Mientras Netflix, Disney+ y HBO Max compiten con presupuestos millonarios y catálogos de lujo, hay una plataforma que crece de forma silenciosa, rompiendo esquemas; se trata de Tubi, un servicio gratuito de video bajo demanda, propiedad de Fox Corporation, que ha consolidado una propuesta que desafía los modelos tradicionales del entretenimiento digital.
Tubi no cobra suscripciones, no exige tarjetas de crédito ni prueba gratuita. Funciona gracias a la publicidad, como la televisión abierta de antaño, pero con un catálogo que sobrepasa los 275.000 títulos. En otras palabras, se trata de un servicio legal, sin costo para el usuario y con una biblioteca que, según sus creadores, supera en tamaño incluso a Netflix.
Pese a que su oferta aún no está disponible en Colombia, es posible acceder a ella desde países como Estados Unidos y México, descargando la app desde cualquier tienda digital. ¿Qué diferencia a Tubi del resto de plataformas? Precisamente, su despreocupación por el glamour, su espíritu caótico y su inclusión de contenidos de bajo presupuesto que otros evitan.
En Tubi no hay algoritmos obsesionados por recomendarte el contenido “ideal”, ni un menú repleto de originales con nombres prestigiosos. Aquí conviven películas clásicas de culto, telenovelas, reality shows, animes, comedias románticas baratas y experimentos cinematográficos que no encontrarían espacio en otra parte. No todo brilla, pero casi todo entretiene.
Te puede interesar: ¿Cómo se crea la música del cine y qué papel tiene la IA? Entrevista con Sebastián Zuleta, el colombiano que trabaja con Disney
La plataforma fue fundada en 2014 por Farhad Massoudi, un ingeniero que soñaba con facilitar la monetización de contenidos para estudios independientes. Su visión se consolidó en 2020, cuando Fox Corporation adquirió Tubi por 440 millones de dólares. Desde entonces, el crecimiento ha sido vertiginoso: en la actualidad, cuenta con más de 97 millones de usuarios activos al mes.
Tubi ha emitido eventos como el Super Bowl junto a Fox Sports, ha firmado acuerdos con la WWE y se ha convertido en un refugio inesperado para cineastas afroamericanos e independientes. De hecho, muchos de los títulos virales en redes sociales —como Cocaine Cougar o Amityville in the Hood— nacieron en este entorno sin filtros, donde la creatividad no necesita pasar por el comité de aprobación de Hollywood.
Para algunos críticos, esta libertad ha convertido a Tubi en una “plataforma de películas malas”. Pero su directora de marketing, Nicole Parlapiano, lo ve de otra forma: “No queremos decirte qué es bueno. Si una película tiene escenas de acción ridículas o una edición torpe, no importa. Si entretiene, es válida”.
Lo interesante es que, lejos de avergonzarse por su catálogo sin curaduría, Tubi lo abraza. Su apuesta es por el acceso y la variedad, no por el prestigio. “Nos centramos en fandoms y géneros específicos. No te decimos qué ver”, asegura Parlapiano. Esta visión se aleja del monocultivo de las grandes plataformas, donde todo parece igual y predecible.
Te puede interesar: “The Chosen: La Última Cena”, llega a cines colombianos: aquí las salas y horarios
Tubi es también una puerta de entrada para creadores. Su modelo de licencias —que incluye pagos fijos, reparto de ingresos y bonificaciones por rendimiento— lo hace accesible para quienes tienen ideas pero no recursos. Así, se ha convertido en una vitrina alternativa para voces nuevas, especialmente en comunidades afroamericanas y latinas de EE.UU.
Mientras muchos servicios de streaming elevan precios y reducen catálogos, Tubi apuesta por lo contrario, más títulos, más diversidad, más caos.
Su ambición no es destronar a Netflix, sino ser tomada en serio. “Queremos estar en la misma conversación, aunque nuestro camino sea distinto”, dice Parlapiano. Y aunque el estigma persiste —por ser gratuito, por tener publicidad, por su catálogo desordenado—, su impacto es cada vez más evidente.
Tubi no es la plataforma más bonita, ni la más prestigiosa; pero es, sin duda, una de las más libres. Y en una era saturada de servicios que compiten por tu tiempo y dinero, esa libertad puede ser su arma secreta.