Meerkat es la última app de comunicación que se quiere robar el show. La aplicación, que tiene menos de dos semanas en la tienda de iOS, ha atraído la atención de los usuarios y de la prensa. Es una app de streaming que, cuando el usuario la activa, envía un tuit desde la cuenta del usuario y pone un enlace para ver el streaming. Simple, sencillo y exitoso: la app escalaba puestos en App Store, ya había atraído 120.000 usuarios y conseguido 3,6 millones de dólares de financiación, según el Wall Street Journal. Pero Twitter intentó cortarle las alas.
El fin de semana, el servicio de microblogs anunció que limitaría el acceso de Meerkat a su grafo social, es decir, a la base de datos de sus usuarios y sus contactos –quién es quién y quién sigue a quién–, según reportó Mat Honan en Buzzfeed. De un plumazo, en medio de la edición de este año de SXSW –donde Meerkat quería obtener un impacto similar al que logró, ehem, Twitter en 2007– le quitó el principal atractivo a la app de video: su uso ya no es tan instantáneo.
Twitter suele ser hospitalario con los servicios de terceros que lo usan como vehículo para sus contenidos. Servicios como WordPress o YouTube pueden difundirse libremente a través de las tarjetas que se crean automáticamente cada vez que un usuario pega un enlace en un tuit, y muchos proveedores de contenido explotan esa funcionalidad para intentar llevar tráfico a sus sitios. Pero este movimiento ha sido interpretado como un intento por promover y defender la app Periscope, que hace lo mismo y fue comprada por Twitter, según confirmó la red social la semana pasada.
El lado oscuro de Twitter
Más allá del simple negocio, esta situación pone de manifiesto cómo ha cambiado el papel de Twitter en el ecosistema de los contenidos digitales. Al principio, cuando hacer dinero todavía no era una de sus prioridades, Twitter era feliz sirviendo de plaza pública: era el espacio para llevar los contenidos de todos de un sitio a otro. Instagram, por ejemplo, le debe parte de su crecimiento inicial al servicio de los 140 caracteres. Antes de que Facebook la comprara, las imágenes se embebían muy fácilmente en los tuits, y no había que entrar a la app del servicio para verlas. Esto la puso a los ojos de quienes no eran sus usuarios y cimentó su crecimiento.
Pero, cuando llegaron las presiones comerciales, quedó claro que Twitter iba a tener muchos problemas para monetizar a sus usuarios. Esto se llevó por delante la neutralidad que la caracterizaba. Ahora, activamente, les corta el acceso a sus servicios competidores, es decir, a aquellos que pueden o podrían desviar la inversión en publicidad. Lo hizo con Instagram y le llegó el turno a Meerkat.
El problema aquí es que Twitter está vendiendo su alma, por así decirlo. Lo que disparó la popularidad del servicio, y lo que lo hace hoy necesario e importante en la red, es que es el gran canal de las conversaciones globales. Puede no hacer tanto dinero como Facebook, o tener menos usuarios que WhatsApp, pero nadie lo puede ignorar: allí es donde el mundo conversa y donde Internet, esta gran hidra de muchas cabezas, se pronuncia sobre todo y sobre todos.
Twitter está vendiendo su alma
Esto es así porque en Twitter solía no haber muros, ni censuras, ni obstáculos para el contenido. Al contrario de Facebook, donde todo pasa por un marcador negro que pretende que ese sea un espacio a salvo de las perversiones humanas (es decir, hospitalario para los anunciantes), en Twitter se puede decir cualquier cosa. Desde el mundo del porno hasta el Estado Islámico tienen sus ‘arrobas’ y usan la herramienta para difundir sus mensajes. Por supuesto, eso hace que controlar el discurso de odio y las amenazas de muerte sea más difícil, pero ofrece un espacio de libertad que no solo está en sintonía con el espíritu de internet, sino que también anima a la participación y mantiene relevante al servicio de los 140 caracteres.
¿Ustedes se imaginan el escándalo si Google hiciera algo así en el buscador? Censurando a sus rivales, Twitter se está pegando un tiro en el pie. Para proteger su negocio, está sacrificando parte de lo que lo mantiene vivo. Aunque sigue siendo un espacio más libre que la mayoría de internet, estos pequeños pasos en la dirección contraria no dejan de ser alarmantes. El mundo no necesita otro jardín de infantes de muros azules, y Twitter no debería intentar serlo.
Imágenes: Meerkat (captura de pantalla) y nkhmarketing (vía Flickr)
cuando se compromete con su modelo de negocios o con algo que ya han adquirido, sacarán las garras
cuando se compromete con su modelo de negocios o con algo que ya han adquirido, sacarán las garras
Me gusta la tecnologia pero no me gusta twitter no le he encontrado gusto
Me gusta la tecnologia pero no me gusta twitter no le he encontrado gusto
NO ENTIENDO CUAL es el miedo de twitter de dejar que otras aplicaciones crezcan total para usar meerkat tienes que usar twitter entonces. cual es el problema en dejar que otros ganen dinero .
Que el dinero que Twitter percibe por el uso de su plataforma es mínimo ya que han tenido problemas para monetizarla.
Ojo, el hecho de si apoyo o no esa conducta me lo guardo pero ese es el “miedo de Twitter”.
NO ENTIENDO CUAL es el miedo de twitter de dejar que otras aplicaciones crezcan total para usar meerkat tienes que usar twitter entonces. cual es el problema en dejar que otros ganen dinero .
Que el dinero que Twitter percibe por el uso de su plataforma es mínimo ya que han tenido problemas para monetizarla.
Ojo, el hecho de si apoyo o no esa conducta me lo guardo pero ese es el “miedo de Twitter”.