¿Ahora las compañías están demandando a sus anunciantes? Elon Musk, dueño de X/Twitter, ha presentado una demanda contra la World Federation of Advertisers (WFA) y varias empresas individuales, incluyendo Mars, CVS, Unilever y Orsted. ¿El motivo? La demanda alega que estos anunciantes se coordinaron para boicotear la plataforma de Musk, lo que le costó miles de millones de dólares en ingresos.
La demanda fue presentada en un tribunal federal en Texas y acusa a la WFA y a las empresas individuales de violar las leyes antimonopolio al coordinar un boicot publicitario contra X/Twitter.
Musk ha sido crítico con los anunciantes que abandonaron la plataforma, acusándolos de “chantaje” y utilizando lenguaje soez para desestimarlos (como, por ejemplo, en un evento decirles que ‘se jodieran’). Quizás por este mismo tono que ha tomado Musk es que muchos no han encontrado gracioso que ahora haya publicado en si perfil: “Intentamos ser amables durante 2 años y no obtuvimos más que palabras vacías. Ahora, es la guerra“.
La demanda se centra en la fase inicial de la propiedad de Musk sobre Twitter, pero sigue a un enfrentamiento posterior con los anunciantes el año pasado. En noviembre de 2023, las preocupaciones sobre anuncios que aparecían junto a contenido pro-nazi y discurso de odio llevaron a una oleada de anunciantes a abandonar la red social.
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La WFA y las empresas individuales no han hecho comentarios sobre la demanda. Sin embargo, es probable que argumenten que su decisión de dejar de publicitar en X fue una decisión comercial legítima, ya que la plataforma de Musk se considera un riesgo para las marcas que representan. No es un argumento muy difícil de defender, considerando que hoy hay diversos estudios que han comprobado el aumento de discurso de odio y la propagación de porn bots en la plataforma.
Como todo contenido que incluya la palabra ‘Elon Musk’ en años recientes, el anuncio de esta demanda ha generado debate sobre la libertad de expresión y el papel de las empresas en la regulación del contenido en las redes sociales. Mientras que Musk ha defendido X como una plataforma para la “libertad de expresión”, muchos críticos argumentan que su enfoque es selectivo y que la plataforma ha permitido contenido ofensivo y dañino.
La demanda de Musk es un desarrollo interesante en la batalla por el control de las redes sociales y la regulación del contenido en línea. ¿Puede una empresa demandar a otras por no querer hacer negocios con ella? ¿Es legítimo que las empresas tomen decisiones comerciales basadas en sus valores y principios? Estas son preguntas que se debatirán en los tribunales y en la opinión pública en los próximos meses.
No es el único pleito legal en el que se encuentra involucrado Elon Musk: el multimillonario esta semana también presentó una demanda contra Open AI (la empresa detrás de ChatGPT), se está preparando para una batalla en los tribunales de la Unión Europea por no acatar sus requisitos y también tiene pendientes una decena de pleitos con antiguos empleados de X/Twitter… lo que nos lleva a preguntar ¿En qué momento Elon Musk comenzó a producir más casos en la corte que autos eléctricos?
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