Mark Zuckerberg se encuentra otra vez en problemas, esta vez estaría cerca de perder Instagram y WhatsApp, sus dos plataformas estrella. El juicio que enfrenta Meta en Washington D.C. podría obligarlo a desprenderse de estas aplicaciones, y no se trata de una exageración: la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC) va en serio.
El proceso legal arrancó con fuerza. Desde hace años, los reguladores vienen cuestionando el poder de Meta y los movimientos que han hecho para lograrlo. Pero ahora, por primera vez, un tribunal está considerando si las adquisiciones de Instagram (en 2012) y WhatsApp (en 2014) fueron parte de una estrategia para aplastar la competencia.
La acusación es clara: la FTC dice que Meta ejecutó una política de “comprar o enterrar” a sus competidores. En otras palabras, que compró empresas emergentes con el único fin de frenar su crecimiento antes de que pudieran amenazar el dominio de Facebook. Y lo está intentando probar con correos internos, informes ejecutivos y el testimonio del propio Zuckerberg.
“Mejor comprar que competir”
Uno de los momentos clave del juicio ocurrió cuando se presentaron mensajes de 2008 y 2012 en los que Zuckerberg sugería que, para mantener el liderazgo, era mejor adquirir empresas que pudieran convertirse en rivales. En una frase que ahora resuena con fuerza, escribió: “Es mejor comprar que competir”. Para la FTC, eso es prueba de una conducta anticompetitiva.
Además, se reveló que en 2018 el propio Zuckerberg había planteado escindir Instagram o WhatsApp, anticipándose a posibles sanciones regulatorias. “A veces, los productos se desempeñan mejor por separado”, dijo entonces, en un correo que hoy le juega en contra.
Según la FTC, esto muestra que Meta no adquirió estas plataformas para mejorarlas, sino para eliminarlas como amenazas independientes.
Por su parte, Meta no se quedó callada. El equipo legal de Zuckerberg ha sostenido que las adquisiciones fueron aprobadas en su momento por los reguladores, y que no pueden ser revisadas a posteriori solo porque ahora el clima político ha cambiado.
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Zuckerberg, al testificar, explicó que compraron Instagram porque ofrecía una experiencia de cámara superior y que WhatsApp fue adquirida por su potencial de mensajería segura. Según él, ninguna de las compras buscaba eliminar competencia, sino sumar valor.
Además, Meta ha insistido en que el mercado ha cambiado radicalmente desde entonces. Hoy, argumentan, compiten ferozmente con TikTok, YouTube, X (antes Twitter) y muchas otras plataformas. El monopolio, dicen, ya no existe.
¿Qué podría pasar?
La pregunta que flota en el aire es: ¿puede realmente Meta perder Instagram o WhatsApp? Y la respuesta es sí. Si el tribunal falla a favor de la FTC, podría ordenar la separación forzada de estas plataformas, lo que sería un golpe enorme para la compañía.
No sería solo un problema financiero. Instagram y WhatsApp son esenciales en la estrategia de Meta para mantener la atención del público joven y para liderar la mensajería global. Separarlas implicaría reconfigurar toda la arquitectura comercial y tecnológica de la empresa.
Para algunos expertos, esto sería como devolverle al mercado la posibilidad de competir de manera más justa. Para otros, una decisión así podría desalentar la innovación y castigar retroactivamente decisiones empresariales legales en su momento.
En las próximas semanas, testificarán otros altos cargos de Meta, incluyendo a Sheryl Sandberg, ex COO de la compañía, y Adam Mosseri, actual director de Instagram. Se espera que la defensa siga apostando por mostrar a Meta como una víctima de un cambio de reglas en mitad del partido.
Mientras tanto, el juicio se convierte en uno de los más importantes de la era tecnológica. No solo por lo que está en juego para Zuckerberg, sino por el precedente que puede sentar sobre cómo se regula el poder de las grandes tecnológicas en el siglo XXI.
Imagen: Mariia Shalabaieva