Para Meta, que un usuario de Facebook pudiera compartir la información relacionada con su dirección de residencia propia, era una práctica que podía realizarse siempre y cuando esos datos estuvieran etiquetados como “Disponibles públicamente”. Esto quiere decir que si la información de una persona había sido expuesta en más de cinco medios de comunicación, o se encontraba en un registro público, podía considerarse como excepción a la regla por lo que el usuario estaba habilitado a compartir sus datos sensibles. Sin embargo, Meta anunció que esa medida dejará de estar disponible.
La compañía de Mark Zuckerberg tomó la anterior decisión, luego de que pidiera al Consejo Asesor de Meta revisar una de sus políticas de uso e intercambio de información residencial privada. Después de las recomendaciones que hizo el grupo, la red social llegó a la conclusión de que pese a que la información residencial de un usuario “puede ser provechosa para el periodismo o el activismo”, compartir ese tipo de datos personales iba en contra de su propia política de privacidad.
Limitar la publicación de este tipo de información a través de las plataformas de Meta como Facebook o Instagram, no garantiza al 100 % de que usuarios inescrupulosos puedan hacer uso de los datos sensibles compartidos por otros miembros y por otros medios, no obstante, sí garantiza que las prácticas ilegales como la del ‘doxing’, puedan controlarse mejor al menos desde sus aplicaciones.
Qué es el ‘doxing’: la práctica que Meta quiere controlar en sus plataformas
Aunque el ‘doxing’ hace referencia a la palabra ‘docs’ (documentos) y tiene que ver con la recolección y exposición no autorizada de datos personales de terceros con el fin de extorsionarlos, manipularlos o amenazarlos con revelar su identidad e información (como su nombre real, su dirección, su lugar de trabajo, su teléfono o sus datos financieros) en Internet.
Sin embargo, de acuerdo a Joan Donovan, quien es socióloga y Líder de investigación de manipulación de medios en Data and Society en Nueva York, esta práctica, lejos de haber nacido en la web, tomó fuerza a finales del siglo XX, cuando los basureros se convirtieron, para los sindicatos en EE.UU, en ricas fuentes de información sobre las empresas de las que hacían parte.
Lo anterior se explica mejor cuando se entiende que en la basura iban a parar facturas y documentos que aunque eran inservibles para el empleador, contenían información personal valiosa para los sindicalistas que luego usaban esos datos para protestar al frente de las casas de sus jefes (ya que mediante una factura desechada podían conocer ese tipo de detalles) o simplemente para presionarlos y acelerar sus demandas.
Según Kaspersky, el doxing se adoptó como un concepto de conocimiento general a finales del 2011, cuando Anonymous reveló información detallada de 7.000 miembros del FBI como respuesta a las investigaciones y detenciones que la agencia estaba llevando a cabo sobre las actividades del grupo relacionadas con el hacking. Desde ese año, Anonymous, por ejemplo, ha venido realizado ataques de doxing contra cientos de presuntos miembros del KKK, partidarios de Q-Anon y a algunos altos mandos pertenecientes a las instituciones rusas.
Imágenes: Archivo