Hace 34 años, el 24 de enero de 1984, se lanzó el Macintosh, un computador que revolucionó el mundo de los PC gracias a su amigable interfaz gráfica. Pero meses después Steve Jobs salió de su compañía por la puerta de atrás, varios creadores del Mac se fueron desilusionados y el futuro de Apple se volvió incierto. Conozca los detalles de la creación de este mítico computador.
El 24 de enero de 1984, Steve Jobs se paró en el escenario de un auditorio en Cupertino (California), vestido de blazer oscuro y corbatín, para presentar ante 2.600 personas el computador más revolucionario creado hasta ese momento: el Macintosh. En una época en la que los PC tenían como interfaz una oscura pantalla en la que todo se hacía mediante complejos comandos de texto, el Mac mostraba un atractivo rostro basado en íconos y ventanas, que se manejaba con un ratón. Desarrollar ese amigable computador le había tomado a un equipo dirigido por Jobs más de cuatro años, y el mundo quedó maravillado con el resultado. Sin embargo, mientras Jobs sonreía conmovido ante los aplausos y ovaciones que siguieron a la presentación –realizada en la junta anual de accionistas de Apple–, las nubes de las tormentas que él mismo había desatado ya se cernían sobre su futuro y el de su compañía: apenas 18 meses después de esa presentación, Jobs saldría prácticamente despedido de la empresa que él había fundado, los principales integrantes del equipo Mac se habrían marchado desilusionados y las ventas del Mac serían tan pobres que amenazarían la supervivencia de Apple.
Pese a los meses aciagos que vendrían tras el lanzamiento del Mac, con ese computador Steve Jobs logró su principal objetivo: “dejar una marca en el universo”. Durante los años anteriores él había repetido una y otra vez que esa era su meta, y que la iba a cumplir creando un computador “absurdamente grandioso”. Jobs, quien el día de la presentación del Mac tenía 28 años, le había dicho meses antes al presidente de Apple, John Sculley, que presentía que iba a morir joven, y por eso debía dejar su huella rápidamente. Eso no sucedió. Jobs murió de cáncer en el 2011 (a los 56 años) y sus mayores logros vendrían cuando tenía más de 40 años, pero él pensaba en ese tiempo que el Mac era su gran obra, aquella que plantaría su impronta en la historia, así que el 24 de enero de 1984 estaba viviendo el día más importante de su vida.
Ni en sus peores pesadillas hubiera sospechado que inicialmente su grandioso computador tendría poca acogida en el mercado, lo que sumado a su comportamiento volátil, arrogante y abusivo con sus compañeros en Apple lo conduciría a salir por la puerta de atrás en 1985. Pese a ello, el tiempo le daría una revancha: en 1997, Jobs regresaría a Apple para salvarla de la quiebra y convertirla en la empresa más valiosa del planeta, y el Mac es considerado hoy el computador más legendario de todos los tiempos, incluso por encima del IBM PC, que fue el que finalmente se convirtió en el estándar de la industria de los computadores personales.
A continuación conocerá la tortuosa historia de la creación del Macintosh, un computador que a la larga se convirtió en uno de los productos más admirados en la historia de la tecnología.
El hippy millonario
Diez años antes del lanzamiento del Mac, Steve Jobs era una especie de hippy con una vida caótica y poca idea de qué haría con su futuro. A comienzos de 1974, acababa de retirarse de la universidad de Reed (Portland, E.U.), donde pasó 18 meses estudiando humanidades, y había regresado a la casa de sus padres adoptivos en la pequeña ciudad de Los Altos (California).
En esa época, a los 19 años, Jobs estaba totalmente inmerso en la marihuana, los ‘viajes’ con LSD y las lecturas sobre budismo zen, algo no tan extraño en la California de esa época. Jobs era vegetariano, dado a hacer dietas muy estrictas, solía andar descalzo, vestía de forma muy desaliñada y pensaba erróneamente que su alimentación vegetariana hacía innecesario que se bañara o usara desodorante (se duchaba una vez a la semana); eso, sumado a que era irritable y arrogante, hacía que no lo soportaran mucho en Atari, la empresa a la que, pese a sus rarezas, logró entrar gracias a su inmensa inteligencia y sus conocimientos empíricos sobre electrónica.
Ni en sus peores pesadillas, Jobs hubiera sospechado que inicialmente su grandioso computador tendría poca acogida.
Pero él estaba allí de paso. Quería trabajar en Atari para ahorrar algo de dinero con el fin de irse a la India en busca de iluminación espiritual, algo que hizo a mediados de 1974. Después de pasar siete meses en la India, y sin encontrar su anhelada iluminación, Jobs volvió a casa. Aunque inicialmente se dedicó a seguir aprendiendo sobre espiritualidad oriental, meditación y budismo, retomó su trabajo en Atari y se reencontró con un amigo de la adolescencia que pocos meses después le cambiaría la vida: Steve Wozniak.
Wozniak, a quien sus amigos conocían como Woz, era un genio de la electrónica y la programación. Él había abandonado la universidad luego de un año (estudiaba computación), y mucho de lo que sabía lo aprendía por su cuenta leyendo manuales de procesadores y creando diseños de circuitos integrados, una afición con la que llenaba el vacío de sentirse cada vez más aislado en su adolescencia debido a su inmensa timidez.
Sus habilidades le ayudaron a conseguir trabajo en Hewlett-Packard (HP), y un compañero de esa empresa lo invitó a mediados de 1975 a una reunión de un grupo de aficionados a la electrónica y la informática: el Homebrew Computer Club. Woz lo recuerda como un día trascendental en su vida, ya que allí tuvo la idea de crear la tarjeta madre de un computador personal que luego se conocería como el Apple I. Vale la pena recalcar en qué consistió su genialidad: en esa época, los computadores personales no existían.
Lo más parecido a un PC en 1975 era una máquina primitiva creada pocos meses antes en Albuquerque (New Mexico, E.U.): el Altair 8800. Este equipo había sido diseñado por un aficionado a la electrónica llamado Ed Roberts, un hombre de 1,95 metros de estatura y 300 kilos de peso que vendía dispositivos electrónicos a través de su compañía MITS, la cual estaba prácticamente en quiebra. Roberts esperaba aliviar su situación económica vendiendo al menos 200 unidades del Altair. Este equipo en realidad no se ofrecía como un computador ensamblado, sino como un kit dirigido a aficionados a la electrónica (el comprador recibía por correo una caja llena de piezas que debía soldar y ensamblar). Pese a ello, se vendieron 5 mil unidades en los primeros seis meses.
Pero incluso si uno lograba armar el Altair, no era mucho lo que podía hacer con él. De hecho, hoy nadie reconocería el Altair como un computador. Tenía la apariencia de un radio antiguo, y carecía de pantalla o teclado; el usuario se comunicaba con el equipo a través de unos interruptores y luces situados en el panel frontal. Peor aún: el Altair solo tenía 256 bytes de memoria (equivalente a 256 caracteres), carecía de aplicaciones, no tenía sistema operativo y ni siquiera existía un lenguaje de programación de alto nivel para el procesador Intel 8080 del Altair (dos jóvenes de Seattle, Bill Gates y Paul Allen, crearon ese lenguaje, una versión de Basic para el Altair, y ahí nació Microsoft).
