Para Elon Musk enviar satélites a la primera línea de nuestra órbita es relativamente “económico”. La razón no es tanto porque el empresario sea multimillonario, sino porque al reutilizar la mayoría de las partes de sus cohetes Falcon 9, que son los que se encargan de transportarlos, los costos bajan considerablemente. Tan es así, que el vehículo, que ya ha hecho alrededor de 111 misiones exitosas, sea de gran utilidad, incluso, para el transporte de elementos de la NASA.
Lo anterior ha permitido que Musk ya haya puesto una flota de 2.000 satélites de Starlink en órbita baja. Sin embargo, los planes del australiano no terminan allí. A través de su cuenta de Twitter, el creador de Tesla aseguró que, durante el 2022, buscará enviar una vez por semana al Falcon 9 al espacio con el fin de lanzar una tanda mayor de satélites. Esto para permitirle llegar a los 12.000 que tiene en mente. Eso está muy bien para los cientos de usuarios del internet satelital del magnate, pero quienes no están muy contentos con semejante despliegue son los astrónomos.
If things go well, Falcon will launch about once a week on average in 2022, delivering ~2/3 of all Earth payload to orbit
— Elon Musk (@elonmusk) February 3, 2022
Ya en el pasado, el tema del negocio que quieren aprovechar empresas como Boeing, OneWeb, Starlink o el Proyecto Kuiper, de Jeff Bezos, había generado discusiones respecto a la basura espacial que ocasionan los miles de satélites de estas compañías. Y es que la cantidad de estos elementos, sumada al resto de equipos que han llegado al espacio desde 1957, y que, además viajan sin rumbo entre los 800 y 1.000 kilómetros de altura, generan riesgos de colisión debido a la velocidad que alcanzan (se habla de que podrían llegar a los 25.000 k/h).
Pero además de esto, hay otro problema: el de la visibilidad espacial. De acuerdo a una carta abierta publicada desde EE.UU por el Laboratorio Nacional de Investigación en Astronomía Óptica Infrarroja, “es importante que se garantice que los avances tecnológicos no impedirán los estudios de observación astronómica”, pues al ritmo que crece el negocio del internet satelital, esta actividad “se verá significativamente dañada” en el futuro.
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Por eso, la institución decidió crear el Centro para la Protección de los Cielos oscuros frente a las Interferencias Satelitales: dependencia que buscará que empresas como las mencionadas anteriormente minimicen la contaminación lumínica de sus satélites y de otros tipos de interferencias astronómicas.
“La astronomía es clave para la exploración y uso del espacio, para navegar por el espacio profundo, para nuestra defensa planetaria de los asteroides y para nuestro conocimiento de la Tierra, el Sistema Solar y el Universo. Perder esto supondrá una gran pérdida para todas las personas del mundo”, aseguró Jessica West, investigadora principal sobre seguridad espacial para Gizmodo.
Por el momento, la discusión está puesta sobre la mesa. Pero mientras tanto, habrá que esperar los adelantos que se logren obtener desde la comunidad científica en conjunto con los reguladores de EE.UU y la Unión Europea, pues hasta ahora, la conquista espacial por cuenta de las compañías tecnológicas está avanzando más rápido que las normas que controlan su actividad.
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