Según el nuevo informe de Kaspersky “Cómo las empresas pueden minimizar el costo de una brecha de seguridad”, el 47% de las empresas latinoamericanas utiliza algún tipo de tecnología obsoleta dentro de su infraestructura de TI. Esta práctica pone a las compañías en riesgo de sufrir más daños financieros en caso de una brecha de seguridad. De acuerdo con el reporte la diferencia es de un 51% más para las PyMEs y un 77% más para las empresas, en comparación con aquellas que actualizan a tiempo.
Aunque las vulnerabilidades son inevitables en cualquier software, incluir actualizaciones y parches de manera regular puede minimizar los riesgos. Es por este motivo que siempre se aconseja a los usuarios instalar las últimas versiones de software en cuanto estén disponibles. Por más que las actualizaciones a veces sean complicadas o consuman tiempo, son obligatorias. Por esto, el informe de Kaspersky deja claro que las organizaciones deben priorizar la renovación del software, invertir y ahorrar dinero a largo plazo.
Algunas de las brechas de seguridad por tecnología obsoleta pueden ser sistemas operativos sin parchar, software antiguo o dispositivos móviles no compatibles. El informe asegura que los daños financieros pueden alcanzar enepromedio 1’252,000 dólares un. Esto es un 77% más que la media de las empresas con la tecnología completamente actualizada.
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En el caso de las PyMES de la región, el promedio de daños financieros alcanza los 112,000 dólares para aquellas con tecnología obsoleta. Es decir, 51% más que aquellas con TI actualizada, cuyas pérdidas ascienden a 74,000 dólares en el caso de una brecha de seguridad.
Entre las razones para no actualizar la tecnología, una de las más comunes es la incompatibilidad con las aplicaciones desarrolladas internamente (49%). Este es un factor que puede resultar crítico para aquellas organizaciones que desarrollan software a nivel interno para responder a sus propias necesidades o cuando utilizan aplicaciones muy específicas con soporte limitado. Otra razón habitual, mencionada por 47% de los encuestados, es la resistencia de los empleados a trabajar con las nuevas versiones de software. Un mal grave, pues en estos casos, se hacen excepciones. Por otra parte, el 39% de los participantes en el estudio afirmó que no se actualizaban las tecnologías porque eran propiedad de los miembros de la junta directiva y el 13% alegó que la empresa carecía de los recursos necesarios para actualizar todo a la vez.
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“Cualquier costo adicional para las empresas es crítico, especialmente ahora que la situación económica global es inestable debido a la pandemia. Por esta razón, nuestro informe analizó cómo las empresas pueden reducir el impacto financiero de una incidencia de ciberseguridad”, explica Claudio Martinelli, Director General para América Latina en Kaspersky. “Los resultados del informe confirman el impacto que supone contar con software obsoleto. Aun cuando no es posible desprenderse de este de forma inmediata, algunas medidas ayudan a mitigar los riesgos, permitiéndole a las compañías ahorrar dinero y evitar otras potenciales consecuencias”.