Wozniak sabía del Altair, que salió en la portada de la revista Popular Electronics de enero de 1975, pero sintió que él podía crear algo mejor: un computador que se pudiera manejar mediante un teclado y que mostrara el resultado de esa interacción en una pantalla. Wozniak hizo el diseño, trabajó durante semanas soldando componentes en una tarjeta madre y luego escribió el software necesario para hacerlo funcionar, lo cual sucedió el 29 de julio de 1975. Fue un momento histórico: era la primera vez que alguien introducía un carácter en un teclado y lo veía aparecer en la pantalla de un computador personal ubicado en su escritorio, justo en frente de él (y no en una terminal bruta enlazada con un computador remoto).
Diez años antes del lanzamiento del Mac, Steve Jobs era una especie de hippy con una vida caótica y poca idea de qué haría con su futuro.
Wozniak le mostró a Jobs lo que había hecho, y le contó que ya había regalado algunos diseños a la gente del Homebrew Computer Club. Jobs lo convenció de que no obsequiara más sus diseños, y le hizo ver a Woz la importancia de su trabajo y el dinero que podrían ganar si creaban una compañía para vender las tarjetas madre ensambladas (la tarjeta madre es una placa que aloja los principales componentes de un computador, como el procesador y la memoria RAM). Aunque reticente, porque eso iba en contra de su mentalidad de hacker, Wozniak finalmente aceptó. Así nació Apple, que se fundó en abril de 1976, y que inicialmente operó en el garaje de los padres de Steve Jobs en Los Altos.
El Apple I tuvo buena acogida en algunas tiendas de tecnología, pero Jobs sabía que seguía siendo un aparato para aficionados a la electrónica, ya que en realidad no se vendía un computador completo, sino una tarjeta madre ensamblada más una versión del lenguaje Basic (carecía de pantalla, teclado y fuente de poder, aunque se podía conectar a un televisor y era fácil que el usuario consiguiera un teclado). Por eso, cuando Woz diseñó una versión mejorada (el Apple II), Jobs supo que debían ofrecer un computador completo, con teclado, carcasa y todas las partes ensambladas.
Ese computador, el Apple II, se convirtió en el PC más importante en los primeros años de la computación personal. En una época en la que tener un computador en la casa era tan extraño como contar con un avión personal, el Apple II era un equipo revolucionario (los computadores más comunes en ese tiempo eran los minicomputadores y los mainframes, máquinas muy costosas que solo las más grandes empresas podían tener, y que en el caso de los mainframes podían ocupar toda una habitación y costar millones de dólares). Pero el atractivo del Apple II se disparó cuando la empresa VisiCorp creó la primera hoja de cálculo para un computador, VisiCalc, que inicialmente salió solo para el PC de Apple. Esta aplicación, la más exitosa de la década de 1970, convirtió al Apple II en una máquina muy apreciada en las compañías, y sus ventas pasaron de 2.500 unidades en 1977 a 210 mil en 1981.
El éxito de ese computador, lanzado en abril de 1977, permitió que cuando Apple saliera a la bolsa de valores en diciembre de 1980 recogiera la mayor cantidad de capital desde la emisión de acciones de Ford Motors en 1956 e hiciera millonarias a 300 personas. En poco más de cuatro años, Apple pasó del garaje de los padres de Jobs a ser una compañía valorada en 1.700 millones de dólares. Jobs, de 25 años, seguía siendo un hippy, pero ahora tenía una Fortuna de 256 millones de dólares; se había convertido en el hombre más joven en entrar a la lista de Forbes de los 400 personajes más ricos de Estados Unidos.
Sin embargo, Jobs no estaba satisfecho. A él le dolía que la mayoría de las personas le atribuían a Wozniak la creación del Apple I y el Apple II, pese a que Jobs hizo aportes importantes en el diseño del Apple II, en el mercadeo de los dos equipos y en la formación de una empresa que respaldara los inventos de su socio (Wozniak reconoce que, sin Jobs, sus diseños nunca habrían sido más que juguetes de un aficionado a la electrónica). Por eso, Jobs se embarcó en un proyecto cuya paternidad nadie le pudiera negar.
Lisa, el precursor del Mac
Steve Jobs fue entregado por su madre –Joanne Schieble– a una casa de adopción apenas nació, en febrero de 1955. El padre de ella, que estaba muy enfermo, la había amenazado con repudiarla si se casaba con su novio de ese entonces, un joven sirio que estaba estudiando en Estados Unidos, quien la había embarazado. Por eso Joanne decidió que la adopción era el mejor camino. Tanto ella como el padre de Jobs tenían 23 años. Steve Jobs supo desde pequeño que era adoptado, y aunque adoraba a sus padres adoptivos, él les dijo a sus amigos que no conocer a sus padres biológicos le había dejado un inmenso vacío interno y que se sentía, en cierta forma, abandonado. Por eso sus amigos quedaron sorprendidos cuando a los 23 años Jobs embarazó a una novia con la que tenía una relación no muy constante y decidió no reconocer a su hija, llamada Lisa, quien nació en 1978. Pero más sorprendidos quedaron los compañeros de Apple que conocían la historia cuando un año después, en un giro freudiano, Jobs bautizó un nuevo computador cuyo desarrollo estaba empezando en Apple con el nombre de esa hija a la que él nunca veía.
Aunque el Apple II todavía producía una gran cantidad de dinero, en Apple sabían que necesitaban un computador renovado que asegurara los ingresos de los años siguientes. La primera opción para tomar el relevo era el Apple III, un computador con mejores especificaciones pero que resultaría un desastre en el mercado, tras su llegada en mayo de 1980, debido a que tenía fallas que le dieron mala fama entre los compradores. Por eso las esperanzas de Apple se concentraron en Lisa, un computador cuyo desarrollo tuvo un giro importante en diciembre de 1979, luego de que ocho personas de Apple, entre ellas Steve Jobs, realizaron una visita al laboratorio de investigaciones de Xerox en Palo Alto (California). Esa visita hoy es famosa porque se la considera el ‘robo’ de ideas más lucrativo que se ha producido en la historia de la computación.
En un giro freudiano, Jobs bautizó el computador cuyo desarrollo estaba empezando con el nombre de la hija a la que nunca veía: Lisa
En PARC (Palo Alto Research Center) trabajaban varios de los científicos más brillantes de la época, y era un sitio en el que la gente de Xerox le daba rienda suelta a su creatividad desarrollando tecnologías que luego buscarían llevar al mercado. En PARC nacieron adelantos tan importantes como las redes Ethernet, las impresoras láser, la programación orientada a objetos y una que seduciría a Steve Jobs cuando lo visitó en 1979: las interfaces gráficas.
Los científicos de PARC llevaban varios años trabajando en un sistema operativo que fuera tan fácil de usar que hasta un niño pudiera manejarlo. Para ello, concibieron la ‘metáfora’ de un escritorio como interfaz de un computador; es decir, una especie de escritorio virtual con varios de los elementos que una persona tiene en un escritorio del mundo real (como documentos, carpetas, una impresora, etc.), y que se podía manejar mediante un ratón.
