En una movida que ha generado una ola de críticas, Meta, la empresa matriz de Facebook e Instagram, ha relajado sus políticas públicas de moderación de contenido. Entre los cambios más alarmantes, ahora permite referirse a las mujeres como “propiedad” y a las personas transgénero como “fenómenos”. Esta decisión, presentada como una actualización de sus políticas, ha sido calificada como un paso atrás en la protección de grupos vulnerables y una potencial normalización del discurso de odio.
Meta argumenta que los ajustes buscan “abrir espacio para debates complejos” y promover “libertad de expresión”. Sin embargo, los cambios realizados a principios de 2025 incluyen la eliminación de cláusulas que previamente protegían a ciertos grupos de comentarios despectivos.
Por ejemplo, la política que prohibía comparar a las mujeres con objetos o propiedad del hogar fue eliminada. Asimismo, ya no se sancionan expresiones que nieguen la existencia de personas trans o gays. Incluso se introdujeron nuevas excepciones que permiten defender restricciones basadas en el género en espacios públicos, deportes y ocupaciones laborales.
Estos ajustes llegan en un momento políticamente cargado en Estados Unidos, y muchos analistas interpretan los cambios como un intento de Meta de congraciarse con sectores conservadores, especialmente ante la creciente influencia del expresidente Donald Trump.
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La relajación de las políticas de contenido tiene implicaciones profundas para los usuarios. En un ecosistema donde el discurso de odio ya es difícil de controlar, estas modificaciones legitiman y amplifican narrativas discriminatorias.
Grupos feministas y colectivos LGBTQ+ han denunciado que las nuevas políticas no solo los desprotegen, sino que también refuerzan estigmas históricos. Por ejemplo, comentarios que antes eran sancionados ahora proliferan sin restricciones, generando un ambiente hostil que afecta tanto la participación como el bienestar psicológico de estas comunidades.
En el caso de las mujeres, permitir referencias que las comparan con propiedad perpetúa ideologías misóginas que, históricamente, han justificado la violencia de género. Para las personas trans, etiquetarlas como “fenómenos” valida discursos que deshumanizan su identidad, lo que puede traducirse en mayores niveles de acoso tanto en línea como fuera de las plataformas.
Organizaciones como Human Rights Campaign y Amnistía Internacional han señalado que estas políticas contradicen el compromiso de Meta con la diversidad y la inclusión. Según estas entidades, la decisión podría exacerbar la discriminación sistémica, especialmente en países donde las leyes ya son adversas hacia mujeres y minorías sexuales.
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Además, las plataformas de Meta tienen un alcance global, lo que significa que estas políticas podrían exportar discursos de odio a regiones donde el discurso público depende en gran medida de las redes sociales.
Aunque Meta afirma que estos cambios fomentan un espacio más libre para la discusión, la realidad es que la eliminación de restricciones podría tener un costo reputacional significativo. Ya ha perdido la confianza de muchos usuarios, y esto podría derivar en una deserción masiva hacia plataformas competidoras.
A nivel regulatorio, Meta también se enfrenta a un mayor escrutinio. Legisladores en Estados Unidos y Europa están impulsando normativas más estrictas para las redes sociales, y decisiones como esta podrían acelerar su implementación.
Imagen: Archivo ENTER.CO