Fundada en 1994 por un par de estudiantes de doctorado de la Universidad de Stanford, David Filo y Jerry Yang, esta punto-com parece haber tenido siempre un problema de identidad, a lo cual se agrega una serie de errores estratégicos: desperdiciar la oportunidad de adquirir o invertir en Google en sus inicios; la negativa de Yang de aceptar una oferta de adquisición de Microsoft, en 2008, por 44.000 millones de dólares, y la escogencia de la mayoría de sus presidentes (CEO), provenientes del mundo de los viejos medios (Terry Semel, ex Warner), o de negocios con poca afinidad con Internet: Carol Bartz, ex CEO de Autodesk y líder de la compañía desde enero de 2009.
“No estoy seguro de lo que Yahoo! está tratando de hacer”, resume a Bloomberg Michael Leo, presidente de una firma de publicidad de Nueva York. “Pero tampoco lo saben los anunciantes, o sus empleados”.
De hecho, aunque en 2009 facturó casi 6.400 millones de dólares (la cuarta parte de los ingresos de Google), a mediados de diciembre anunció el despido de 700 empleados (un 5% de los 14.000 que componían su nómina) y el cierre de Delicious, posteriormente convertido en un anuncio de venta, ante la reacción airada de los usuarios.
¿Qué es Yahoo finalmente? Una compañía de medios, un buscador (negocio que tercerizó en Bing), una plataforma, una empresa de contenidos o todas las anteriores?
La respuesta no es simple, la propia Bartz ha sido incapaz suministrarla y el mercado se lo está cobrando.
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