Es común que se critique a Xerox por no haber aprovechado los inventos de sus científicos en PARC. Y es cierto que falló en la comercialización (las mejores ideas de PARC las aprovecharon mejor otras compañías), pero es importante mencionar que Xerox sí llevó al mercado un computador basado en esa interfaz gráfica, que era muy innovadora en ese entonces. Ese computador era el Xerox Star, y su problema fue que al llegar al mercado en 1981 era demasiado costoso: cada computador valía 16 mil dólares, pero una empresa debía comprar mínimo dos Star y otros equipos como parte de un paquete cuyo precio oscilaba entre 50 mil y 100 mil dólares.
Steve Jobs y los otros miembros de Apple pudieron ver la interfaz gráfica creada en PARC gracias a un acuerdo. Jobs supo que una división de capital de riesgo de Xerox quería invertir un millón de dólares en Apple (antes de que la compañía llegara a la bolsa), y les dijo que aceptaría esa inversión si Xerox les permitía ‘espiar’ lo que estaban haciendo en PARC. El millón de Xerox se convirtió en 18 millones de dólares cuando Apple salió a la bolsa, pero en esa visita Steve Jobs obtuvo algo mucho más valioso: un paradigma para crear los computadores personales del futuro.
Jobs quedó fascinado con lo que vio. El Apple II y los demás computadores de la época se manejaban mediante comandos de texto que la gente debía conocer de memoria, y cuya sintaxis debía ser exacta; además, solo tenían teclado. La posibilidad de introducir comandos mediante menús de opciones, el manejo de objetos en la pantalla con el ratón y la capacidad de tener varios documentos en ventanas separadas era algo que nunca habían visto. Además, el computador de Xerox que les mostraron tenía un monitor con tecnología de mapas de bits que producía en la pantalla gráficos de buena calidad que no era posible presentar en los monitores de la época, que solo podían desplegar caracteres luminosos de baja resolución en una pantalla oscura y poco atractiva.
Apenas salieron de la visita, Jobs les pidió a los ingenieros de Apple que crearan una interfaz gráfica similar para Lisa, pero ellos minimizaron el tiempo que les tomaría. Le dijeron a Jobs que bastarían unos seis meses; en realidad, a Lisa le tomó tres años más llegar al mercado, y por el camino todos los directivos de Apple estarían tan cansados de Jobs que lo habrían sacado del proyecto.
Expulsan a Jobs del proyecto Lisa
Durante 1980, en Apple mejoraron de forma notable los conceptos creados en Xerox. Al equipo de Lisa se sumaron varias personas provenientes de PARC, que dejaron el laboratorio frustradas por la incapacidad de Xerox para llevar con éxito al mercado los avances que ellos creaban. Aunque a Apple se la acusa de copiar las ideas desarrolladas en PARC, lo cierto es que la interfaz que creó Apple terminó siendo mucho más elegante, completa y fácil de manejar que la que Xerox llevó al mercado en 1981 con el Star. Muchos de esos adelantos se le deben a un ingeniero de sistemas de 28 años, Bill Atkinson, que también había experimentado bastante con el LSD, y cuyo trabajo era generar las rutinas que controlarían la presentación de imágenes en la pantalla.
Atkinson logró que la ventana del documento en el que estaba trabajando el usuario se superpusiera de forma más natural sobre las otras ventanas abiertas en la pantalla, tal como pasa en el mundo real si uno pone una hoja sobre otra en un escritorio. Además, sus desarrollos de software permitieron que las ventanas se pudieran mover por el escritorio con el ratón, algo que no era posible en la interfaz de Xerox.
Ese fue precisamente uno de los mayores adelantos frente a la interfaz del PARC: la manipulación directa. Apple convirtió la interfaz en una especie de mundo virtual en el que el usuario podía realizar con el ratón acciones como arrastrar íconos y ventanas, cambiar el tamaño de las ventanas, soltar archivos en la caneca, dar doble clic para abrir un archivo, etc. Estos conceptos, que son naturales hoy en día para cualquier usuario de Mac o Windows, no existían en la interfaz de Xerox: en esta el usuario debía seleccionar un objeto y luego activar con el ratón un menú en el que escogía lo que quería hacer (mover un elemento, borrarlo, cambiar el tamaño de una ventana, etc.).
Atkinson era el cerebro detrás de la interfaz de Lisa, y por eso todos quedaron aterrados en Apple cuando en un accidente de auto Atkinson estuvo a punto de perder precisamente su brillante cabeza: su Corvette se incrustó debajo de un camión y perdió toda la parte superior; la policía dijo que era un milagro que no se hubiera decapitado (solo pasó unos días en el hospital).
El ratón también tuvo cambios importantes; el modelo que mandó a desarrollar Jobs permitía desplazar el cursor de forma más fluida por la pantalla que el ratón de PARC (además, costaba solo 15 dólares, frente a 300 dólares del otro). Además, se decidió que tendría un solo botón, en lugar de los tres del modelo de Xerox, lo cual se compensaría con el hecho de poder dar doble clic.
Jobs hacía aportes muy relevantes al producto, pero los líderes del proyecto Lisa estaban cada vez más cansados de él. Aunque el proyecto Lisa tenía un director que venía de HP, John Couch, Steve Jobs hacía valer su posición como fundador de la empresa y pasaba por encima de él todo el tiempo, realizando cambios importantes en Lisa sin siquiera consultarlo. Además, era habitual que insultara a los ingenieros. Hasta la misma visión del proyecto era cuestionada por Jobs: los líderes de Lisa querían un computador de alto vuelo para empresas, mientras que Jobs deseaba crear un computador más barato para las masas. Pero así hubieran logrado alinearlo en las metas, los directivos de Apple pensaban que Jobs, de 25 años, carecía de la experiencia para mercadear ese computador en el segmento corporativo.
Desilusionado y sin nada que hacer, era cuestión de tiempo para que Jobs pusiera sus ojos en un proyecto menor de Apple, el Macintosh
Los roces y contratiempos que Jobs generaba llegaron a tal punto que el presidente de Apple, Mike Scott, y el presidente de la junta directiva y mayor accionista, Mike Markkula, planearon en secreto una reorganización de la empresa y en septiembre de 1980 sacaron a Jobs del grupo de Lisa, reafirmaron a John Couch como líder del mismo y le quitaron a Jobs su cargo como vicepresidente de investigación y desarrollo.
Jobs se adueña del Mac
Totalmente desilusionado y sin nada que hacer, era cuestión de tiempo para que Jobs pusiera sus ojos sobre un proyecto menor de Apple, el Macintosh, que desde finales de 1979 estaba desarrollando un ingeniero de sistemas, músico y filósofo llamado Jef Raskin.
Raskin, quien había tratado de que Jobs no se fijara mucho en su proyecto, quería crear un computador de bajo costo que tuviera algunos conceptos de la interfaz gráfica de PARC (él fue quien sugirió la visita a ese laboratorio) y que no costara más de mil dólares. En 1979, Raskin convenció a Mike Markkula de que le diera un equipo pequeño de gente para trabajar en el Macintosh. Raskin bautizó el computador con ese nombre porque esa era la variedad de manzana que más le gustaba (la McIntosh), aunque varió la ortografía porque existía una empresa estadounidense llamada McIntosh Laboratory.
