A medida que avanzamos hacia 2025, es imposible no reflexionar sobre cómo la tecnología y el acceso a Internet han transformado nuestras vidas. Lo que comenzó como una herramienta limitada y de uso específico se ha convertido en un pilar fundamental de nuestra existencia diaria. Sin embargo, el futuro de Internet parece ser cada vez más incierto.
La “era del control digital” sugiere que el contenido de la web podría estar siendo cada vez más controlado por algoritmos y sistemas automatizados, dejando poco espacio para la intervención humana. Esta transformación afecta no solo a la calidad de la información que consumimos, sino a la propia esencia de lo que significa “navegar” en la web. La pregunta es: ¿Queremos una Internet en la que las interacciones sean mayormente digitales y automáticas?
El impacto de tecnologías disruptivas, como la inteligencia artificial y la automatización, ya está cambiando la manera en que interactuamos con la web. La diferencia entre lo real y lo generado por algoritmos se difumina cada vez más. La llegada del metaverso y la realidad aumentada promete redefinir la forma en que nos relacionamos con el mundo digital, pero también plantea grandes interrogantes. ¿Realmente queremos que nuestras relaciones, tanto sociales como profesionales, se basen en avatares digitales?
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Otro factor que genera preocupación es el creciente poder de las grandes empresas tecnológicas. Gigantes como Google, Facebook (ahora Meta) o las empresas de Elon Musk tienen una influencia cada vez mayor sobre nuestras decisiones cotidianas. Estas compañías no solo dictan lo que consumimos, sino también cómo pensamos y cómo interactuamos en línea. El control sobre nuestra atención se ha convertido en un recurso valioso, que está siendo explotado de maneras que apenas comenzamos a entender.
En el contexto anterior debemos preguntarnos: ¿Qué tipo de vida queremos construir en esta era del control digital? Si la red tal como la conocemos se transforma, debemos estar preparados para un mundo digital distinto, donde las conexiones humanas se vuelvan más impersonales y el poder de las grandes empresas aún más dominante. No podemos ignorar los efectos de estos cambios, pero lo que está claro es que necesitamos estar alertas y tomar decisiones conscientes sobre cómo queremos interactuar con esta nueva era digital.
Imagen:Hassan Zafar
