25 años de la web: sus riesgos y peligros

25 años de internet
Hoy es el cumpleaños de la red más grande del mundo.

25 años de internet
Hoy es el cumpleaños de la red más grande del mundo.

25 años de internet. Parece mentiras pero la red social ya está un poco vieja. Han sido 25 años maravillosos en los cuales la creatividad y la conectividad por fin tuvieron rienda suelta para saltar fronteras y lenguajes. Ya es posible incluir a la red dentro de los grandes inventos de la humanidad como la rueda, la imprenta y el teléfono. 

Internet es la combinación digital de todos estos inventos. Es posible conquistar diferentes mercados, crear y compartir contenido y tener comunicación al instante. Es innegable que estos inventos han hecho crecer la sociedad y se han vuelto cruciales para la supervivencia del ser humano. Pero mientras que la imprenta, la rueda y el teléfono siguen su trayecto natural, internet está en riesgo de ser regulado, controlado y vaciado de su libertad.

Si en los primeros 25 años internet fue pensado para ser una forma de comunicación, creación y libertad, los próximos 25 estarán llenos de regulaciones, controles y restricciones que impiden el emprendimiento y la creatividad.

¿Qué pasó? ¿Por qué el panorama de internet es tan oscuro? Hay varias razones, y hay que ponerse el corazón en el pecho y aceptar que los usuarios tenemos parte de la culpa. La piratería, la neutralidad de la red y la ‘balcanización’ de internet, en otros factores, tienen a la súper autopista de la información en la cuerda floja. Y, tristemente, serán los gobiernos y las entidades de control las que decidirán el futuro de internet.

¿Dónde quedamos como usuarios? Ya se han visto casos como las protestas exitosas contra SOPA y PIPA. Por eso es importante entender y saber cuales son los mayores peligros que enfrenta internet. El poder no deja vacíos. Si la gente no alza la voz, serán los gobiernos y las compañías las que decidan el futuro de internet.

Sí, en los 25 años de internet, somos culpables

Empecemos por los usuarios. Nosotros hemos sido culpables de la piratería que hoy tiene en riesgo a muchas páginas de internet. Siendo honestos, la piratería en línea es un simple robo. Descargar una canción, una película o un juego sin pagar es lo mismo que ir a la tienda y meterse el disco dentro de la chaqueta y salir corriendo. Es simple. Alguien invierte una cantidad de dinero para sacar un producto y espera una recompensa justa por él. Si usted no está de acuerdo con el precio, solo tiene una opción: no comprarlo.

La piratería de contenidos se ha tratado de justificar de muchas maneras. Se dice que no había servicios fáciles de usar antes de iTunes o Spotify. Tampoco era posible ver películas fácilmente como lo permite Netflix o Crackle. Pero esto de ninguna manera justifica robar los contenidos de los artistas que invierten su tiempo y su dinero en crearlos. Creo que por ahorrarnos unos pesos en el pasado vamos a pagar un costo muchísimo más alto en el futuro. Y todo por nuestra culpa. El primer paso es aceptarlo. Toca dejar de piratear.

Vaya con Dios, neutralidad de la red

Pero los usuarios no son los únicos malos del paseo. Los prestadores de servicio también están creando estrategias para seguir rentabilizando sus tubos. Ya se están viendo los primeros pincelazos de la muerte de la neutralidad de la red. La neutralidad de la red ha sido el concepto que ha permitido que todos los servicios en internet compitan en igualdad de condiciones. La neutralidad dice que los operadores no puede darle prioridad –o restarle importancia– a los diferentes tipos de paquetes que viajan por internet.

El concepto se entiende mejor con un ejemplo. Si la prestadora de internet XYZ le da prioridad a los paquetes de Facebook, otras redes sociales se verán afectadas. El desempeño no será igual y no estarán compitiendo con las condiciones. Y eso que ese es un caso menor. El gran problema se puede ver con los servicios de video. Por ejemplo, Claro puede darle prioridad a su servicio de video en línea en detrimento de Netflix, por ejemplo.

En Colombia, el Plan de Desarrollo tiene conceptos de la neutralidad de la red, pero falta ver cómo juegan los operadores móviles. Además, aunque estemos en Colombia, seguramente las decisiones en Estados Unidos, donde están alojados la gran mayoría de servicios, nos afectarán significativamente.

Los operadores móviles tienen todavía más poder sobre el tipo de contenidos que permiten en sus redes. Un operador le puede dar prioridad en sus redes a un servicio aliado o restringir el tráfico de servicios de la competencia.