El grupo de Raskin estaba formado por cuatro personas, entre las que sobresalía un joven autodidacta de 24 años, Burrell Smith, que no tenía una carrera; toda su educación provenía de unos cursos sobre electrónica y su propia experimentación. Al igual que Wozniak, a quien admiraba con fervor, Smith era un genio con los circuitos integrados, pero trabajaba en el departamento de servicio técnico de Apple hasta que Bill Atkinson lo descubrió y se lo sugirió a Raskin. En diciembre de 1979, Raskin le pidió a Smith que armara un prototipo del Mac (la tarjeta madre); él lo tuvo listo en una semana usando partes que encontró en la empresa, y empleando un procesador de bajo costo y poco poder, el Motorola 6809.
La idea de un computador de bajo costo había seducido a Markkula, pero aún así estuvo a punto de cancelar el proyecto Mac dos veces en 1980 ante los repetidos retrasos en los cronogramas. Solo lo mantuvo porque Raskin logró convencerlo de que le diera más tiempo. Parte del problema era que Apple ya estaba invirtiendo millones de dólares en el desarrollo de Lisa, y muchos en la empresa pensaban que ese era el camino correcto, y no la máquina sencilla y asequible de Raskin.
A finales de 1980, cuando fue alejado del proyecto Lisa, Jobs leyó un documento interno escrito por Raskin, el ‘Libro del Macintosh’, y quedó fascinado con su visión: crear un computador de bajo costo para la gente común, que fuera tan fácil de manejar como un electrodoméstico. Así, Jobs comenzó a involucrarse en el desarrollo del Mac, y volvió a sus antiguos hábitos: en diciembre de 1980, sin contarle a Raskin, Jobs le pidió a Burrell Smith que creara un nuevo prototipo del Mac, pero esta vez basado en un procesador más potente, el Motorola 68000, el mismo que usaba Lisa.
Smith volvió a hacer su magia y después de un mes de trabajo lo tuvo listo. Jobs estaba sorprendido: con muchos menos recursos y en unas pocas semanas, una sola persona con alma de hacker había creado un prototipo de computador dos veces más veloz que Lisa (el cual había requerido el trabajo de dos docenas de ingenieros de alto vuelo durante más de un año).
Lo increíble de la hazaña era que Burrell Smith había logrado sacar más poder del mismo procesador con una arquitectura de hardware mucho más modesta; Steven Levy dice en su libro ‘Insanely Great’ que fue como empacar el motor de un avión en un carro Honda. Jobs supo en ese momento que tenía una buena opción para una revancha: podía crear un computador más veloz que costara varios miles de dólares menos que Lisa, el proyecto de donde lo habían echado de forma humillante.
Fácil de manejar, difícil de programar
Jobs y Raskin solo trabajaron juntos un par de meses. Las fricciones generadas por Jobs eran inmanejables, y ni siquiera se caían bien. Raskin pensaba que Jobs era un ególatra, un pésimo gerente, un maltratador, que no sabía mucho porque ni siquiera era ingeniero y que lo único que hacía era absorber como una esponja las ideas de los demás. Jobs, por su parte, pensaba que Raskin era un académico imbécil. Raskin se quejó ante Mike Markkula, quien se reunió con los dos. En esta ocasión, sin embargo, Markkula decidió apoyar a Jobs y lo puso al mando del proyecto. Era su forma de darle un juguete a Jobs para mantenerlo tranquilo y alejado de los proyectos prioritarios de Apple.
La salida de Raskin fue injusta, pero buena para el Mac. Aunque el Macintosh fue su idea, Raskin estaba obsesionado con mantener el precio final por debajo de mil dólares (para hacerlo asequible a mucha gente), y eso lo había llevado a seleccionar componentes que habrían hecho imposible que el computador manejara las complejas imágenes que requería la interfaz gráfica.
Por ejemplo, el procesador que Jobs escogió (el Motorola 68000) era mucho más potente. Además, Jobs decidió que la cantidad de memoria RAM propuesta por Raskin (64 KB) no alcanzaba, y la amplió a 128 KB (una cifra que al final también sería insuficiente). De otro lado, Raskin no creía en la utilidad del ratón (odiaba la idea), pero ese elemento terminaría siendo crítico en la interfaz del Mac. Además, él quería que el Mac tuviera una interfaz gráfica, pero mucho más sencilla y menos elegante que la que al final se creó (Raskin se fue de Apple poco después y concretó su visión en Canon, con un computador llamado Canon Cat; este se lanzó en 1987, fracasó en el mercado y fue descontinuado después de vender solo 20 mil unidades).
Con Jobs oficialmente al frente desde febrero de 1981, el equipo del Mac se amplió a 20 personas, se trasladó a una torre a tres cuadras de la sede principal de Apple y se enfocó en crear una versión más económica de Lisa (la nueva meta era que el Mac costara 1.500 dólares). Jobs trajo al equipo gente que había trabajado en el Apple II, entre ellos Wozniak. Sin embargo, este último no alcanzó a hacer aporte alguno.
Woz no había participado en el proyecto Lisa, pues se mantenía como un ingeniero de rango medio en el grupo de desarrollo del Apple II (él no quería tener ninguna responsabilidad directiva). Y en febrero de 1981, recién llegado al grupo del Mac, Wozniak estaba piloteando su avión Beechcraft Bonanza, pero se estrelló poco después del despegue. Wozniak y los otros pasajeros, entre ellos su prometida, quedaron heridos, y él estuvo varias semanas en el hospital con amnesia parcial. Finalmente se recuperó, pero no volvió al equipo Macintosh y poco después dejó el día a día en Apple para volver a la universidad a terminar la carrera que había dejado inconclusa.
Entre las personas que Steve Jobs llevó al equipo Mac estaba Andy Hertzfeld, quien tendría el papel protagónico en el desarrollo del sistema Mac. Hertzfeld, un programador brillante cuyo gusto por la literatura y la música lo alejaba del estereotipo del nerd, había entrado a Apple en 1979, pero a comienzos de 1981 estaba pensando en marcharse. Le parecía que después de la salida a la bolsa muchos de los líderes de Apple estaban más preocupados por el precio de las acciones que por el desarrollo de productos innovadores; tampoco se sentía a gusto con el creciente número de formales ingenieros que estaban llegando de IBM y HP, que él, al igual que Jobs, consideraban unos idiotas, y con los que su cultura de hacker chocaba constantemente (al igual que Burrell Smith, Hertzfeld tenía en Wozniak a su ídolo y modelo a seguir).
Como el Mac era una versión en menor escala de Lisa, Hertzfeld tomó lo mejor de la interfaz de Lisa y lo adaptó para la modesta infraestructura del Mac.
Hertzfeld quería entrar al grupo Mac. Y allí se le encomendó la tarea de escribir el código que estaría incorporado en la memoria ROM del Macintosh (un chip cuyo contenido el usuario no podía borrar o modificar). Dicho código era como el ADN o la personalidad del Mac; en ese chip estaba la ‘caja de herramientas’ del Mac, es decir, las rutinas gráficas que hacían que la interfaz del Mac fuera amigable, además del administrador de archivos del Mac, el manejador de recursos, el administrador de fuentes y otros recursos.
Como el Mac ahora era una versión en menor escala de Lisa, parte de la labor de Hertzfeld fue tomar lo mejor de la interfaz de Lisa y adaptarlo para que pudiera operar en la más modesta infraestructura de hardware del Mac. Como admiraba el trabajo de Bill Atkinson en Lisa, y despreciaba el de los otros ingenieros de ese grupo, lo que hizo Hertzfeld fue adaptar solo lo de Atkinson.
