Hace un par de semanas se filtró las ganancias de los streamers más populares de Twitch. Y lo curioso es que para algunos es extraordinario el pensar que personas como ElRubius, Ibai o Auronplays ganen millones de dólares al año, solo por suscripciones. Es algo que es, en particular, difícil de entender para la generación que no creció viendo transmisiones en vivo a través de Twitch. ¿En verdad estamos pagando tanto por ver a alguien a través de una pantalla?
Lo cierto es que la razón por la que Twitch triunfó y la profesión de ‘streamer’ fue creada no está en una fascinación por ver a otros jugar, sino en la capacidad que tuvo para permitir a las personas el comprar experiencias.
¿Cómo se gana dinero en Twitch?
La principal fuente de ingreso de un streamer son las suscripciones. Lo que suscribirse a un canal permite es que las personas puedan ver las transmisiones en vivo y los VODS (que son los videos que quedan guardados para reproducir después), acceder a una serie de emotes disponibles, ganar más puntos de canal, junto con otras ventajas.
Además de esto los creadores reciben dinero a través de donaciones y compras de bits (que, para no entrar en detalles confusos, son prácticamente lo mismo), además de streams patrocinados o mercancía que venden a través de tiendas digitales. Pero, lo importante es que al final del día las personas no pagan realmente por ver a alguien jugar o hablar. Pagar por tener interacciones con ellos.
La experiencia es un producto
Una de las cosas que me llaman la atención es la decisión de Twitch de acompañar las notificaciones de suscripción de un mensaje destacado. Aunque el streamer puede ver las interacciones en el chat, las suscripciones suelen ser resaltadas e incluso pueden venir acompañadas de un mensaje que las personas leen. Esto que el acto de suscribirse pase de ser algo más que una donación. Se convierte en una oportunidad de interactuar con el streamer.
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Y este elemento, finalmente calculado por Twitch, modifica la manera en la que muchos creadores interactúan o presentan las oportunidades de monetización. No ves un stream porque te guste ver a alguien más jugar, sino porque te gusta la experiencia de ver a esa persona jugar. De comentar en el chat y ser parte del viaje. Muchos creadores de contenido entienden que es esto lo que realmente ‘compran’ sus espectadores.
Es también la razón por la que muchas veces parte de esas experiencias están ‘monetizadas’ a través del sistema de puntos. ¿Quieres nombrar a un pokémon? ¿Que el streamer cante una canción? ¿Cambiar la canción de fondo mientras se está hablando? ¿Elegir el siguiente asesino?
Crowd Control
De hecho, una de las maneras más evidentes en las que esto ocurre es a través de experiencias como los juegos con mod de tipo Crowd Control. Si nunca has visto cómo funciona, se trata de una extensión/mod que permite a los miembros del chat el pagar para interactuar directamente con el juego. Por ejemplo, es posible que pagues para que Mario no pueda saltar por 30 segundos, o terminar de manera inmediata Dark Souls e iniciar desde game+.
Crow control es el epitome de la experiencia paga de Twitch, porque permite a la audiencia afectar la experiencia de la persona que están viendo. Hace que sean más que espectadores y les permite ‘jugar’ con su streamer favorito. Pero va más allá de eso. Les permite tomar control de cómo se experimenta al momento de jugar.
Imágenes: capturas de pantalla y Getty Images
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