Además de la lenta muerte de la neutralidad de la red, los límites de datos serán otro control más. La gran mayoría de planes 4G tiene límites de datos, lo que efectivamente hace inservible la tecnología. Hay planes de 4G que solo tienen 2 GB de límite, lo que le permite ver una sola película en alta definición: el contenido HD se come en promedio 1 GB por hora.

Si van subiendo las velocidades, no tiene sentido que impongan límites de datos. Acá en la redacción de ENTER.CO decimos que es como tener un Ferrari en las estrechas y deterioradas calles de Bogotá.

Los operadores son agentes fundamentales en el futuro de internet. Pero si algo hemos visto es que los operadores no siempre tienen como prioridad los intereses del usuario.

Entre espinas digitales: los jardines encerrados

Otro de los grandes riesgos que enfrenta la libertad de internet son los jardines cerrados. Las compañías de tecnología están creando ecosistemas cerrados, lo que hace que estén atrapando a la gente e impidiendo el fácil traspaso de una plataforma a otra. Si un usuario invierte 100 dólares en aplicaciones de iOS y se quiere pasar a Android, perderá ese dinero, aunque las apps que quisiera comprar son las mismas.

A medida que hayan más dispositivos en el mercado y la integración entre ellos sea más estrecha, será más complicado salirse de un jardín. Si uno está en Google y compra contenido en sus respectivas tiendas, lo comparte en un Samsung Galaxy S4 y en una Nexus 7, será más difícil –y costos–- salirse del abrazo del gigante de búsquedas.

Aunque hay algunas startups que hay podido romper esquemas –WhatsApp, Instragam y Box, etc–, casi siempre terminan en manos de las compañías más grandes. El peor caso es que estas organizaciones se vuelvan tan grandes que sea posible cerrar su propio internet y solo permitan sus servicios y productos. No es como si fuera imposible: Apple lo pudo hacer al poner su propia aplicación de mapas y dejando por fuera –temporalmente– de la tienda la de Google. El mismo caso se puede presentar en Android y hasta en Windows Phone.

Nosotros no nos hemos dado cuenta, pero nos están enjaulando, sobre todo en los productos móviles y con los servicios de contenido. Después de los 25 años de internet, las opciones cada vez son menores.

El espionaje de los gobiernos y la posible ‘balcanización’ de internet

Más de 1.000 palabras y no hemos hablado de la NSA y su par en Inglaterra. Hemos cubierto todo el caso de Snowden y sus revelaciones, pero todavía no hemos visto las primeras implicaciones. El discurso de Obama fue tibio y todavía no se han tomado acciones serias frente al espionaje de la NSA.

El gran peligro es que los países corten la conexión entre ellos. Brasil ya dijo que va a tirar un cable trasatlántico para evitar que sus datos pasen por Estados Unidos. En Europa han sonado varias propuestas de crear su propia red. Esto sería la muerte de internet como lo conocemos hoy en día. La interconectividad entre los países es fundamental para romper las barreras físicas. Son demasiadas las implicaciones que tendrían las redes separadas.

En la celebración de los 25 años de internet, hay que recordar que los usuarios deberían ser los principales beneficiarios del servicio. Sin embargo, así como en la política, tendremos que salir a las calles digitales a protestar a favor nuestros intereses. Si no lo hacemos, las decisiones quedarán en manos de entidades que cuidan sus propios intereses.

Imagen: ENTER.CO.

Mateo Santos

Mateo Santos

En vez de un tetero, nací con un Mac Classic en mi cuarto. Esa caja con pantalla en blanco y negro fue mi primera niñera. Por ahí, también rondaba un balón de fútbol y una camiseta de Millonarios. Desde ese día, sabía que la tecnología y el fútbol iban a ser mi estrella de Belén. El primer juego que tuve en mis manos fue Dark Castle, también en un Macintosh. No me gusta la música. Soy un amante escéptico de la tecnología. Hago parte del proyecto de ENTER.CO para llenar el vacío en información de tecnología que hay en América Latina, o como dirían los enterados, en LATAM. Me gradué de Administración de Empresas en los Andes y después hice una maestría en periodismo en la Universidad Europea de Madrid.

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4 comments

  • Brillante análisis. Sólo no estoy de acuerdo con la analogía de la piratería en línea de Mateo (“es lo mismo que ir a la tienda y meterse el disco dentro de la chaqueta y salir corriendo“):

    En el ejemplo, cuando sacas un disco de la tienda disminuyes el inventario en 1, sea robado o vendido; eso quiere decir que la disponibilidad de X producto se ve afectada. Eso no ocurre en el caso de un medio virtual (no quiero llamarlo medio digital, ya que un CD de música o de juegos ya es de por sí digital: almacenan datos codificados), ya que en principio sólo existe un producto, y lo que se hace cuando se concreta una venta es otorgar el derecho de hacer una copia del producto, por lo que no existe el llamado inventario, ni la disponibilidad del mismo se ve afectada.