La labor de los desarrolladores del sistema Mac era muy compleja. Pronto descubrieron que cuanto más fácil y sencilla trataban de hacer la interfaz del Mac, más difícil era escribir el código de programación necesario. Aunque partían con la ventaja de poderse apoyar en un trabajo anterior (el que habían hecho en Lisa), tenían una gran limitación: Lisa contaba con 1 MB de memoria RAM (1.024 KB), mientras que el Mac saldría al mercado con solo 128 KB. Aunque insistieron mucho en la necesidad de aumentar la memoria, Jobs no cedió. La RAM era muy costosa en esa época y Jobs no quería que eso descarrilara el precio final del computador.
Pero lo que les faltaba en recursos de hardware lo compensaron con creatividad. Steve Jobs les dio la inspiración que necesitaban para encontrar soluciones a las barreras técnicas en jornadas semanales de cerca de 90 horas. Aunque solía ser patán y humillante, ellos aprendieron a tomar solo lo mejor de Jobs. Él les repetía constantemente que estaban creando un dispositivo que cambiaría la historia de la computación, y que dejaría una marca en el universo. Y el resultado era que lograban cosas que parecían imposibles. Steve Capps, uno de los programadores, dice que lo que aprendió de Jobs es que ignorar lo que uno no puede hacer es bueno (Jobs les hacía creer que podían lograr lo que fuera), porque eso los hacía intentar una y otra vez, y trabajar cada vez más duro. Sus compañeros en Apple bautizaron esa capacidad de Jobs, que a veces incluía mentiras descaradas, como ‘el campo de distorsión de la realidad’.
La mentalidad de hackers del grupo Mac también era un activo. Los líderes del grupo Lisa venían de empresas tradicionales como HP, y eso les daba una mentalidad más limitada; ellos pensaban todo el tiempo en lo que querrían o no querrían ver sus clientes corporativos, y los cambios se aprobaban en comités. En el equipo del Mac todo se hacía sin burocracia y por intuición, y la sola idea de un focus group a Jobs le parecía totalmente absurda.
Jobs alimentaba constantemente la rivalidad con la gente de Lisa, e incluso apostó 5 mil dólares con John Couch –el líder de Lisa– a que el Mac saldría primero al mercado. Perdió el dinero, porque Lisa se lanzó un año antes, pero cuando el computador Lisa salió al mercado estaba prácticamente muerto.
El IBM PC lo cambia todo
En julio de 1981, Steve Jobs presentó su primer plan de negocios como líder del proyecto Mac. Esperaba lanzar el computador en 1982, por un precio de 1.500 dólares, y esperaba vender 47 mil unidades mensuales, y completar 2,2 millones en 1985. Un mes después llegó al mercado un computador que derrumbaría todos los pronósticos de Apple.
En agosto de 1981, el mayor fabricante de computadores del mundo –IBM– debutó en el mercado de la computación personal con el IBM PC. Hasta ese momento, IBM fabricaba principalmente mainframes, pero motivado por las posibilidades de este naciente mercado reunió una especie de grupo élite que creó de ceros un computador en solo un año. Para lograrlo, crearon el IBM PC con partes estándar que ya existían en el mercado y le encargaron a un tercero (Microsoft) el desarrollo del sistema operativo.
Cuando el IBM PC salió, Jobs hizo que lo compraran y lo estudiaran en detalle; en Apple llegaron a la conclusión de que era una porquería. Lo que menos les gustaba era su sistema, DOS, que ofrecía la misma interfaz críptica basada en comandos de texto de los demás PC del momento. Su arrogancia hizo que tardaran casi un año en darse cuenta de que ese computador se iba a convertir en el estándar de la industria.
A finales de 1982, el IBM PC ya amenazaba el liderato del Apple II: ese año vendió 240 mil unidades, frente a 279 mil del computador que generaba la mayoría de los ingresos en Apple. Pero en 1983, las cifras ya eran desastrosas para Apple, que había perdido su liderazgo en el reino de los PC: aunque las ventas del Apple II subieron a 420 mil unidades ese año, el IBM PC despachó 1,3 millones de unidades, y muchas empresas ya estaban pensando en cambiarse a este nuevo equipo ante la perspectiva de que llegara a ser el más difundido.
Cuando el IBM PC salió, Jobs hizo que lo compraran y lo estudiaran; en Apple llegaron a la conclusión de que era una porquería.
Eso fue algo que no entendieron en Apple cuando diseccionaron el IBM PC: que pese a no ser un equipo tan innovador como el Mac, el hecho de que el nombre de IBM estuviera detrás haría que muchos gerentes de sistemas prefirieran comprarle a una empresa con décadas de historia y reconocimiento. Tampoco cayeron en cuenta –ni la misma IBM– de que la forma como se concibió el IBM PC lo convertiría en el modelo a copiar por otros fabricantes. Como IBM usó componentes estándar para crear su PC, y empleó un sistema operativo de Microsoft sobre el que no tenía derechos exclusivos, pronto habría docenas de fabricantes de PC creando clones de su computador, basados también en DOS. Eso lo convirtió en el tipo de PC usado por nueve de cada 10 personas al cabo de unos años.
Para empeorar las cosas, los computadores sucesores del Apple II fracasaron en el mercado. El Apple III se había lanzado en mayo de 1980, pero sus fallas recurrentes alejaron a los compradores; aunque luego se mejoró, la fama que tenía ya había hecho mella (se descontinuó en 1984). Por su parte, Lisa, después de una inversión de 50 millones de dólares en su desarrollo, se lanzó en enero de 1983, pero nació muerto, pese a que los medios destacaron que era el computador más innovador de los últimos años, por encima del IBM PC.
Lisa salió con un precio exorbitante: 10 mil dólares, en buena medida por la gran cantidad de memoria RAM necesaria para que funcionara su innovadora interfaz gráfica (el modelo básico del IBM PC valía 1.565 dólares). Pero lo peor es que el propio Jobs se encargó de rematarlo: durante varias entrevistas en los días posteriores al lanzamiento de Lisa, Jobs anunció –pese a que había prometido no hacerlo– que pronto saldría una versión menos costosa de Lisa: el Macintosh. Como si eso no fuera suficiente, también reveló que Lisa y el Mac no serían compatibles, lo que les quitaba a los compradores cualquier incentivo para adquirir un Lisa. Ese avanzado computador se vendió muy poco, y en 1985 ya se había descontinuado.
Todas las esperanzas en el Mac
Esas circunstancias hicieron que durante 1983 todas las esperanzas de Apple se movieran hacia el proyecto Mac, que no hacía más que retrasarse. Una razón eran los constantes cambios que Jobs hacía en el producto, motivado por su perfeccionismo extremo (Burrell Smith terminó construyendo cinco prototipos del Mac). Estos cambios no solo tenían que ver con las funciones del Mac, sino también con la parte estética.
