Cuando el precio del viaje lo negocian dos personas, no un algoritmo: entrevista con Roman Atachiants, de inDrive

Roman Atachiants, AI Transformation

En 2024, más de 1,2 millones de conductores y más de 21 millones de usuarios en Colombia usaron plataformas digitales para moverse por las ciudades, reflejo de una transformación en los hábitos de movilidad. Entre las opciones disponibles, inDrive ha ganado terreno con un modelo poco común, ya que permite que conductor y pasajero negocien directamente el valor de cada viaje. La plataforma, que llegó al país en 2020, se aleja así de los algoritmos que imponen tarifas automáticas. En lugar de fijar precios desde un sistema, apuesta por acuerdos entre personas. Una lógica que combina tecnología con diálogo directo.

Para entender cómo se relacionan la inteligencia artificial (IA), la movilidad urbana y la economía colaborativa en este tipo de plataformas, ENTER.CO habló con Roman Atachiants, líder en arquitectura de datos e IA en inDrive, quien ha acompañado la evolución tecnológica de la compañía en distintas regiones del mundo.

“En inDrive, una de las decisiones más audaces que tomamos fue adoptar un modelo de negociación directa de tarifas”, explicó Atachiants. “A diferencia del enfoque tradicional basado en algoritmos dinámicos que establecen precios automáticamente, elegimos empoderar a conductores y pasajeros para que acuerden el valor de cada viaje juntos”.

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Más que una diferencia operativa, esta decisión representa una visión. “Más allá de ser un gesto diferenciador, esta decisión ha demostrado ser visionaria, ya que coloca la equidad y la transparencia como el pilar fundamental de nuestro modelo”, agregó.

“Hoy en día, nuestro enfoque se destaca como una alternativa más humana, donde la tecnología no reemplaza la negociación, sino que la facilita de manera segura, permitiendo el acceso a tarifas más claras y justas”.

El modelo de inDrive convive con realidades urbanas complejas, donde el tráfico, la informalidad y la desigualdad social son retos diarios. Ante esto, Atachiants reconoce que la inteligencia artificial puede tener un rol, pero que no siempre debe ser la respuesta inmediata.

“La IA es una tecnología muy horizontal, que se puede aplicar a todo dentro de nuestro producto”, explicó. “Muchas empresas podrían verse tentadas a implementarla en todas partes, pero un aprendizaje importante es no aplicar la IA en cada escenario donde tenga sentido; a veces, heurísticas más correctas o algoritmos deterministas más simples funcionan mucho mejor”.

El ejecutivo, mencionó un caso concreto; “en escenarios de atención al cliente, comenzar con una detección de intención simple y probada (basada en ML) funcionó mucho mejor que experimentar directamente con IA generativa, y produjo un impacto sin perder el toque humano”.

Para él, el objetivo no es necesariamente automatizar, sino asegurarse de que haya conexión real entre personas y usuarios cuando sea realmente necesaria.

¿Cómo actúa la IA en inDrive?

Cuando se le pide que imagine a la inteligencia artificial de inDrive como un personaje urbano, responde que “sería como un mediador comunitario: accesible, confiable y profundamente sintonizado con la realidad local. Su objetivo no es imponer decisiones, sino facilitar acuerdos justos entre quienes comparten el espacio urbano”.

Esa figura, según Atachiants, “observa cuidadosamente lo que sucede en las calles, detecta patrones, identifica riesgos y sugiere rutas más seguras. Pero lo más importante es que entiende que la movilidad no se trata solo de automóviles y datos, se trata de personas”.

En ciudades como Bogotá, donde la congestión y la fragmentación del transporte son el día a día, este tipo de enfoque cobra valor. “Su impacto no se mide por el control, sino por la confianza que construye”, dijo.

“Más que una pieza de tecnología, sirve como un puente entre los algoritmos y la vida real, ayudando a que cada viaje sea más humano, más justo y más conectado con la comunidad”.

Pero, ¿cómo equilibrar el uso de la IA con la protección de los datos? “Equilibrar la innovación y la ética en el uso de información sensible es esencial en un mundo donde los datos son un activo”, señaló. “En inDrive, priorizamos la seguridad de la información y mantenemos medidas de ciberseguridad robustas para proteger los datos de los usuarios”.

Atachiants fue enfático en que los datos personales no se comparten sin justificación legal: “Solo compartimos información de los usuarios con las autoridades a través de canales legales oficiales y en respuesta a investigaciones legítimas. Mantenemos una política estricta de no divulgar información sensible del usuario, como la ubicación precisa o el historial de viajes, a otros conductores o usuarios”.

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Además, aseguró que “estamos comprometidos a cumplir con todas las regulaciones de privacidad de datos aplicables, incluyendo la Ley de IA y el RGPD. Esto asegura que los datos del usuario se manejen de manera responsable y ética”.

En tanto al futuro de la movilidad urbana, Atachiants considera que una de las aplicaciones más prometedoras de la IA aún está siendo subestimada.

“Una tendencia actualmente subestimada en la inteligencia artificial (IA) que tiene el potencial de transformar radicalmente los modelos de movilidad en los próximos cinco años es la aplicación de la IA en la gestión dinámica y en tiempo real del tráfico urbano”.

El potencial, según explicó, se encuentra en combinar sensores, cámaras y dispositivos conectados para tomar decisiones al instante: “La IA puede analizar datos en tiempo real para predecir y ajustar los flujos de tráfico, reduciendo la congestión y mejorando la eficiencia de las rutas”.

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Esto, dijo, también implica integrar distintos modos de transporte: “Sistemas de semáforos inteligentes que se adaptan dinámicamente a las condiciones del tráfico y plataformas que coordinan los servicios de movilidad compartida para optimizar el uso del transporte público y privado”.

Para cerrar la conversación, le preguntamos cómo le explicaría todo esto a un niño. Roman respondió sin rodeos: “Imagina que la ciudad es como un gran parque con muchos caminos y personas tratando de llegar a diferentes lugares. A veces hay tanto tráfico o tanta gente esperando un viaje que todo se vuelve un poco desordenado”.

Y continúa: “La inteligencia artificial es como un superhéroe invisible que puede ver todo desde arriba: sabe dónde hay demasiados autos, dónde hay menos, qué calles están despejadas e incluso qué precios son justos para todos”.

“Lo que hace este superhéroe es ayudar a cada persona a encontrar un viaje más rápido, a un precio que funcione bien tanto para el conductor como para el pasajero. No toma decisiones por sí solo, escucha lo que la gente quiere y les ayuda a ponerse de acuerdo”, concluye. “De esa manera, moverse por la ciudad se vuelve más fácil, más rápido y más justo para todos”.

Imagen: inDrive

Digna Irene Urrea

Digna Irene Urrea

Comunicadora social y periodista apasionada por las buenas historias, el periodismo literario y el lenguaje audiovisual. Aficionada a la tecnología, la ciencia y la historia.

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