Después de estar fuera de servicio por más de una semana, Wikileaks volvió a establecer su servicio. El sitio web de cables y filtraciones informó a través de su cuenta de Twitter que al fin pudo controlar el ataque DDoS del que fue víctima desde el pasado 3 de agosto, y lo hizo gracias a la colaboración de CloudFlare, una compañía de seguridad en la nube.
Matthew Prince, presidente de CloudFlare, le contó a TechCrunch que después de que la organización de Assange se pusiera en contacto con ellos y les explicara la situación, en cuestión de minutos Wikileaks ya estaba funcionando correctamente.
El servicio de CloudFlare funciona filtrando el tráfico de sus clientes a través de sus servidores, que se encargan de bloquear las peticiones de acceso que identifican como ilegítimas. Fue así como la compañía puedo ayudar a liberar a Wikileaks del ataque.
Aunque Wikileaks aun no ha señalado un culpable, el grupo de hackers conocido como AntiLeaks, fue el que asumió la responsabilidad a través de su cuenta de Twitter desde el pasado 7 de agosto, e incluso aseguró que envió un mensaje a Wikileaks cinco minutos antes del ataque en el que informaban que habían tenido acceso a sus copias de seguridad.
Además, el grupo de hackers liderado por un hacktivista que se hace llamar DietPepsi, confirmó en un comunicado en la revista Gulli (alemán), que los cables revelados por la organización de Assange sobre la guerra en Siria, suponen “una completa falta de consideración por la seguridad de nuestros hombres y mujeres en las fuerzas armadas y el pueblo afgano, cuyas vidas se han puesto en peligro”.
Antileaks también publicó hace unas semanas en su cuenta de Twitter un comunicado en el que aseguró que “Assange es la cabeza de una nueva generación de terroristas. Estamos haciendo esto como una protesta contra su intento de escapar de la justicia en Ecuador. Esto sería un catalizador para que muchos más como él hicieran lo mismo. No vamos a parar y no nos detendrán”.