Por ejemplo, Jobs le dedicó mucho tiempo a la carcasa, cuyo diseño solo aprobó después de ver y corregir varios prototipos. Jobs quería que el computador tuviera una apariencia muy agradable, que fuera de bordes no tan cuadrados y que su diseño llegara a ser tan representativo como el de un escarabajo (el auto de Volkswagen). Otra novedad fue la orientación: este computador, cuyo monitor está integrado en el cuerpo, se diseñó verticalmente, y no como una caja horizontal, que era la forma predominante en la época. El resultado final fue un computador con una apariencia similar a la de un rostro, y en cuyo diseño Jobs se involucró tanto que él figura con otros dos diseñadores en la patente.
Jobs también hizo que pulieran al máximo la apariencia de la interfaz. Él contrató a una mujer graduada en artes, Susan Kare, para hacer que cada aspecto fuera muy agradable visualmente (los cuadros de diálogo, las barras de las ventanas, los menús, los sombreados, etc.). Kare también diseñó cada uno de los íconos y además creó las fuentes, un detalle que hasta ese momento tenía poca o ninguna importancia en los PC. Jobs llegó al extremo de aprobar personalmente el diseño de cada uno de los íconos y de las barras, que modificaba una y otra vez.
El perfeccionismo de Jobs era tal que rechazó un diseño de la tarjeta madre porque no le parecía que tuvieran un aspecto agradable o bien terminado. Un ingeniero quedó sorprendido porque eso solo lo notarían los técnicos de reparaciones, ya que, a diferencia de otros PC, el Mac buscaba desmotivar al usuario para abrirlo (no se podía abrir con un destornillador estándar), pues Jobs no quería que las personas pudieran conectar componentes adicionales (él pensaba que agregar tarjetas le quitaría estabilidad, y por eso el Mac no tenía ranuras de expansión). Jobs, que resaltaba que lo estaban haciendo era arte, le dijo al ingeniero que un buen carpintero se sentiría mal al saber que un cajón tiene una pieza de madera de mala calidad en la parte posterior, así nadie la viera.
Cuando estaban terminando el Mac, los retrasos habían generado tal carga de trabajo que algunos programadores pasaron jornadas de casi 60 horas despiertos.
Una innovación del Mac fue que se fijaron ciertos lineamientos para el comportamiento de las aplicaciones. En Lisa, Apple desarrolló todas las aplicaciones que se despacharon con el equipo. Pero el Mac tenía un enfoque diferente: se incluiría un procesador de texto (MacWrite) y un programa de dibujo (MacPaint), pero la idea era evangelizar a desarrolladores externos, entre ellos Microsoft, para que crearan aplicaciones para el Mac. Sin embargo, se establecieron ciertos requisitos para la interacción de esas aplicaciones con el sistema del Mac. Esto ayudó a que el Mac fuera todavía más intuitivo y amigable. En el reino de DOS, las aplicaciones tenían comportamientos diferentes que confundían al usuario, incluso en cosas tan básicas como la forma en que se debía cerrar un programa o abrir un archivo. En el Mac, el usuario llegaba a un mundo coherente y consistente en el que, sin importar qué aplicación se estaba usando, la apariencia y el funcionamiento eran similares.
En enero de 1984, cuando estaban rematando el desarrollo del Mac, todos los retrasos y cambios habían generado tal carga de trabajo que algunos programadores, entre ellos los que crearon el Finder, tuvieron que pasar jornadas de casi 60 horas despiertos. Bill Atkinson, quien dejó el equipo Lisa y se unió al del Mac, dijo que trabajaban a ese ritmo infernal porque estaban convencidos de que solo tendrían una oportunidad para cambiar el mundo; en cambio, tendrían mucho tiempo después para tener hijos o salir de vacaciones.
Del cielo al infierno
El 22 de enero, los 96 millones de estadounidenses que estaban viendo el Super Bowl (la final del campeonato de fútbol americano), el mayor evento deportivo de Estados Unidos, fueron sorprendidos por un extraño comercial de un minuto. Este mostraba un grupo de personas con pinta de autómatas, vestidas como prisioneros de un campo de concentración, que escuchaban a su líder en una pantalla gigante de televisión. En este escenario gris y opresivo, de pronto se veía a una atleta colorida huyendo de unos guardias, que luego lanzaba un martillo que destrozaba la pantalla. En ese momento aparecía un texto que decía: “En enero 24, Apple Computer presentará el Macintosh. Y usted verá por qué 1984 no será como 1984 (una referencia al libro ‘1984’ de George Orwell, sobre una aterradora dictadura regida por el ‘Gran Hermano’).
El mensaje que Apple quería enviar era que IBM era el ‘Gran Hermano’, y el Macintosh era el computador que iba a redimir a la humanidad de ese opresivo poder en la informática. Para expresar esa idea, Jobs había mandado a producir un comercial de 750 mil dólares, que fue dirigido por el inglés Ridley Scott, quien ya era famoso por las películas ‘Alien, el octavo pasajero’ y ‘Blade Runner’. La junta directiva de Apple detestó el comercial cuando lo vio, y solo aceptaron pasarlo por la presión de Jobs y porque no habían podido revender el espacio de 60 segundos que ya habían comprado durante la transmisión del Super Bowl. Hoy se lo considera el comercial más famoso en la historia de la televisión estadounidense.
Ese comercial fue la antesala del lanzamiento oficial del Mac, que tuvo lugar, con más de un año y medio de retraso, el 24 de enero de 1984, durante la junta anual de accionistas de Apple, realizada en un auditorio en Cupertino (California). El Mac captó inmediatamente la atención de todo el mundo. Su maravillosa interfaz, en un computador mucho más barato que Lisa, se consideraba un hito en la historia de la computación.
Inicialmente Jobs se convirtió en la estrella del momento. Él y su computador aparecieron en las portadas de varias publicaciones de tecnología y negocios. Era el momento más glorioso de Jobs, y en Apple lo premiaron fusionando los equipos de Apple y Lisa, que ahora él lideraría. Pero la euforia duró poco. Durante los primeros cien días en el mercado, Apple vendió 72 mil unidades, algo que se preveía por el apetito de ciertos compradores que siempre están dispuestos a pagar por las tecnologías de punta. Pero luego las ventas cayeron de forma dramática.
Pasado el interés inicial en las innovaciones del Mac, se hicieron cada vez más evidentes las enormes debilidades que tenía el modelo original. En esencia, era un computador demasiado lento para manejar su maravillosa interfaz. Pese al trabajo brillante de los desarrollares del Mac, el equipo carecía de memoria RAM suficiente para ofrecer una experiencia atractiva al usuario, que debía esperar eternidades para acciones como abrir una aplicación. Además, por la misma falta de recursos de hardware, había limitaciones tan absurdas como la imposibilidad de crear documentos de más de 8 páginas con el procesador de texto incorporado (MacWrite).
Otro problema grave fue la ausencia de disco duro, un dispositivo que Jobs se negó a incluir. El Mac solo contaba con una unidad de disquetes, y esto hacía que una labor tan simple como copiar un disquete fuera muy engorrosa. La revista de tecnología Byte, en su revisión del Mac, reportó que era necesario cambiar 50 veces de disquetes y esperar 20 minutos para copiar todo el contenido de un disquete en otro. Irónicamente, el Macintosh había hecho que tareas como esa nunca hubieran sido más intuitivas, ya que el usuario lidiaba en la pantalla con objetos (los íconos de los disquetes), en lugar de tener que usar los oscuros comandos de DOS.
