Una historia de amor contada por una fotocopiadora

Este divertido video viral está sacándoles una sonrisa de ternura a millones de cibernautas. Usando 325 fotocopias por minuto, la producción relata la clásica historia de un chico que se enamora de una chica que no lo quiere.

La incomodidad de hacer el video es superada únicamente por la buena ejecución de la idea. Foto: Photocopyromance (vía Flickr).

De todos los aparatos tecnológicos que existen, la fotocopiadora es uno de los menos glamorosos. No tiene el ‘sex appeal’ de un iPad ni la versatilidad de un smartphone, pero puede contar una historia de amor como ningún otro aparato. Este video lo demuestra.

La producción estuvo a cargo de Never Hide Films, firma que hace videos virales para la marca de gafas Ray-Ban. Este video es parte de ese esfuerzo publicitario, aunque para saberlo hay que investigar, pues dentro del video la promoción de la marca es casi nula (excepto por las gafas de los protagonistas y el lema comercial que sale al final, ‘Never Hide’).

Posiblemente lo primero que piensan las personas que ven el video es que su elaboración debió ser todo un enredo. Never Hide Films tuvo esto en cuenta y dejó abierta una cuenta en Flickr para que los curiosos puedan ver algunas de las escenas que tuvieron que vivir los productores.

Después de todo ese jaleo, Never Hide Films tomó todas las fotocopias que sacó y las unió por medios digitales para crear el video. El método es muy similar al usado en caricaturas, pues simplemente tomaron las copias y las pasaron secuencialmente a una velocidad de 325 por minuto.

Con todo y eso, ésta no es la historia de amor más complicada, enredada y laboriosa que haya habido. La verdad, ni se acerca.

Luis Iregui V.

Luis Iregui V.

Soy un adicto a la tecnología. Lo acepto y lo celebro. Como buen adicto, tengo toda una historia detrás de mi condición. Comencé con una obsesión por los videojuegos que con los años se transformó en una pasión por todas las cosas relacionadas a la tecnología. Esta manía me ha llevado a mantener mi cuenta bancaria en ceros, siempre a la merced del último gadget, el último juego o el último celular. Intenté satisfacer mi adicción estudiando sistemas en Estados Unidos, pero no quedé convencido y terminé desubicado en Los Andes, graduado como abogado pero frustrado por no tener un futuro tecnológico claro por delante. Para mejorar mi situación, comencé una página dedicada el cubrimiento del mundo de los videojuegos (lapaginadejuegos.com), pero incluso eso no fue suficiente para satisfacer mi apetito digital. Después de muchas vueltas, llego a ENTER.co con el sueño de convertir este sitio en el lugar de referencia para los adictos latinoamericanos como yo, que jamás están satisfechos y viven al borde de sus sillas, pendientes de todo lo que ocurre en el maravilloso mundo de la tecnología.

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