y las pérdidas que ha generado el desplome en el valor de otras criptomonedas incluidas las que aseguran estar respaldadas por monedas físicas, ha prendido las alarmas. Por eso, una alta funcionaria de vigilancia reveló a Reuters los planes que tienen los reguladores del mercado global de crear un organismo conjunto para que, desde el 2023, comience a coordinar mejor las reglas de los criptoactivos.
Ashley Alder, presidenta de la Organización Internacional de Comisiones de Valores, aseguró que el auge en la adopción de las monedas digitales era justamente uno de los ejes en los que las autoridades se estaban fijando, además del seguimiento al Covid-19 y el avance del cambio climático en el planeta.
La razón para establecer un organismo de control y un marco que regule las operaciones de los criptoactivos es obvio, si se tiene en cuenta que al menos 81 millones de personas participan actualmente de un mercado altamente volátil en donde hay mayores riesgos de pérdidas de ahorros y capital.
De acuerdo a Alder, la preocupación de los reguladores gira alrededor de la seguridad cibernética, la resiliencia operativa y la falta de transparencia en el mundo de las criptomonedas: temas que se le están saliendo de control a los entes, dado a la permisividad que han brindado a un mercado que se ha jactado de triunfar sin la necesidad de un intermediario oficial.
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Las alarmas respecto a los criptomercados y sus consecuencias en medio de un clima generalizado de inflación en las economías mundiales, se intensificaron esta semana, luego de que Bitcoin perdiera un 20 % de su valor en una semana y de que la ‘stablecoin’ TerraUSD se desacoplara del valor del dólar y cayera un 50%. Ante este panorama, el presidente del Comité Bancario del Senado de EE.UU instó el miércoles a los legisladores de ese país a endurecer las regulaciones criptográficas.
Según Alder el siguiente paso en el que deberán trabajar los organismos internacionales es en la creación de un grupo de alcance global, similar al grupo económico del G20 o a los que trabajan para financiar las estrategias climáticas, que desde el próximo año sea capaz de definir algunas reglas que blinden y protejan a este tipo de mercado.
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