Pasado el interés inicial en el Mac, se hicieron cada vez más evidentes sus enormes debilidades. Era demasiado lento para manejar su maravillosa interfaz.
Jobs había impedido que se pusiera más memoria o un disco duro para evitar que el Mac fuera demasiado costoso, pero aun con esas limitaciones el precio final fue demasiado alto, lo cual sumaba otro problema. Aunque al final Jobs aceptó que el Mac debía salir con un precio más alto del esperado, él quería que este fuera 1.995 dólares. Pero John Sculley, el nuevo presidente de Apple que Jobs había traído de Pepsi, había decidido que el precio sería 2.495 dólares, en parte para obtener mayores utilidades y en parte porque Sculley consideraba que los costos del mercadeo y la publicidad debían cargarse al precio final del producto.
Una debilidad más del Mac original, que también se le puede atribuir a Jobs, fueron sus continuas fallas. Jobs no había aceptado que el Mac tuviera un ventilador interno para enfriar los componentes. Le parecía que ese ruidoso componente lo haría poco elegante, pero eso ocasionó que los componentes internos fallaran con frecuencia, lo que le trajo mala fama al Mac original.
Lo peor de todo, sin embargo, es que muchos jefes de sistemas consideraban que el Mac era un juguete, y no un computador de verdad. Además, con el IBM PC tan posicionado en el mercado, no sonaba racional que optaran por un computador recién salido, que casi no tenía software disponible. En ese tiempo, era famoso un dicho que decía: “A nadie lo echan de su empresa por elegir IBM”. Los gerentes de sistemas actuaron en concordancia e ignoraron el Mac.
Así, el computador en el que Apple había puesto todas sus esperanzas para mantenerse competitiva empezó a tener ventas cada vez más decepcionantes. A finales de 1984, el 70 por ciento de los ingresos de Apple seguían siendo generados por el Apple II. Las ventas del Mac estaban por debajo de 10 mil unidades al mes, y las de Lisa eran prácticamente nulas.
Los principales integrantes del equipo Mac, a los que Jobs había convencido de que iban a cambiar el mundo, quedaron desilusionados con el resultado. Era como si les hubieran mentido, y algunos incluso entraron en períodos de depresión. Andy Hertzfeld primero tomó una licencia y luego decidió no regresar. Steve Capps se fue a vivir a París. Bruce Horn, creador del Finder, se fue de la empresa porque sintió que no lo habían compensado bien por su trabajo. Burrell Smith estuvo trabajando en un proyecto nuevo (una versión mejorada del Mac), pero se fue de Apple a comienzos de 1985 cuando los directivos lo cancelaron (Smith fundó luego la empresa Radius, pero se retiró en 1993 cuando lo venció la esquizofrenia).
Las ventas del Mac siguieron bajando a comienzos de 1985, cuando llegaron a ser solo un 10 por ciento de lo que se había presupuestado. En ese ambiente sombrío, el comportamiento de Steve Jobs se volvió cada vez más errático y volátil. Le echaba a todo el mundo la culpa del fracaso del Mac, trataba mal a los gerentes de Apple, insultaba a los directivos de otras compañías que los visitaban, lloraba en las reuniones cuando se lo cuestionaba… Los directivos medios de Apple se quejaban cada vez más de los maltratos de Jobs, y para la junta directiva fue evidente que Jobs era un pésimo líder y que tenían que salir de él, así que le reprocharon al presidente de Apple, John Sculley, su falta de pantalones para enfrentarlo. Con las pobres ventas del Mac, y con Apple dando pérdidas por primera vez en un trimestre, ya no había nada que pudiera defender a Jobs.
En ese ambiente sombrío, el comportamiento de Jobs se volvió cada vez más errático y volátil. Le echaba a todo el mundo la culpa del fracaso del Mac.
Sculley finalmente tomó la decisión de apartarlo de su cargo en abril de 1985, apoyado por la junta directiva. Sin embargo, la decisión no se hizo efectiva inmediatamente. Siguieron varias semanas de choques entre los dos, pero luego de que Jobs intentó iniciar una conspiración para sacar a Sculley, este finalmente lo removió de su cargo a finales de mayo. Como consuelo, lo dejaron en el cargo de presidente de la junta directiva, en el que no tenía personas ni proyectos a cargo, ni poder operativo alguno. Después de volver de un viaje a Europa, Jobs anunció en septiembre de 1985 que se iba de Apple para crear una nueva compañía (NeXT). Al irse de Apple, Jobs vendió todas sus acciones menos una. Tenía 30 años de edad
Un producto de nicho
Tras la salida de Steve Jobs, las cosas mejoraron paulatinamente para el Mac. Lo salvaron varias cosas: el lanzamiento de modelos de Mac más potentes y con más memoria RAM, la aparición de programas atractivos para el Mac (como las aplicaciones de oficina de Microsoft) y el nacimiento de la industria de la autoedición.
Este último punto fue vital. La posibilidad de ver en la pantalla del Mac exactamente lo que se iba a imprimir (algo que no era posible en las interfaces basadas en texto), hizo que los creadores de un programa llamado PageMaker eligieran al Mac como la plataforma para implementarlo.
La salida de PageMaker en 1985 permitió que un diseñador con un Mac se convirtiera en un editor de publicaciones. Había nacido la autoedición. Incluso algunas grandes publicaciones dejaron atrás los costosos equipos que se empleaban para diseñar periódicos y revistas y se pasaron al Mac, en donde el proceso era mucho más sencillo. Con el tiempo, el Mac se ganó una base de adeptos fieles en las empresas, que lo usaban principalmente para diseño, pero que ayudaron a que este computador comenzara a tener aceptación entre usuarios de otras áreas. El Mac también se volvió un producto fuerte en el sector educativo.
Sin embargo, nunca pasó de ser un producto de nicho, apreciado por ciertas áreas en las empresas e instituciones o por los compradores de PC más sofisticados en los hogares. Y para dolor de Steve Jobs, las interfaces gráficas no se masificaron con su Mac, sino con Windows, un sistema al que Jobs se refirió –la primera vez que Bill Gates se lo mostró– como un “montón de mierda”.
En 1990, el Mac alcanzó a tener 12 por ciento del mercado de PC, pero luego cayó por debajo del 3 por ciento hacia 1997, cuando Apple estaba perdiendo dinero a raudales, se encontraba sin rumbo y pasaba por su peor crisis. En ese año, Jobs volvió a Apple, luego de que esa compañía comprara NeXT. En los años siguientes, Jobs salvó a Apple de la crisis económica, la convirtió en la firma más valiosa del planeta gracias a productos como el iPhone y el iPod, y Apple cosechó sus mejores Mac, entre ellos modelos tan populares como el iMac, el PowerMac y los portátiles MacBook. Pero esa es otra historia…
FUENTES: los libros ‘Insanely Great’, de Steven Levy; ‘Steve Jobs’, de Walter Isaacson; ‘Hard Drive’, de James Wallace y Jim Erickson; y ‘Gates’, de Stephen Manes y Paul Andrews. Además, los sitios web ‘Folklore.org: The Original Macintosh’ (www.folklore.org) y Wikipedia.