    Continuando con el ejemplo, cuando el disco es robado, implica que le arrebatas al vendedor lo que invirtió en el producto y la ganancia que puede sacar de él, y a eso súmele que se afecta la disponibilidad del producto. Pero, ¿que ocurre cuando descargas ilegalmente el disco virtual? Simplemente estas creando una copia del producto; representa una venta menos para el vendedor, pero no afectas su inventario, ya que por definición no existe.

    Hasta aquí no hay nada de malo en descargar el último álbum de Paquita, la del barrio, o eso es lo que se cree. Por ley, ninguna producción intelectual (todavía no encuentro otra forma de redactarlo mejor) puede ser copiada o reproducida (aplicando el contexto de los documentos de texto, transcrita) sin el consentimiento del autor original, es decir, primero hay que pedirle permiso al autor y/o a su representante legal para hacer una copia, bien sea para uso personal o para venderlo a otra persona. Lo anterior se resume en una palabra en inglés: Copyright; y aplica a todos los medios de producción intelectual, físicos o virtuales. Es el único mecanismo que tiene un artista para monetizar su arte, para obtener ganancias con lo que saben hacer bien.

    Y hasta aquí llego, porque el tema es bien denso y da para un artículo completo. Hay más, pero me gustaría compartirles esta primera idea y retroalimentarla.

  • Brillante análisis. Sólo no estoy de acuerdo con la analogía de la piratería en línea de Mateo (“es lo mismo que ir a la tienda y meterse el disco dentro de la chaqueta y salir corriendo“):

    En el ejemplo, cuando sacas un disco de la tienda disminuyes el inventario en 1, sea robado o vendido; eso quiere decir que la disponibilidad de X producto se ve afectada. Eso no ocurre en el caso de un medio virtual (no quiero llamarlo medio digital, ya que un CD de música o de juegos ya es de por sí digital: almacenan datos codificados), ya que en principio sólo existe un producto, y lo que se hace cuando se concreta una venta es otorgar el derecho de hacer una copia del producto, por lo que no existe el llamado inventario, ni la disponibilidad del mismo se ve afectada.

    Continuando con el ejemplo, cuando el disco es robado, implica que le arrebatas al vendedor lo que invirtió en el producto y la ganancia que puede sacar de él, y a eso súmele que se afecta la disponibilidad del producto. Pero, ¿que ocurre cuando descargas ilegalmente el disco virtual? Simplemente estas creando una copia del producto; representa una venta menos para el vendedor, pero no afectas su inventario, ya que por definición no existe.

    Hasta aquí no hay nada de malo en descargar el último álbum de Paquita, la del barrio, o eso es lo que se cree. Por ley, ninguna producción intelectual (todavía no encuentro otra forma de redactarlo mejor) puede ser copiada o reproducida (aplicando el contexto de los documentos de texto, transcrita) sin el consentimiento del autor original, es decir, primero hay que pedirle permiso al autor y/o a su representante legal para hacer una copia, bien sea para uso personal o para venderlo a otra persona. Lo anterior se resume en una palabra en inglés: Copyright; y aplica a todos los medios de producción intelectual, físicos o virtuales. Es el único mecanismo que tiene un artista para monetizar su arte, para obtener ganancias con lo que saben hacer bien.

    Y hasta aquí llego, porque el tema es bien denso y da para un artículo completo. Hay más, pero me gustaría compartirles esta primera idea y retroalimentarla.

  • Web ≠ Internet.

    Web: como se suele conocer a la World Wide Web, un sistema de documentos de hipertexto que se accede a través de Internet.

    Internet: El sistema de interconexión global de redes de computadores. Se escribe ‘Internet’, con I mayúscula, para diferenciarla de internet –una red sencilla de redes de computadores.

    Por favor señores, después de tantos años al aire no puedo creer que aún no puedan entender la diferencia entre estos dos conceptos.

  • Web ≠ Internet.

    Web: como se suele conocer a la World Wide Web, un sistema de documentos de hipertexto que se accede a través de Internet.

    Internet: El sistema de interconexión global de redes de computadores. Se escribe ‘Internet’, con I mayúscula, para diferenciarla de internet –una red sencilla de redes de computadores.

    Por favor señores, después de tantos años al aire no puedo creer que aún no puedan entender la diferencia entre estos dos conceptos.

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