A finales de enero de este año, la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), emitió un comunicado anunciando que daría inicio a la fiscalización de criptodivisas, lo que quiere decir que si eres contribuyente de impuestos y actualmente realizas operaciones con criptomonedas, tendrás que reportar los ingresos que proceden de estas transacciones.
La DIAN determinó esta nueva acción no solo porque han evidenciado que existen personas que evaden sus responsabilidades tributarias al ser inexactos o no reportar sus ingresos, sino porque además, según el Estatuto Tributario y las normas internacionales de información financiera (NIIF), todos los contribuyentes deben declarar los hechos económicos que cumplan con la definición de activo y las criptomonedas califican como tal.
De acuerdo a las palabras que Portafolio recogió del director general de la DIAN, Lisandro Junco, Colombia ha recaudado alrededor de 1 billón de pesos en tres años a causa de la economía virtual, por lo cual “hay que pagar impuestos así sea un elemento de economía digital”.
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La entidad aprovechó también para señalar que los valores totales de las criptomonedas se deben incluir como renta líquida gravable y advirtió que omitir la declaración de renta de los criptoactivos desencadena varias consecuencias, dentro de las que se cuentan la imposición de una sanción por inexactitud, la cual se calculará sobre el valor más alto del impuesto a cargo: penalidad que desde hace cuatro años equivale al 200% del valor más alto del impuesto a cargo determinado.
Lo anterior quiere decir que dicha sanción se aplicará sobre la diferencia entre el valor declarado en la declaración privada realizada por el contribuyente y la realizada por la DIAN.
Según Bloomberg en Línea, además de los contribuyentes que hacen uso de criptomonedas, los mineros de este tipo de divisa también están sujetos a la declaración de renta que debe realizarse desde este 2022, pues las comisiones recibidas por esta actividad son vistas por la DIAN como un ingreso en especie.
Imágenes: La razón