El sector de las criptomonedas en Colombia dio un salto significativo en los últimos años, y 2024 no ha sido la excepción. Con una comunidad cripto en constante crecimiento y una evidente inclinación por las stablecoins, el país se ha posicionado como un actor clave en la región. Sin embargo, esta expansión ocurre en un entorno marcado por desafíos regulatorios, fluctuaciones macroeconómicas y una evolución del mercado que sigue moldeando las estrategias de inversión y adopción de activos digitales.
De acuerdo con el más reciente informe de Bitso sobre el panorama cripto en América Latina, Colombia cerró el 2024 con 500 mil usuarios en la plataforma, evidenciando un crecimiento del 6% con respecto al año anterior. Si bien esta cifra es menor en comparación con México (4.4 millones de usuarios) o Argentina (1.6 millones), sugiere que el país sigue consolidando su presencia en la escena cripto, especialmente a través de la diversificación de portafolios.
El perfil del inversionista colombiano se mantiene predominantemente millennial (25-34 años), con una tasa de penetración del 40%, la más alta de la región. Además, el país se ha destacado como el segundo con mayor número de mujeres en el ecosistema cripto, aunque con una caída en su participación del 35% en 2023 al 27% en 2024.
Un dato interesante del informe es la creciente preferencia por las stablecoins, que representaron el 48% de las compras en el país. Activos como USDC y USDT han sido adoptados no solo como herramientas de inversión, sino como una alternativa ante las restricciones bancarias sobre cuentas en dólares.
La valorización del peso colombiano frente al dólar no impidió que estos activos digitales mantuvieran su relevancia, lo que refuerza su papel como refugio ante la volatilidad económica.
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En tanto a las ciudades donde hay más movimiento están Bogotá, Medellín y Cali con un alto número de transacciones y una comunidad de inversionistas cada vez más activa. En Bogotá, la capital del país, se concentra la mayor parte de los usuarios, impulsados por un ecosistema fintech en crecimiento y una mayor oferta de productos financieros basados en blockchain.
Medellín, por su parte, ha desarrollado un entorno propicio para la innovación tecnológica, con startups y eventos cripto que fomentan el uso de activos digitales. Cali, con su dinamismo comercial, también ha mostrado un incremento en el volumen de operaciones con criptoactivos, especialmente en sectores relacionados con el comercio y el emprendimiento digital.
Bitcoin cede terreno, mientras las memecoins emergen
El comportamiento de los portafolios cripto en Colombia revela una tendencia llamativa; bitcoin sigue liderando la composición de las carteras con un 38%, pero ha perdido 15 puntos porcentuales en comparación con el 2023. Esto se debe, en gran medida, a la mayor preferencia por stablecoins y a la diversificación con altcoins.
Otro fenómeno interesante ha sido el crecimiento de las memecoins, con PEPE consolidándose como la cuarta criptomoneda más adquirida en el país con un 7% de preferencia. Este tipo de activos, aunque considerados de alto riesgo y especulación, han ganado tracción entre inversionistas que buscan rendimientos rápidos en un mercado volátil, sin embargo, su popularidad también plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de estas inversiones a largo plazo y el grado de madurez del ecosistema cripto en el país.
El reto regulatorio y la institucionalización del mercado
Uno de los factores que más pesa en la evolución del mercado criptomonedas en Colombia es la falta de claridad regulatoria. A pesar del creciente interés institucional, el país aún no cuenta con un marco normativo sólido que brinde seguridad jurídica a los inversionistas y usuarios.
A diferencia de Brasil y México, donde los avances regulatorios han facilitado una adopción más estructurada, en Colombia la regulación sigue siendo un área gris que genera incertidumbre y limita el desarrollo de productos financieros basados en cripto.
A nivel internacional, la aprobación de los ETFs de bitcoin y ether en EE.UU. ha marcado un hito en la legitimación de estos activos, generando mayor interés por parte de inversionistas institucionales. Este fenómeno podría tener repercusiones en Colombia, incentivando la adopción de criptoactivos en esquemas financieros más tradicionales.
No obstante, sin un marco regulatorio que establezca reglas claras, la adopción masiva podría verse afectada por riesgos asociados a la informalidad y la falta de protección al consumidor.
Imagen: Archivo ENTER.CO
