De Encarta a la nube: la historia de Andrés García, el colombiano que lleva 28 años viviendo la transformación de Microsoft desde adentro

Cuando Andrés García recibió la llamada que cambiaría su vida, no estaba sentado en una oficina ni revisando su correo. Estaba en casa, viviendo uno de los momentos más significativos de su vida personal, su primer hijo acababa de nacer. Era 1997, Microsoft llevaba apenas cinco años en Colombia y aún vendía software en cajas en tiendas físicas. Sin saberlo, ese día Andrés comenzaría un camino de casi tres décadas al interior de uno de los gigantes tecnológicos más influyentes del mundo.

Mientras Microsoft celebra su aniversario número 50 desde su fundación el 4 de abril de 1975 en Albuquerque, Nuevo México, la historia de Andrés es también la historia de cómo la tecnología se ha transformado y ha transformado la vida de millones en el continente.

Como director comercial de pequeñas y medianas empresas para Latinoamérica, Andrés es hoy uno de los ejecutivos más antiguos de la compañía en la región. Y su relato, tan cercano como revelador, es también un testimonio del crecimiento de una industria entera.

Antes de conocer el mundo digital desde dentro, Andrés era un joven administrador de empresas recién graduado del CESA en Bogotá. En ese entonces, su experiencia profesional había sido más comercial que técnica. No era ingeniero, ni había trabajado en tecnología, pero sabía cómo hablar con clientes y hacer negocios. Es así como, justo en plena licencia de paternidad recibió una llamada, no le dijeron inicialmente para qué empresa era la oferta, pero cuando lo supo, no lo dudó.

“Fue la mejor decisión que pude haber tomado en mi vida”, recuerda con una sonrisa. Era un tiempo diferente, tanto para él como para Microsoft. Entró a trabajar en el área de retail, vendiendo productos directamente a los consumidores finales.

En esa época, la compañía distribuía software y hardware a través de tiendas como Panamericana, Blockbuster o Almacenes Éxito. El producto estrella de la época era Encarta, la enciclopedia digital que prometía poner el conocimiento del mundo en un solo CD. También estaban el simulador de vuelo Flight Simulator, juegos educativos como The Magic School Bus, y una línea de hardware que incluía mouse, teclados y joysticks.

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Microsoft era un nombre importante, pero todavía no era el sinónimo de nube, inteligencia artificial y colaboración remota que es hoy. Se vendían cajas, se hablaba de sistemas operativos como Windows 95 o 98, y los consumidores acudían a las tiendas físicas buscando respuestas. Andrés, con 22 años y una mezcla de nervios y entusiasmo, fue parte de ese engranaje inicial.

Lo que comenzó como un puesto en el área de consumo fue evolucionando a lo largo de los años. Andrés pasó por distintos cargos dentro de la empresa, escalando de manera orgánica hasta ocupar su posición actual como uno de los líderes regionales para el segmento de pequeñas y medianas empresas. No conoció personalmente a Bill Gates, pero su legado, dice, está en cada rincón de la cultura organizacional de Microsoft.

La visión de Gates y la filosofía de liderazgo horizontal se refleja en la forma en que la compañía cuida de sus empleados. Durante sus primeros años, Microsoft Colombia organizaba celebraciones de Navidad, Halloween y otras actividades familiares dentro de la oficina. “Mis hijos crecieron corriendo por los pasillos de Microsoft. Era común verlos recogiendo dulces o participando en fiestas”, cuenta con nostalgia.

Cuando lideraba el área de Xbox, sus hijos eran los primeros en probar los juegos antes de que salieran al mercado. “Para ellos yo era el héroe”, dice entre risas, aunque también recuerda con humor cómo alguna vez le pidieron una consola de la competencia. “Yo les decía: Nintendo no, eso es la competencia. Aquí se juega con Xbox”.

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Pero más allá del encanto de los videojuegos, la verdadera transformación ocurrió en lo estructural. Andrés ha sido testigo del cambio radical de un modelo de negocios basado en licencias de software físico a uno centrado en la nube, las soluciones de inteligencia artificial y el software como servicio.

Microsoft ya no vende cajas ni CDs; ahora ofrece soluciones en la nube como Microsoft 365 y Azure, pensadas para la productividad, la escalabilidad empresarial y la automatización.

En ese camino, Andrés también ha cambiado, pues, lo que antes eran reuniones con tiendas ahora son estrategias con ecosistemas de emprendedores, empresarios y desarrolladores en toda América Latina.

Aunque nunca fue ingeniero, se ha convertido en un profundo conocedor del impacto de la tecnología en los negocios y la sociedad. Su experiencia comercial lo ayudó a conectar con los clientes, pero su paso por Microsoft lo llevó a entender cómo la innovación puede ser un agente de cambio.

Con 28 años de carrera en la misma empresa, Andrés ha sido también un puente entre generaciones; ha trabajado con personas que empezaron desde cargos muy operativos y hoy lideran equipos globales.

Ha viajado por casi toda la región, desde Brasil hasta Panamá, y asegura que el ADN de Microsoft es el mismo en todas partes. Lo ha visto en las oficinas de Estados Unidos y lo ha confirmado en reuniones con colegas de Alemania o México. “Lo único que cambia es el idioma con el que estás hablando”, dice.

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Ese espíritu también se refleja en la cultura organizacional, ya que desde siempre, dice, Microsoft ha apostado por generar un entorno de bienestar para sus empleados. Hay áreas dedicadas exclusivamente a velar por la calidad de vida de los trabajadores, y un enfoque constante en equilibrar los resultados con el bienestar humano. “Una compañía que tiene buenos resultados es porque tiene gente feliz, gente profesionalmente exitosa”, asegura

Mientras el mundo celebra el medio siglo de existencia de Microsoft, la historia de Andrés García se convierte en una metáfora de lo que significa crecer junto a una empresa. Su vida personal se ha entrelazado con la evolución de la tecnología. Sus hijos crecieron entre consolas y fiestas corporativas. Él maduró profesionalmente al ritmo de una industria que pasó de los disquetes a la inteligencia artificial.

“Microsoft ha sido mi casa durante casi toda mi vida”, afirma sin titubear. Su historia es la de un joven administrador que apostó por una oportunidad sin saber que estaba entrando a una de las empresas más influyentes del siglo XXI. Es también la historia de un país que vio cómo una multinacional comenzó vendiendo enciclopedias en CD y terminó ayudando a empresas a digitalizarse por completo.

Andrés no solo fue testigo de esa transformación. Fue parte de ella.

 

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Digna Irene Urrea

Digna Irene Urrea

Comunicadora social y periodista apasionada por las buenas historias, el periodismo literario y el lenguaje audiovisual. Aficionada a la tecnología, la ciencia y la historia.

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