desde el principio: si apple no fuera lo que eshoy, nade hablaría del mackintosh. sería otro pie de nota como lo son muchos que tienen su mérito, e inclluso se adecúan más alos qu efiguran acá como los méritos de este aparato. por ejemplo, lo de interfaz fácil de usar? no. ya estás establecido que simplemente era copiar lo que hizo xerox años atrás, y venderlo más barato. que popularizó la interfaz? tampoco. como mencionan acá mismo, el equipo no se vendió muy bien. no tenía con qué. no tenía suficiente hardware, y cargaba el sistema de disco, de manera que debido a que no tenía suficiente ram y que el sistema ocupaba lo poco que tenía, los qu elo tienen lo conservan más como un hito en la historia dela computación que como un aparato que realmente sirviera para algo. en cuanto ala popularización del ambiente de ventanas, pues al poco tiempo se presentaron aparatos muy superiores (que tenían colorm y en el caso del amiga, que tenía hardware especializado para gráficas y sonido) como el atari st y el amiga 1000 y el amiga 500, más baratos, más otentes, y basados en la misma familia de procesadores motorola 6800 que usaba el mackintosh, y que eran todos los computadores que se vendían en esemomento y que no fueran pc (x86)
ni creó el sistema de ventanas, ni lo popularizó..l pero podemos notar similitudes en cuanto alo que pasó entonces y lo que pasa ahora.. creo que acámismo han salido amencionar a jobs como ‘el creador del smartphone’.. antes de él no existían los samrtphpnes, aparentemente. y cuál fue el mérito del iphone, el smartphone? no, ni la pantalla touch, ni los gestos, ni el multitouch. sólo sacó a la luz algo que sólo los ñoños que andaban ene le cuantro, y todo el mundo que no se entera de lo que hay o no hay, sale cualquier pelagato a tramar y comen el cuento. por cierto tengo dos motorola mpx300, que salió antes del iphone, y aún así en su época dejaba atrás al iphone en prestaciones, llegándolo a comparar cxom o unh equivalente de computadxor de escreitorio en forma de teléfono (tenía pantalla touch y teclado convertible asd)
en cuanto a haber sido contratado en atari, pues no. el tipo llegó a la oficina de atari y en la recepción simplemente dijo ‘no me voy de acá hasta que me ocntraten’, supuestamente sin bañarse y maloliente. con que alguien se pare así en la recepciçon de una oficina no significa que sea inteligente. no demostró su inteligencia en esemomento, por lo cual no pudo serla razón para haberlo contratado. pero por otro lado, en la smismas palabras de nolan bushnell, la razón para mantenerlo en el puesto era porque eran dos steves por el precio de uno. no fue su inteligencia la que lo mantuvo en el puesto, era la inteligencia de wozniak, que hizo cosas interesantes en atari debido a su relación con jobs, como sacar una versión de breakout con menos chips del diseño original, pese a que jobs se llevara siempre el crédito.
la cuestión es que como dije al principio, si apple no fuera lo que es hoy, y como en esa época, a punta de trame, no porque hayan sacado algo que otros no hayan hecho antes, de pronto nadie siquiera se acordaría que el mackintosh existió alguna vez. así como poca gente habla hoy del spectrum, o del commodore 64, o el amiga 500 que fueron mucho más significativos, y que realmente modelaron la computación como es hoy (por ejemplo, en todo el desarrollo multimedia, en el desarrollo dejuegos en computador, en los avances gráficos y 3d, en la popularización dela computación en el hogar.. en nada de eso tuvo qué ver el mackintosh, pero sí otras máquinas que hoy ni se mencionan). la historia la escriben los ganadores.
y a propósito de escribir la historia..c ómo es excatamente lo de ‘sacar un computador armado porque los demás eran kits’. cierto, los demás eran kits para armar.. al igual que el apple. la diferencia es que el apple venía la tarjeta madre ya armada.. pewro lo demás también le tocaba armarlo al usuario, y bsucarlo por su cuenta. por alguna razón en las fotos de los primeros apple vemos una caja de madera medio chambona con ‘apple’ escrito en la madera cauterizada con unh cautín. la diferencia es que la tarjeta madre ya venía armada
como nota aparte, quieren leer o averiguar sobre historias medio raras sobre gente involucrada en la historia de la computación, o en este caso, relacionada con los videojuegos? Mbusquen la historia de american macgee. resulta que ése es el nombre del tipo, no el nombre de una editorial. y los juegos del tipo son reconocidos en el medio por su creatividad y esu estilo, pero su historia es bastante arrevesada (del tipo que lo de ja a uno.. wtf?)
y nuevamente, no es que ellos se hayan inventado las pantallas ni los teclados. la cuestión es que si empresas de esa época no sobrevivieron hasta hoy no las recordamos. simplemente sacaron ‘su’ versión, así como las otras compañías sacaron la versión de esas compañías
https://www.youtube.com/watch?v=Hzyw6W_njls
otros pie de nota. lo único que hizo bill agtes como programador fue el juego ‘donkey’. lo de la pantalla vertical, pese a que apple tuvo y tiene la costumbre de patentar como suyo l que hacen otros (“Raskin pensaba que Jobs era un ególatra, un pésimo gerente, un
maltratador, que no sabía mucho porque ni siquiera era ingeniero y que
lo único que hacía era absorber como una esponja las ideas de los demás”.. y tomsarse el crédito por ellas, cuando los otros se las mostraban ya hechas..).. la idea de pantalla vertical también fue copiada del xeros, que puso la pantalla vertical para que se asemejara al tamaño y la forma de una hoja tamaño carta; para que al editar texto, se viera como se vería en la hoja impresa
editado: no voy a pretender que el sujeto me caía bien (ni podría, no hay hipocresía suficiente para disimular que el tipo me parece el equivalente a un culebrero que vende porque quienes le compran no tienen idea de qué alternativas existen o si cualuierpelagato que les venda aceite de culebra creen que es lo máximo porque le dijeron que era milagroso.. y eso que ni el mismo tipo sabía fabricar su propio aceite de culñebra, en cambio manejaba como negrero a quienes lo fabricaban). pero pese a que el sujeto ya tuvi su época y ya murió.. las costumbres se mantienen. el equipo falló porque el sujeto estaba ás interesadoe n cómo se veía, así que porque la caja se viera ‘bonita’ según él, no importaba quitarle el disco o memoria que necesitaba para funcionar, o el ventilador para que simplemente no se dañara haciendo sus tareas básicas. pero irónicamente, la gente olvida la historia.. y hoy en día salen un poco de fanboys dicendo que quitarle todos los puertos aun computador, que para quitarle un milímetro de grosor hay qué quitarle más cosas, que dejarlo con un procesador de gama media como tope de línea, que una ‘touch strip’ es más funcional que una pantalla touch, que quitarle el enchufe de audífonos ‘es innovador’. y eso, después de haber pasado por esa historia.. pero la gente suele olvidar la historia. así como la gente olvidaba que por hacerlo tan delgado, pero con malos materiales, el aparato se doblaba, así los otros no se doblaran teniendo un grosor similar
editado 2: por cierto, en cuanto a memoria.. el commodore 64 saca su nombre de ahí. 64k de memoria. el atari 2600, el que popularizó los videojuegos? 128 BITES de ram. no 128k, ni siquiera 1 k. menos de la quinta parte de 1k, y con eso se popularizaron los videojuegos. por cierto, el commodore 64 es posiblemente el modelo de computador más vendido en la historia