Mejor no diga “gracias” ni “por favor”: esto cuesta en dólares ser decente con ChatGPT

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La cortesía no solo es una virtud; ahora también representa un gasto millonario, pues decir “por favor” o “gracias” a ChatGPT puede parecer un gesto inofensivo, ya que según Sam Altman, CEO de OpenAI, este tipo de amabilidad tiene un costo real; decenas de millones de dólares en electricidad.

El comentario, hecho en tono ligero en la red social X, revela una verdad más profunda sobre el funcionamiento de los sistemas de inteligencia artificial. Cada interacción, por pequeña que parezca, implica un proceso técnico y energético detrás que no es precisamente gratuito.

Aunque Altman se refería con humor a las expresiones educadas, su afirmación llama la atención sobre el alto consumo energético de las IAs. La cortesía digital, como cualquier otra orden procesada por los servidores, requiere recursos para interpretarse y responderse.

Según un estudio de Epoch AI, una sola consulta al chatbot consume alrededor de 0,3 vatios-hora. Puede parecer poco, pero si multiplicamos eso por los 300 millones de usuarios semanales activos, las cifras escalan rápidamente a dimensiones preocupantes.

De hecho, se calcula que solo ChatGPT podría consumir más de 1.000 gigavatios-hora en un año, una cifra comparable al consumo energético de ciudades enteras. Y eso sin contar otras IAs o servicios digitales populares.

No solo electricidad, también mucha agua

Además de energía, estas plataformas demandan cantidades notables de agua. El Instituto de Ingeniería de España estima que cada 10 a 50 consultas requieren alrededor de 2 litros de agua para mantener refrigerados los sistemas que hacen funcionar a modelos como ChatGPT.

El proceso de enfriamiento es vital para que los servidores no colapsen ante la carga computacional. Así que cada vez que alguien dice “gracias”, no solo se gasta electricidad, también se evaporan unos cuantos mililitros de agua.

Estos datos refuerzan una preocupación global: la tecnología que usamos a diario, por más intangible que parezca, tiene un impacto físico y ambiental innegable. La comodidad digital viene acompañada de un precio oculto.

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Ahora bien, más allá del costo, hay quienes defienden que la cortesía no solo es buena educación, sino también buena estrategia. Según expertos de TechRadar, los prompts bien redactados y educados suelen obtener mejores respuestas de los modelos de lenguaje.

Claro, esto no se debe a que la IA valore las buenas maneras, sino a que los mensajes claros, estructurados y completos facilitan la interpretación del sistema. Pero si decir “por favor” ayuda a obtener una mejor respuesta, quizás valga la pena pagar el costo energético.

A fin de cuentas, mantener la educación —aunque sea con una IA— podría ser más beneficioso de lo que pensamos. Tal vez en el futuro, cuando las máquinas cobren conciencia (si es que eso llega a pasar), recordarán quién fue amable con ellas.

Imagen: Archivo ENTER.CO

Digna Irene Urrea

Digna Irene Urrea

Comunicadora social y periodista apasionada por las buenas historias, el periodismo literario y el lenguaje audiovisual. Aficionada a la tecnología, la ciencia y la historia.

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