de los animales del año por ayudar al público a ver a los animales como individuos y sugerir que el hecho de que podamos experimentar con ellos no significa que debamos hacerlo”.A continuación, daremos spoilers de ‘Guardianes de la Galaxia Vol. 3’La película más reciente del Universo Cinematográfico de Marvel explora el pasado de Rocket a través de recuerdos que tiene después de ser herido de muerte por Adam Warlock. A través de estas memorias lo vemos siendo apenas un pequeño cachorro en el momento en el que el Alto Evolucionador lo selecciona como su nuevo sujeto de pruebas.
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También es en esta película que conocemos a sus primeros amigos, otros experimentos creados por el villano utilizando animales, mutilando y reemplazando partes para luego ser encerrados en jaulas. Quizás una de las visiones más espeluznantes de esta película está en ‘Piso’, un conejo al que le remueven todas las piernas y ponen un ‘bozal’ para reemplazar su boca. Por no mencionar a ‘Colmillos’ que siempre tiene los ojos abiertos gracias a unos ganchos en los ojos o incluso Lylla que es una nutría cuyos brazos fueron reemplazados.“Al igual que los amigos de Rocket… la mayoría de los animales utilizados en los laboratorios mueren después de soportar toda una vida de sufrimiento. Son recluidos en jaulas estrechas, a menudo solos y mutilados, infectados con enfermedades, criados a propósito para sufrir condiciones debilitantes, obligados a soportar múltiples procedimientos dolorosos, encerrados en dispositivos de sujeción, bombardeados con estímulos durante períodos prolongados y con frecuencia se les niega una alimentación adecuada, agua y alivio del dolor. Y a pesar de que los Institutos Nacionales de Salud gastan casi $20 mil millones de dólares por año en fondos de los contribuyentes en pruebas con animales, los estudios han demostrado que el 95 % de todos los medicamentos nuevos que prueban ser seguros y efectivos en animales fallan en los ensayos clínicos en humanos porque no funcionan o son peligrosos”. Imágenes: Marvel Studios