Como parte de su operación y ante los avances tecnológicos que generan que muchos productos tengan que ser renovados con más frecuencia, muchas empresas terminan acumulando activos que no aportan ningún valor y que, por el contrario, terminan convirtiéndose en un gasto para la compañía.
Se estima que mantener activos improductivos tiene un costo anual para las empresas que es cercano al 35% del valor del activo. Este tipo de costos incluyen el almacenamiento de los activos, la manipulación física y el control administrativo, entre otros.
Una de las alternativas de las compañías para deshacerse de sus activos en desuso es ponerlos en venta mediante subastas. De esa forma la empresa se evita la tarea de buscar un comprador y adelantar un proceso de negociación.
Desde hace menos de una década en Colombia se pueden realizar estas ventas de activos a través de subastas electrónicas, un sistema que le asegura a la empresa vendedora conseguir el mejor precio posible por sus activos, al tiempo que hace más transparente el proceso de venta.
A través de las subastas electrónicas una empresa puede salir de activos como vehículos, tecnología obsoleta, muebles, chatarra, residuos industriales o inmuebles, entre muchos otros activos.
De acuerdo con Helena Balcázar, gerente general de Superbid en Colombia, una subasta electrónica puede tomar entre cuatro y cinco semanas, empezando desde la documentación de los activos, hasta el pago y retiro de los activos.
Superbid es una de las empresas especializadas en este tipo de subastas en Colombia, la cual llegó al país hace menos de una década, cuando el mercado de subastas electrónicas en el país era inexistente.
Balcázar asegura que aunque las subastas que realiza la firma aún permiten que los participantes hagan ofertas en el lugar en el que se está llevando a cabo la subasta, casi la totalidad de los participantes hacen sus propuestas económicas a través de internet, lo que muestra el cuan beneficioso es para los participantes llevar a cabo este proceso a través de medios electrónicos.
Imagen: Miguel Tejada-Flores (vía Flickr)