El 2021 marcó el inicio oficial del futuro de internet. A finales de octubre Meta anunció que la evolución de este servicio irá de la mano con el metaverso, y a partir de entonces cada gigante tecnológico se ha dedicado a revelar sus propios avances en dispositivos y tecnologías basadas en Inteligencia Artificial (IA) que puedan servir a tal fin.
Pero la IA no solo existe en los desarrollos de realidad virtual, sino que también está presente en cualquier actividad cotidiana que para desarrollarse con mayor facilidad requiera de un algoritmo capaz de automatizar procesos por cuenta de ciertos datos recolectados. Estas actividades pueden ir desde la navegación por una red social, la reserva de algún servicio a través de una app o página web, la conducción de vehículos autónomos, hasta la detección de algunas enfermedades.
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Ante la naturalidad con la que la Inteligencia Artificial se ha incorporado en la vida de las personas, la Unesco decidió publicar el primer marco ético para que los 193 estados miembros de la organización lo incorporen y adapten a sus propias normativas. Las directrices son cuatro:
1. Garantizar la protección de los datos personales
Este primer punto llama a los organismos reguladores a vigilar la transparencia de las empresas que recolectan información de sus usuarios mediante internet y también busca que los individuos puedan tener acceso a sus registros de datos personales y que tengan, incluso, derecho a eliminarlos.
2. No a la vigilancia masiva por cuenta de la Inteligencia Artificial
Este punto prohíbe explícitamente el uso de sistemas de IA de forma invasiva con el fin de calificar socialmente a los usuarios y de vigilarlos masivamente. La organización enfatiza que, a la hora de desarrollar marcos normativos, los países deben tener en cuenta que la responsabilidad última sobre la implementación de esta tecnología y el uso de los datos debe recaer siempre en los seres humanos que la desarrollan y no sobre los sistemas de IA en sí.
3. Evaluar y supervisar el impacto de la IA en el mundo real
La forma en que trabajan ciertos algoritmos que usan IA, tienen repercusiones en el plano real. Bastante se ha hablado de cómo la distribución de contenidos basados en gustos o en búsquedas ha tenido incidencia en el orden público de ciertos países. Es por esto que la Unesco recomienda que las empresas hagan uso de un consultor externo para que se evalúe de forma objetiva el impacto de esa tecnología en las personas, la sociedad y el medio ambiente.
4. Proteger el medio ambiente
De acuerdo a algunas estimaciones hechas por la firma Gartner, calcula que la industria de las TIC es responsable entre el 2 al 4% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI), una cifra que equivale a las que deja la aviación.
Ante el panorama anterior la organización recomienda a los gobiernos evaluar la huella de carbono, el consumo de energía y el impacto ambiental de la extracción de materias primas para fabricar la infraestructura necesaria para las tecnologías de IA. Si en los análisis, se determina que ciertos sistemas de IA son dañinos para el medio ambiente, la sugerencia es desistir de los mismos.
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“Asistimos a un aumento de los prejuicios de género y étnicos, a amenazas significativas contra la privacidad, la dignidad y la capacidad de acción, a los peligros de la vigilancia masiva y al aumento del uso de tecnologías de la IA poco fiables en la aplicación de la ley, por nombrar algunos. Hasta ahora, no había normas universales que dieran respuesta a estos problemas” aseguró Audrey Azoulay, Directora General de la Unesco, al presentar las recomendaciones del organismo internacional.
Este marco fue aprobado por los Estados miembros de la Unesco (dentro de los que se encuentra Colombia), en la Asamblea General que culminó el pasado 24 de noviembre. Aunque entre los firmantes no se encuentra Estados Unidos (por haber renunciado a la organización cuando esta incluyó a Palestina en sus miembros), sí firmaron países como China e Irán, los cuales son conocidos por contar con gobiernos interesados en regular los datos que recogen los sistemas de IA.
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