La negativa de moderar mensajes de Donald Trump y permitir campañas políticas que comparten información falsa le está saliendo caro a Facebook. No solo en el segmento de reputación. Ahí la compañía sigue cuesta abajo con una imagen en la que sus usuarios no confían en la información que comparten, pero además ahora tampoco creen lo que les muestra su línea de tiempo. Algo que a Facebook no parece importarle tanto. Después de todo, sigue siendo una de las redes sociales más grandes de la Internet.
Pero ahora le están pegando donde sí le duele. En los anuncios.
Algunas compañía han firmado la campaña Stop Hate for Profit (que se traduciría al español como ‘Paren el odio por ingresos’) realizada por una coalición de grupos que, de manera resumida, han reclamado a la red social de Mark Zuckerberg el que haya permitido que grupos de odios crecieran de manera descontrolada, en especial al usar su algoritmo de recomendaciones para permitir propaganda de odio. A esto se suma también las respuestas polémicas del servicio, que ha admitido que no moderará publicidad política que de manera clara contenga información descontextualizada.
Por ahora, seis compañías se han unido a esta negativa de pauta desde el 1 de julio en Facebook: Ben & Jerry’s, Verizon, Patagonia, The North Face, Hershey y Honda.
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No solo esto, sino que algunas otras compañías están suspendiendo su pauta en todas las redes sociales: Starbucks, Unilever, Coca-Cola y Diageo han suspendido su pauta en todas las redes sociales (con excepciones contadas). Aquellas que han publicado sus razones, explican motivos similares. El ambiente general es de desconfianza frente a estas plataformas.
En la realidad, la salida de estas marcas puede no tener un propósito tan filantrópico como aparentan. 2020 ha probado ser un año particularmente difícil para la economía y uno de los primeros elementos que muchas compañías re organizan es su presupuesto en publicidad. Así, la decisión de retirar estos avisos coincide con la revisión de presupuestos para el nuevo trimestre del año.
El otro problema es que, siendo realistas, para que Facebook re considere sus políticas haría falta más que la salida de menos de una decena de marcas. Las ganancias por publicidad que obtiene la red social son producto de millones de empresas, por lo que afectar su bolsillo tomaría, al menos, miles de ellas saboteando la red social. Algo que parece poco probable.
Esto, en especial considerando que estamos en el año de las elecciones por la presidencia de los Estados Unidos. Un evento que la red social no va a desaprovechar, considerando la cantidad de dinero que ambas campañas invertirán hasta noviembre de este año.
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